'Comando Burgaíllo': luchando contra la basura en la playa de Marisucia, en Cádiz

  • Todos los miércoles de agosto, a las ocho de la tarde, se citan para limpiar las playas en torno al Faro de Trafalgar (Cádiz)

  • Algas, ropa, colillas, preservativos, botellas, son algunas de las cosas que recogen de la arena

Si hay un nombre que no haga honor a una playa, es el de la playa de Marisucia, junto al faro de Trafalgar (Cádiz). Es una playa virgen, de arena finísima, con un sistema dunar de enorme valor, pero donde llegan todas las corrientes de la zona. Con ellas algas y todo tipo de objetos. De ahí su nombre, un nombre injusto, porque a pesar de todo eso, Marisucia es una playa limpia.

"Llevo aquí toda la vida y odio ese nombre, no me gusta nada", reconoce Elena. "No me parece justo para una zona que para mí es un paraíso que tenemos la suerte de disfrutar, pero al que su forma de bahía hace que le llegue mucha basura de otras partes, aparte del maltrato que le damos los bañistas".

Para que ese paraíso se conserve, desde hace tres semanas un comando armado de guantes, mascarillas y bolsas para recoger basura, pelea cada miércoles para librar a la playa de lo que llega por mar, y lo que dejan sobre ella los turistas. Es el 'Comando Burgaíllo'.

Es un paraíso al que su forma de bahía hace que le llegue mucha basura de otras partes, aparte del maltrato que le damos los bañistas

"Un día charlando dijimos: ¿Y si montamos un grupo para recoger la basura que deja la gente?, dice Elena. "Y lo montamos. Una de nosotras dijo: ¿Cómo podemos ponerle?, vamos a llamarle burgaíllo. Otra añadió lo de 'comando'. Un burgaíllo es lo que muchos conocen como bígaro".

"Cada vez somos más", cuenta Germán, monitor de paddle surf. "El primer miércoles fuimos más de treinta personas, el segundo más de cuarenta personas, y ahora mismo somos casi ochenta. De aquí a poco no cabemos". Personas como Mauricio y su hijo Mauro que, tras pasar el día en la playa, se preparan para recoger los residuos que otros dejarán sobre la arena.

"Somos casi todos amigos, de los que venimos siempre a la playa todos los años", explica Mauricio, mientras su hijo asiente a las palabras de su padre. Mauro, que solo tiene nueve años se suma también al comando: "Venimos aquí de las ocho hasta la nueve y media, y recogemos para que no se contamine el mundo, y no se mueran las plantas y los peces", cuenta mirando al suelo.

Recogemos para que no se contamine el mundo, y no se mueran las plantas y los peces

Hay trabajo que hacer. Hoy toca limpiar las dunas que rodean la playa, al otro lado de la carretera que lleva al faro de Trafalgar. En ellas encuentran de todo. Marta y Javier son de Zaragoza, pero aquí están, ayudando al 'Comando Burgaíllo'.

"Encontramos de todo, ropa, bañadores, calzoncillos, gomas de pelo, muchísimas colillas, hilos de pesca...", dice Marta. "Lo peor las colillas", afirma Javier. "Es algo muy pequeñito pero que es muy sencillo recoger en un vaso, y cuando llegas a casa las tiras", añade.

Hay enemigos un poco más grandes. Aquí también ha llegado el alga asiática, una especie invasora, que se acumula en la playa, y la llena además de pequeños insectos. "Es inaguantable", se indigna Germán. "El Estrecho entero está lleno de alga asiática".

Las bolsas se van llenando. Una gota de agua, en el mar de residuos que cada día dejamos en nuestras playas. Un pelea desigual, pero en la que estas personas no piensan cejar. Su sueño, que cada día antes del atardecer los bañistas se levanten de sus toallas y cada uno limpie su zona. Hecho eso podríamos aplaudirnos, dicen, y aplaudir con más motivo las puestas de sol.