"Las que quedan, para mi familia": a la búsqueda de mascarillas para el coronavirus

  • Periplo por Conil de la Frontera en busca de las preciadas mascarillas

Una cifra alfanumérica ronda nuestra cabeza: FFP2. Es la segunda de las tres categorías de mascarillas filtrantes, que pueden en encontrarse en la calle. La FFP1, destinada a protegerse del polvo nada puede hacer para impedir la transmisión de un virus. La FPP2 es la primera capaz de detenerlos en un entorno de bajo o medio riesgo. Con la FFP3 la protección es máxima, pero sólo se usan en entornos muy específicos, y son muy escasas. FPP2, esas son las siglas más realistas a la hora de ponernos a buscar una mascarilla.

Conil de la Frontera, Cádiz. Nuestra primera parada es la farmacia Pocito Blanco. La farmacéutica habla por teléfono. Al otro lado de la línea alguien que sale de viaje le pregunta por mascarillas. "Nada, que como me habías preguntado por las mascarillas, nada, las mascarillas están agotadas", responde a su clienta. "Me pedían mascarillas", nos cuenta. "Salen de viaje, y ya se está creando una psicosis, y la gente quiere tener mascarillas en casa por lo que pueda pasar. No sé por dónde va a salir esto. Desde que salió el virus en Wuhan ya no hay mascarillas".

"Ya se está creando una psicosis ,y la gente quiere tener mascarillas en casa por lo que pueda pasar. No sé por dónde va a salir esto. Desde que salió el virus en Wuhan ya no hay mascarillas".

Descartadas las farmacias, otra posibilidad son las ferreterías industriales, esos sitios donde se puede encontrar de todo. En sus estanterías pueden encontrarse mascarillas FFP1. Ni rastro de las FFP2.

"No hay", nos dice José leal, uno de los propietarios. "Pero vamos, se pueden pedir. Por aquí no ha venido nadie preguntando por mascarillas para el virus, salvo ustedes", añade. "No están diciendo la cuarta parte de la mitad", interviene una clienta. "Yo soy asmática, como yo lo coja, imagínate".

Nuestra siguiente parada un bazar chino. Cabría pensar que a estas alturas las hubieran enviado a su país, pero las hay. "Por ese pasillo, al fondo a la derecha", nos dice la dependienta. Y allá vamos. Lo que nos encontramos son otra vez las FFP1, y otras de las que ni siquiera figura la categoría. Alrededor de ellas un grupo de cuatro jubilados franceses sopesando unas y otras, en busca de algo que les proteja.

"Son para pasar la frontera", dice uno de ellos. "Llevamos ya dos meses aquí, desde enero, y volvemos a Francia. En Francia ya no hay", cuenta otra. Y se deciden por las más aparentes."Esperemos no necesitarlas", confían.

De vuelta a la caja, hay revuelo. La propietaria, que afirma haber pasado el fin de año -no dice si el occidental o el chino- en su país, intenta convencer a los posibles compradores. "Esas -las FFP2- son para médicos. Para nosotros, las personas, con tapar no pasa nada. Porque médicos todo el día con la enfermedad. Nosotros por un ratito no pasa nada". Las risas de los clientes son nerviosas. Ella intenta aclarar: "Cuando yo estuve en China me pase dos semanas en la casa sin salir, y cuando volví a España, también dos semanas en la casa".

"Cuando yo estuve en China me pase dos semanas en la casa sin salir, y cuando volví a España, también dos semanas en la casa".

Como lo del "ratito" y el "con tapar no pasa nada" no lo tenemos demasiado claro, volvemos a nuestra búsqueda. Se nos ocurre que, a lo mejor, podamos encontrarlas en una cooperativa de agricultores.

"A nosotros no nos piden mascarillas", cuenta Bartolomé, el encargado. "Todavía está la cosa tranquila, pero yo sí le escucho al representante que viene, que a ellos les han pedido cantidades enormes de mascarillas por todos lados: nosotros vendemos aquí las FPP1 pare el polvo y estas FPP2 para los insecticidas". Y nos enseña una mascarilla de aspecto industrial que sí podría valer para nuestro propósito. Inconvenientes, su tamaño, y su precio, casi 29 euros.

"Las que quedan, para mi familia"

Es una opción, pero volvemos a coger al coche tratando de encontrar algo más discreto. Ya no sabemos dónde buscar, cuando una pequeña ferretería aparece en el arcén. Preguntamos por mascarillas, y nos sacan una caja de diez. Para nuestra sorpresa, ahí está la clave que andamos buscando:FPP2. La propietaria no ha oído hablar de lo que pasa en Italia. Se lo contamos mientras pagamos la caja. Al oírlo mira para las que restan. "Las que quedan, para mi familia", dice.