Cómo poner el lavavajillas: consejos simples para ahorrar

  • Lavar los platos en el lavavajillas es más ecológico y económico que hacerlo a mano

  • No es necesario enjuagar los platos previamente bajo el grifo, pero sí hay que retirar los residuos de comida

  • Un buen lavaplatos dura más, consume menos energía y limpia de manera más efectiva

Lavar los platos en el lavavajillas es más ecológico y económico que hacerlo a mano. De hecho, cuando los lavamos a mano gastamos mucha más agua casi sin darnos cuenta y no conseguimos una higiene tan efectiva, pues el agua en la máquina alcanza temperaturas superiores a las que soporta la mano, favoreciendo la desinfección total.

Sin embargo, ¿sabemos cómo sacarle el máximo partido a este electrodoméstico? ¿Colocamos bien los cubiertos y las ollas? ¿Nos sale a cuenta intentar ahorrar unos euros en su compra? Intentaremos dar respuesta a estas preguntas y ofrecer una serie de consejos para obtener un buen lavado de nuestros cubiertos, pues a veces poner el lavavajillas es todo un desafío.

Cómo llenar el lavavajillas

Introduce las piezas que tengan más suciedad en el cesto inferior. Allí la presión con la que sale el agua es más potente y la suciedad se irá con más rapidez. Coloca las piezas de grandes dimensiones o con mucho volumen de manera inclinada para que el agua pueda escurrirse. La vajilla debe colocarse de manera que guarde su posición fija y no pueda volcar.

Lo ideal es meter los cuchillos en el cesto con el mango hacia arriba, los tenedores con el mango hacia abajo y las cucharas de ambas maneras. Si no quieres que los vasos, tazas y cacerolas se queden con restos y llenos de agua, colócalos siempre boca abajo. Distribuye la vajilla de manera que no obstruya el libre movimiento de los brazos de aspersión.

Retirar los residuos de comida de los platos antes de meterlos en el aparato

Recuerda eliminar los restos de comida de la vajilla antes de meterla. No es necesario enjuagar los platos previamente bajo el grifo porque gastaremos el doble de agua, pero sí hay que quitar los trozos grandes, porque el lavavajillas no es una trituradora de residuos. Si estos entran, se acumulan, tendremos mal resultado y lo pueden obturar. Se recomiendan las espátulas de goma para rascar la grasa muy difícil y arrastrar la porquería de platos y utensilios.

Adaptar a mis necesidades el tipo de lavaplatos

En el mercado a nivel doméstico existen diversas gamas, categorías y tamaños pero la clave está en su utilización. ¿Qué consume menos, poner un lavaplatos grande lleno a la semana o uno pequeño cada día con poca carga? Lo lógico es la que sea la primera opción. A una pareja sin hijos le puede resultar más económico ir colocando los platos en el lavavajillas y cuando este esté lleno, ponerlo en marcha. Tampoco debemos estar muchos días con los plato sucios dentro del aparato.

El mejor consejo es que cada cual adapte el lavado de platos a sus circunstancias y necesidades, teniendo en cuenta que siempre será más sostenible, eficiente y económico llenarlo dentro de los límites establecidos, que usarlo medio vacío.

No escatimar en la compra de un aparato: lo barato sale caro

La compra de un lavavajillas de calidad siempre sale a cuenta. Por una parte, un buen aparato dura más y consume menos energía; y por otra, también limpia de manera más efectiva. Si pudiéramos ver un lavaplatos con las paredes de cristal observaríamos cómo el agua llega a todos los rincones mucho mejor en un buen aparato de una marca reconocida que en uno de baja calidad. Además, los programas de lavado con más alta temperatura, consumen más energía. Para evitarlo podemos utilizar los llamados Eco, que consiguen el mismo efecto de limpieza con menos intensidad de calor y agua.

Sal y abrillantador del lavavajillas, detalles imprescindibles

Colocar la vajilla correctamente es importante para que los platos y vasos se limpien de manera efectiva, pero hay otros componentes esenciales: sal y abrillantador. La primera es necesaria para combatir la cal de agua y evitar que estropee tanto la vajilla como los conductos internos del lavavajillas. El segundo aporta brillo y reduce la cantidad de agua que nos queda sobre los platos acelerando el proceso de secado al final del lavado. Además, neutraliza el efecto del detergente si hubiera quedado algún residuo en el aclarado.

No introducir copas refinadas en el lavavajillas

Los vasos y copas se pueden poner en el lavaplatos siempre que estén espaciados y no se muevan porque podrían romperse topando unos con otros. En el caso de las copas finas es aconsejable no introducirlas, y optar por el lavado a mano porque al ser de cristal delicado corren más riesgo de dañarse.

Las marcas en forma de gotas que quedan en vasos y copas de cristal después del lavado no son solamente restos de cal, como muchas veces pensamos. También son restos de minerales del agua que podemos evitar utilizando agua osmótica libre de cal y mineral.

No usar detergente para lavar platos a mano

No es nada aconsejable que en el lavavajillas entre detergente destinado a lavar los platos a mano. Cada uno está concebido para su función específica y no tienen nada que ver el uno con el otro. Si nos damos cuenta del error y abrimos la puerta en pleno lavado para corregirlo, no perjudicamos al electrodoméstico, aunque tampoco es recomendable abrir y cerrar continuamente. Se pierde temperatura y tenemos un coste más alto en ese ciclo de lavado.

No introducir materiales que deben lavarse en frío o que sean muy delicados

El lavavajillas puede lavar todo tipo de materiales aunque debemos estar atentos a los consejos del fabricante con determinados tipos de utensilios. Por ejemplo en el caso de un molde para hacer pasteles que indique que debe lavarse en frío o con agua templada. La temperatura del agua en el lavavajillas es alta.

También hemos de prestar atención a las vajillas con dibujos o grabados, para que no desaparezcan por el efecto del calor del agua. Tampoco se aconseja lavar las tapas de las ollas a presión para que las gomas no pierdan efectividad, ni objetos delicados de porcelana que pueden fracturarse o menaje de hierro sin esmaltar.

Revisar los filtros y no utilizar productos abrasivos

Para limpiar el lavavajillas lo mejor es seguir las indicaciones del fabricante. Hacer un lavado mensual con el aparato vacío para mantenerlo en buen estado es una leyenda urbana. Cuando lavamos los platos la máquina ya se lava a sí misma. Lo que sí que debemos hacer es controlar que los filtros y difusores estén limpios, retirando los residuos que puedan ir a parar allí: films transparentes, trozos de comida, un palillo...

También podemos limpiar el interior de la cuba con un paño, pero nunca usar productos abrasivos como la lejía o el amoníaco, que podrían dañar el electrodoméstico y hasta puede llegar a perforarlo. Prohibido también el uso de estropajos metálicos porque rascan y rayan el acero inoxidable y pueden llegar a oxidar el lavaplatos y provocar una avería grave.