Cada verano encontramos la misma imagen en las calas de las islas de nuestro país: bañistas casi hacinados, multitud de barcos en el agua, atascos en los aparcamientos… En Mallorca no cesa la polémica sobre la saturación turística. Unos visitantes que ven las fotos en internet antes de aterrizar, pero que después se encuentran una imagen completamente distinta.
El interés suscitado por las playas y sobre todo por las calas, ha ido aumentando en los últimos años. De esto tienen parte de responsabilidad las redes sociales, esos selfies en lugares paradisíacos que han provocado que intentar encontrar un hueco en estos sitios idílicos sea una tarea a veces imposible.
Mallorca es una de las islas más perjudicadas. Caló des Moro, Cala s’Almonia o Cala Llombards son algunos de los lugares que han sufrido la masificación: no solo en la arena, donde se dificulta la tarea de colocar la toalla, sino también en el mar. Decenas de barcos de larga y corta eslora fondean en la cala. La entidad ecologista Mallorca Blue denuncia que restaurantes ocupan sin autorización parte de estas calas, que las embarcaciones arrancan la posidonia, y que la suciedad que dejan los que visitan estos lugares luego termina en el mar. Señalan con un vídeo como ejemplo de una cala que 3.000 bañistas ocupan el 10% de la cala mientras que 80 barcos, el 90%.
Todo es cuestión de moda, aunque las fotos que atraen a los turistas han quedado anticuadas y no muestran la realidad…