Se cumple un año de la muerte de Verónica Forqué: la importancia de la salud mental

Este 13 de diciembre se cumple un año del fallecimiento de la actriz Verónica Forqué. La intérprete se quitó la vida en su domicilio de Madrid y su muerte puso en primer plano la importancia de la salud mental.

El mundo de la cultura se quedó en shock tras la muerte de la actriz a los 66 años, que era sin duda una de las actrices más queridas de su generación.

Verónica Forqué padecía depresión

Forqué, hija del director y productor José María Forqué y de la escritora Carmen Vázquez-Vigo, se estrenó como actriz en el cine en 1972 a la edad de 17 años y en la película de Jaime de Armiñán 'Mi querida señorita'.

No obstante, el éxito le llegó en la década de los años 80, de la mano del director Pedro Almodóvar, con quien dio vida a Cristal en la película '¿Qué he hecho yo para merecer esto?'. Esto le abrió la puerta a trabajar con otros reconocidos cineastas españolas en la siguiente década.

Sin embargo, detrás de todos los éxitos de la artista, se escondía su enfermedad mental. La actriz padecía una depresión que se vio agravada con las pérdidas que sufrió durante su vida. Verónica Forqué lloró la muerte de sus padres y la de su hermano, siendo esta última la que más le marcó y le hizo adentrarse en una complicada depresión, de la que la actriz había hablado públicamente sin tapujos.

Verónica Forqué, la primera mujer en ganar dos Goya en la misma ceremonia

Verónica Forqué fue la primera intérprete femenina en ganar dos premios Goya en la misma ceremonia. Este hito solo lo consiguió casi 30 años después, en 2017, la actriz Enma Suárez.

Ya en los años 90, comenzó a colaborar con Manuel Gómez Pereira en 'Salsa Rosa' o en '¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?'. En 1993 obtendría su cuarto Premio Goya por su papel como protagonista en 'Kika', de Pedro Almodóvar.

Mientras que en los escenarios destacaron interpretaciones como su papel en la obra de José Sanchís, '¡Ay, Carmela!', también cabe destacar que en la última etapa se reinventó como directora escénica, poniéndose al frente del montaje de la obra 'Adulterios', de Woody Allen, en 2009.

Fue muy popular también para los españoles a través de sus papeles en series de televisión como 'Ramón y Cajal' (1982), 'Eva y Adán', agencia matrimonial (1990-1991) y 'Pepa y Pepe' (1995) o en 'La que se avecina'.