Rescates

El grupo de montañeros que alertó del alud de Panticosa desenterró a tres personas mientras llegaban los servicios de rescate

Parte del equipo de rescate tras el alud en la zona del balneario de Panticosa (Huesca). Europa Press
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La tragedia vivida en Panticosa con tres muertos y una mujer herida tras verse arrastradas por un alud de nieve en el pico Tablato ha conmocionado al mundo del montañismo. El alud sepultó a cuatro de los seis miembros de una expedición que practicaba esquí de montaña en las inmediaciones.

Se trataba del irundarra Eneko Arrastua y una pareja de Zaragoza que fallecieron en el acto. El recuerdo del rescate sigue aún muy presente entre los miembros del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil en Jaca. El teniente Baín Gutiérrez explicó a ‘El Diario Vasco’ cómo fue el operativo.

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Recibieron la primera alerta a las 13:00 horas. “Recibimos un aviso de avalancha importante, de grandes dimensiones, cerca del balneario de Panticosa. Nos llegó una alerta de una de las personas que iban en el grupo afectado, y otra de unos montañeros que vieron el alud. Lo primero que sabemos es que hay cuatro personas sepultadas bajo la nieve, pero no tenemos más información”, recuerda el teniente al citado diario.

"Los primeros 15 minutos sepultado son vitales para una persona"

Fue entonces cuando se movilizaron los miembros del GREIM de Panticosa, los más cercanos, pero conocidas las dimensiones del alud, se solicitaron refuerzos a los grupos de Jaca y Huesca. El teniente Gutiérrez recuerda que los primeros 15 minutos son vitales. “Los primeros 15 minutos sepultado son vitales para una persona. Después, las posibilidades de sobrevivir se reducen un 90%. Pero hay veces que no podemos llegar tan rápido. Primero se activó al GREIM de Panticosa, quienes hicieron la avanzadilla lo antes posible. Después se solicitó el refuerzo de otras unidades”, ha contado al citado medio el teniente.

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En esas situaciones en las que pueden tardar en llegar los equipos de rescate, la participación de los presentes es fundamental. “El grupo de montañeros que dio el aviso desenterró de la nieve a tres personas que quedaron sepultadas. Una de ellas estaba ilesa y las otras dos habían fallecido”, cuenta Gutiérrez.

 A la complejidad propia del rescate de montaña hubo que añadir una dificultad extra: la falta de cobertura. Tal y como recuerda el teniente, el grupo de montañeros que vio el alud tuvo que desplazarse a otro lugar con señal para poder dar el aviso. Eso complicó aún más la situación porque no pudieron comunicarse correctamente ni tampoco con el helicóptero.