{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Mientras el incendio de Bejís, en Castellón, continúa extendiéndose con una virulencia y una potencialidad “extrema”, impulsada por el viento cambiante, –principal enemigo–, en Vall d’Ebo, Alicante, la situación evoluciona favorablemente. La lluvia caída ayer fue providencial para lograr darlo por perimetrado y los vecinos han podido volver a sus casas, aún con el miedo en el cuerpo. Hoy, los bomberos han trabajado en reproducciones del fuego en la zona de Balones y Benimassot, donde había varios puntos calientes.
En el reencuentro tras volver a su hogar, los afectados se han fundido en abrazos para celebrar que, pese a todo, están ya a salvo. Todavía conmocionados, mirando con suma tristeza el panorama desolador dejado por las llamas, reflexionan con pesar sobre lo acontecido: “Nos hemos salvado de milagro” coinciden en afirmar, conscientes de la magnitud del incendio y sus estragos.
“Hay más quemado de lo que me pensaba”, cuenta un vecino, mientras algunos no podían evitar dejar caer las lágrimas en su desconsuelo.
El casco urbano de Alcalá de la Jovada se ha salvado. También el de Beniaia, pero sus vecinos tienen mucho que lamentar: “Estamos nerviosos. No podemos dormir”. “Nos ha quemado todos los campos”. “Las cuadras se han quemado; están hechas cenizas”, cuentan. Además, están muy enfadados porque aseguran que, sobre todo al principio, “no vino nadie”. Fueron los vecinos que decidieron quedarse los que evitaron que el fuego llegara a las viviendas.
La devastación en enseres y paisaje es evidente: un desastre de más de 11.000 hectáreas, donde se ha conseguido salvar los núcleos urbanos, pero que obligará a muchos de sus habitantes a replantearse el futuro.
El verano está resultando nefasto en materia de incendios forestales. Solo España concentra el 40% de las hectáreas arrasadas por el fuego en Europa, y este año, la labor de los medios aéreos, como los terrestres, lo están notando también. Está siendo el más duro de los últimos años para el grupo 43 del Ejército del Aire, el dedicado a la extinción de incendios. En lo que llevamos de año ya han participado en 132 fuegos y en algún momento han llegado a estar en seis al mismo tiempo.
“En 50 años de vida de esta unidad no se habían visto incendios de una magnitud como la que hemos visto este año”, ha señalado Margarita Robles, ministra de defensa.