El lado menos malo del coronavirus: bajan las emisiones de CO2 en el planeta

  • Las mayores fuentes de emisiones de CO2 se derivan de combustibles como el petróleo, el gas y el carbón

  • La crisis coronavirus está reduciendo las emisiones de CO2 más que cualquier política

La caída de la actividad económica provocada por la crisis del coronavirus está reduciendo temporalmente las emisiones de carbono. Y no solo en China, sino también en otros países debido al cierre de muchas fábricas y la caída el consumo de combustible.

Empecemos con algunos datos. 2019 ha sido uno de los años más cálidos desde que se tienen registros, la temperatura media del planeta ha subido 1,1 grados en comparación con los niveles preindustriales. El aumento de temperatura en gran medida es debido a la emisión de gases de efecto invernadero, de los que el principal es el dióxido de carbono (CO2) y la mayor fuente de emisión se deriva de combustibles como el petróleo, el gas y el carbón.

Si bien es cierto que en 2019 se ha producido un estancamiento de emisiones respecto de años anteriores, con un incremento de un 0,6% respecto de 2018 (en 2018 crecieron un 2,1% y en 2017 un 1,5%), está claro que no es suficiente y hace muy difícil cumplir con el pacto climático firmado en el Acuerdo de París.

Teniendo en cuenta que las principales fuentes de emisión de CO2 son los transportes de mercancías y personas, los procesos industriales (siendo la industria manufacturera la que más contribuye) y los incendios, es indiscutible que un país paralizado por la crisis del coronavirus verá reducidas sus emisiones.

Solo en China, uno de los más contaminantes y con el país prácticamente en cuarentena, desde que comenzó el brote de coronavirus el uso de carbón y petróleo crudo ha caído en torno al 25% en comparación con el mismo período en 2019, el equivalente al 6% de las emisiones mundiales durante el mismo período y las concentraciones de dióxido de nitrógeno han disminuido en un 40% según los datos del satélite Sentinel-5P.

Estos datos han alertado a los activistas que reclaman a los gobiernos que actúen con la misma urgencia sobre el clima que sobre el coronavirus ante la evidencia de que la crisis de salud está reduciendo las emisiones de CO2 más que cualquier política.

Siguiendo los consejos de los diferentes gobiernos, se ha reducido al mínimo el uso de medios de transporte con el cierre de colegios y universidades, el fomento del teletrabajo y la cancelación de los viajes de ocio. Como ya sucedió con el Mobile World Congress en Barcelona, se han suspendido numerosos eventos internacionales que generalmente atraen a decenas de miles de visitantes y requieren el uso de avión para transportar a los participantes. Estas medidas han supuesto solo en febrero una disminución del tráfico aéreo mundial en un 4,3%. Según la web Flightradar24, solo durante un período de tres semanas en China los vuelos diarios disminuyeron de más de 15.000 a apenas 2.000.

Pero todas estas ganancias climáticas, que hasta ahora sólo en China se estiman en unas 200 megatoneladas de CO2, podrían ser de corta duración si cuando las fábricas reabran aumentan la producción para compensar los meses perdidos.

Los analistas dicen que es posible que las medidas adoptadas contra el coronavirus puedan conducir a la primera caída de las emisiones mundiales desde la crisis financiera de 2008-09, aunque estiman que es demasiado pronto para saber si el coronavirus empujará las emisiones globales de CO2 hacia el camino descendente que se necesita. Por una parte, dependerá de de hasta qué punto se propague el brote y por otra, de si los efectos económicos se prolongan.

Corinne Le Quéré, profesora de ciencias del cambio climático en la Universidad de East Anglia, deja claro que hasta ahora “la crisis solo puede retrasar el crecimiento del CO2, pero no revertirlo, no obstante, una desaceleración ayuda a ganar tiempo para actuar: avances tecnológicos, menores precios de las energías renovables y más presión pública sobre los gobiernos para que cambien de rumbo”.