Almadrabas: el atún no entiende de coronavirus

  • Las almadrabas preparadas para capturar el atún rojo con todas las medidas de seguridad

  • Ultracongelarán sus capturas a la espera de que pase la pandemia

Sesenta, sesenta y sesenta. En esas tres cifras resumen los almadraberos la campaña de atún en el Estrecho. Sesenta días de cala, sesenta días de pesca y sesenta días de leva. El atún no entiende de coronavirus, así que como cada año, llegando estos días, está punto de entrar en el Estrecho. Saben que es ahora o nunca, y han trabajado, tomando todas las precauciones, para que un año más sea ahora, a finales de abril, cuando los primeros atunes caigan en su copo.

"Somos positivos, somos luchadores, nos estamos jugando el físico este año, pero estamos bien de ánimo", comenta Pedro Muños, gerente de la almadraba de Barbate. "Hemos trabajado más horas, más días, con mucha precaución. Por ejemplo, un barco que lleva ocho marineros lo dejas con cuatro para guardad su distancia. Qué es lo que pasa, que un barco con la mitad de marineros cala la mitad de red. Ha sido más lento, más costoso, pero lo hemos conseguido".

"Somos positivos, somos luchadores, nos estamos jugando el físico este año, pero estamos bien de ánimo"

Muñoz, un hombre curtido en la almadraba, que trabaja mano a mano con sus hombres, espera junto a ellos el momento de la primera levantá.

"El día en que sea sólo depende del atún, de cuándo quiera entrar", señala. "El atún no pasa siempre el mismo día, ojalá lo supiéramos. Te puede entrar el día uno de mayo, o el siete, o el veintiséis de abril. A partir del veinte de este mes todo debe estar preparado".

Y lo está. La pesquería del atún rojo es la más controlada del mundo, así que los inspectores y observadores, que supervisarán las cuatrocientas nueve toneladas de capturas que tiene de cupo su almadraba, hacen ya cuarentena en sus casas. Una vez lleguen a Barbate para hacer su trabajo, no se moverán de la ciudad.

"No podemos bajar la guardia, aqui nadie trabaja sin sus guantes, sus mascarillas, sus pantallas"

"No nos la podemos jugar", dice Pedro Muñoz. "Ya están haciendo la cuarentena, y cuando lleguen aquí se quedan hasta que termine la pesca. Se les pone su apartamento aquí, y como en Barbate no hay ningún caso, los cuidamos y ya está".

También han tomado todas las precauciones, para un momento que este año será, no cabe otra, distinto al de otras levantás.

"No podemos bajar la guardia, aquí nadie trabaja sin sus guantes, sus mascarillas, sus pantallas", enumera. "A la hora de jalar las redes en el barco de la sacada, donde normalmente están los hombres pegados, hemos puesto unas maquinas con polea para ir jalando, y en vez de ir veinte tíos en el barco, se pondrán ocho".

"No sabemos lo que va a pasar. Lo que sabemos es que el atún pasa en sus fechas y si no lo pescas lo pierdes, y hay que pescarlo"

Si nada cambia, y los atunes no se pueden llevar a puerto, un barco factoría, cuya tripulación también ha pasado por una cuarentena, congelará las capturas a sesenta grados bajo cero en la misma almadraba. Hasta aquí un trabajo perfecto, como el que siempre hacen los almadraberos, atún rojo de primera calidad, cuidado hasta el más mínimo detalle. La duda es a quién se lo venderán.

"El comercio está cerrado a cal y canto y no sabemos si vamos a poder vender el pescado, y a qué precio", cuenta Pedro Muñoz. "Eso lo tenemos claro, nos la vamos a jugar a pescarlo, lo vamos a ultracongelar, y vamos a esperar a que se solucione esto. No sabemos lo que va a pasar. Lo que sabemos es que el atún pasa en sus fechas y si no lo pescas lo pierdes, y hay que pescarlo".