¿Cuáles son los mitos más arraigados de Halloween?

  • La noche de Halloween es la más misteriosa del año: en ella el mundo de los vivos y el de los espíritus se conectan, una creencia que trae de la mano todo tipo de mitos y costumbres

  • Desde la decoración con calabazas hasta los disfraces, pasando por el 'truco o trato' o el reparto de caramelos a los niños, cada cultura aporta distintos matices

  • ¿Qué es el Samhain y por qué se relaciona con Halloween?

La noche de Halloween es, quizás, la más terrorífica del año, pero también una de las más mágicas y místicas de nuestro calendario. De origen celta, esta festividad marca el único momento del año en el que los vivos y los muertos pueden entrar en contacto, fundiéndose ambos mundos durante unas horas. Esto, claro está, tiene su parte buena y, potencialmente, su parte mala: si bien podemos estar más cerca de aquellos seres queridos que ya no están entre nosotros, también abrimos la puerta a esos 'espíritus malvados' que pueden venir a molestarnos. Por eso muchas de las tradiciones y mitos de esta noche tienen que ver con la idea de ahuyentar a los malos espíritus (por ejemplo, a través del maquillaje de terror) y, al mismo tiempo, agasajar a los buenos, algo muy frecuente en las costumbres asociadas a Halloween y al posterior Día de Todos los Santos en países latinoamericanos. ¿Cuáles son los mitos más arraigados de Halloween?

Los mitos más arraigados de Halloween

Cuando hablamos de mitos nos referimos a esas historias fabulosas que, de generación en generación y, especialmente de forma oral, van construyendo un relato simbólico y muchas veces mágico acerca de algún evento. El ejemplo más claro lo tenemos en la mitología griega o la romana, en las que las acciones y vicisitudes de los dioses se traducen en consecuencias tangibles y terrenales. Se trata de una forma de aproximarnos a una explicación desde lo espiritual, supliendo la carencia de respuestas y las limitaciones del conocimiento racional.

En realidad, la noche de Halloween es un mito en sí misma, rodeada de otros mitos complementarios que hacen cada vez más rica y compleja su celebración en todo el mundo. A ella se le asocia la existencia de una especie de puente entre dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, en la que lo terrenal se mezcla con lo espiritual, con todo lo bueno y lo malo que ello implica. Todas las costumbres asociadas a esta festividad beben, en mayor o menor medida, de una raíz única que es la de este mito antiguo, tan presente aún a día de hoy en distintas culturas repartidas por todo el mundo.

Con el paso del tiempo, algunas de las costumbres más internacionalmente arraigadas se han vuelto algo más banales pero, en esencia, siempre encontramos un anclaje de gran peso espiritual que las explica. Estas son algunas de las costumbres y mitos más comunes en torno a la noche de Halloween:

  • Decorar con calabazas. La costumbre de decorar con calabazas llegó a Estados Unidos (y, desde allí, de vuelta a Europa y a otros lugares del Planeta) a través de los emigrantes irlandeses que llegaron a este país en el siglo XIX. La llamada Jack-o'-Lantern (o 'el farol de Jack', una calabaza hueca con una vela dentro) tiene que ver con la muerte de Jack, un personaje popular que, según la leyenda (que cuenta con muchas versiones), logró engañar al diablo y obligarle a no llevarse su alma jamás. Lo malo de este pacto es que, cuando Jack murió, dado que había sido un personaje malvado, no se le permitió la entrada en el Cielo, y tampoco en el Infierno. Su condena fue verse obligado a vagar en la oscuridad eternamente con la única ayuda de una brasa que le arrojó el diablo (eso sí, con luz eterna) y que éste introdujo en un nabo para protegerla. Como en Estados Unidos no se cultivaban nabos (o, al menos, no especialmente), se sustituyó este vegetal por la calabaza.
  • Disfraces terroríficos. El uso de disfraces terroríficos y, en general, de toda clase de decoraciones diseñadas para asustar, tiene que ver con la idea de ahuyentar a los malos espíritus. Se trata de una forma de engañarles, haciéndonos pasar por ser malvados para evitar que entren a nuestras casas, haciendo uso de su misma apariencia y convirtiéndonos así en espejo de su propia maldad. Con el tiempo esta costumbre se utilizó también para asustar a familiares y amigos (o enemigos), imitando los atributos de los espíritus del mal. Este fenómeno, en las islas británicas, se denomina mumming: se trata de la práctica de disfrazarse, a menudo con una máscara, para visitar casas ajenas y asustar a sus habitantes, a veces a cambio de dulces, caramelos o comida en general. Nos encontramos así con el origen probable de otra de las grandes tradiciones de Halloween: el 'truco o trato'.
  • 'Truco o trato' o 'Dulce o truco'. El origen de la costumbre de disfrazarse y pedir dulces o caramelos en las casas puede encontrarse en la generalización del mumming, pero existen otros motivos por los que las casas se llenan de dulces durante la madrugada de Halloween: en muchas culturas se preparan alimentos apetecibles para agasajar a los espíritus buenos y atraerles. Así, el dulce serviría como 'soborno', de un lado, para expulsar a los malos, y como premio, de otro, para atraer a los buenos. El truco sería la amenaza (hoy en día, simbólica) de causar un mal si no se entrega un dulce a quien aparezca disfrazado ante tu puerta. De hecho, los celtas tenían la creencia de que un espíritu maligno iba de casa en casa durante la noche de Samhain o Halloween pidiendo ‘truco o trato’ y, si el trato no se cerraba, el espíritu haría un 'truco' maldiciendo a los habitantes de esa casa.