El asesino de la catana se 'sanó' gracias a una carta de otro preso

José Rabadán era un joven de 17 años cuando asesinó con una catana a toda su familia. Sin embargo, el joven recibió en prisión una carta que le "sanó" y le ayudó a reinsertarse en la sociedad.

Un recluso del Centro Penitenciario de Villahierro decidió ponerse en contacto con Rabadán después de que este cometiera el triple asesinato, que acabó con la vida de sus padres y su hermana. 'El asesino de la catana' estaba entonces preso de la cárcel de León cuando el otro recluso se interesó por su caso y le recomendó que ingresara en la Iglesia Evangélica.

Un cambio radical

Rabadán aseguró en un documental que esta carta supuso un antes y un después en su vida. El joven, se escudó entonces en la fe evangélica y dejó de ser "un enfermo", según ha declarado. Acudió a la iglesia evangélica que se dedicaba a la rehabilitación de presos, la Asociación Evangélica Nueva Vida y comenzó su proceso de reinserción en la sociedad.

Cuando Rabadán cumplió su condena (seis años en un centro de menores) y comenzó su vida junto a la hija de un pastor evangélico, con la que se casó y tuvo una hija. El joven conoció a su mujer cuando aún estaba en la cárcel gracias a la asociación y ahora vive dentro de está comunidad evangélica en Cantabria. Desde entonces trabaja como bróker de Bolsa y es sumamente religioso.

También recibía cartas de fans

Al ingresar en el centro de menores de Las Moreras en Murcia, recibió otro tipo de cartas menos esperanzadoras y es que este joven fue considerado un héroe por multitud de jóvenes y adolescentes que le declaraban su admiración, a través del correo. Entre estos fans se encontraban las dos jóvenes que mataron a una compañera de clase en San Fernando (Cádiz) en 2002.

Con una de sus fans, Verónica Jiménez, llegó a tener encuentros vis a vis y hasta planeó casarse con ella.

Un crimen atroz siendo adolescente

Rabadán fue conocido por haber matado a sus padres y a su hermana pequeña con una catana porque deseaba vivir solo. El joven acabó con la vida de sus progenitores asestándoles con suma violencia golpes y acuchillándolos con el arma, para acabar finalmente con su hermana de 11 años, que tenía síndrome de Down. Entonces declaró que lo había hecho de buena fe para evitar que la pequeña no sufriera al quedarse sola en este mundo.