La caza furtiva en África: amenaza animal y de seguridad antiterrorista en el continente

  • Este comercio ilegal amenaza la supervivencia de 300 especies animales y obtiene beneficios similares al del tráfico de drogas y de armas

  • Estas redes criminales mueven entre 8 000 y 16 000 millones de euros al año

  • El comercio podría estar financiando a células terroristas como la que habría asesinado a los reporteros españoles

Unos días después de la emboscada mortal contra David Beriain y Roberto Fraile 'Informativos Telecinco' ha querido profundizar en el mercado negro de la caza furtiva que denunciaban con un nuevo reportaje en el continente africano. Este comercio ilegal amenaza la supervivencia de 300 especies animales y obtiene beneficios similares al del tráfico de drogas y de armas. También, podría estar financiando a células terroristas como la que habría asesinado a los reporteros españoles.

El kilo de marfil de elefante en polvo, 2.000 euros y el de cuerno de rinoceronte negro africano, de hasta 4 kilos de peso, unos 200.000 euros. Esas son las cantidades que llegan a obtener los cazadores furtivos por su venta en el mercado ilegal. Sus principales compradores están en el sudeste asiático y elaboran con ellos productos de su medicina tradicional.

Se han hecho muchos esfuerzos para disminuir la demanda, se ha llamado incluso a los líderes de la medicina tradicional china para que desmientan que este tipo de productos tienen propiedades, para que propongan alternativas. Son esfuerzos todavía en vano por su alta demanda y grandes sumas de dinero que se siguen pagando a estas redes criminales que mueven entre 8 000 y 16 000 millones de euros al año.

Tantos como el narcotráfico o la venta de armas. Contra ellos, como en una guerra que no copa portadas, unidades paramilitares. Los llamados 'rangers' como los que entrenaba en su fundación Chengeta el irlandés Rory Young, que acompañaba a los reporteros españoles y que también fue asesinado en la emboscada. De cuya autoría ha respondido un grupo yihadista del que no se descarta su relación con la caza furtiva como fuente de financiación.

Una matanza despiadada con un negocio ilegal que sigue creciendo y que se aprovecha también de la pandemia, sin la presión turística y mayor terreno para actuar, a la vez que se encuentra con menos oposición porque se asfixia la principal vía de financiación de los guardabosques.

Más dificultades ante un enemigo que cuenta con tentáculos entre funcionarios y aduanas y que, también, estaría utilizando como salida enmascarada respiro el comercio legal en continentes como Europa.