La app creada por un profesor que permite medir, coordinar y regular la carga de deberes

  • Las clases presenciales no son sustituibles por las clases online, que necesitan de una formación que hoy no existe

  • La app Studeam puede ser de gran ayuda a la hora de enfrentarse a la selectividad o a una oposición

El vicio de dejar para mañana lo que en realidad sería mejor hacer hoy se denomina, literalmente, procrastinación. Aplazar una obligación o un trabajo. No es lo mismo que la pereza, aunque los perezosos procrastinen mucho. La procrastinación tiene distintas causas que están siendo objeto de estudio: el perfeccionismo, la falta de autocontrol o un pobre autoconcepto suelen ser factores que la promueven.

El procrastinador evita afrontar la tarea retrasándola todo lo que puede y muchas veces se le pasa el arroz. Como los procrastinadores se autoengañan con el tiempo y planifican mal, Studeam, una app desarrollada por el profesor Luis Javier Álvarez, les ofrece un espejo claro en el que mirarse y quedar bien advertidos de las consecuencias de cada decisión.

"Studeam es una app que planifica el estudio y los deberes para educar en gestión del tiempo y hábito de estudio. Está pensada para que los estudiantes no se pierdan, no se agobien con el tiempo y trabajen desde una planificación concreta, objetiva, pedagógica, sin autoengaños", señala a Informativos Telecinco el profesor y cofundador y CEO de Studeam, Luis Álvarez.

"A la mayoría de los alumnos les cuesta ponerse a estudiar y cuando se ponen lo hacen sin reflexionar, probablemente por la tarea que menos disgusto les causa. Rara vez estudian al día sino solo para los exámenes y no se entretienen en planificar. Planificar bien es pesado y exige reflexión y mucha sinceridad. Studeam facilita ese momento para ponerse manos a la obra de una forma concreta, con los objetivos claros: a esta hora empiezo con esta tarea, luego sigo por esta otra, descanso, luego paso a esta…", añade sobre el funcionamiento de la app, que podría reducir la procrastinación académica.

Los centros pueden adquirir paquetes de licencias

"Con cada planificación, la app señala al instante cuánto tiempo hay de margen, y cuando el margen se agota y ya no hay tiempo para cumplir con alguna de las tareas, le avisa de la situación al estudiante. De ahí que Studeam ayude a reducir la procrastinación, porque mentirse se hace mucho más difícil y constantemente le invita a tomar el toro por los cuernos", destaca.

Se trata de una aplicación web, y por tanto necesita conexión a internet, pero su apariencia es como la de una app de las que nos descargamos habitualmente. Funciona en cualquier dispositivo y sistema operativo. "Si un estudiante quiere usarla o los padres se la prescriben, son libres de proporcionársela. Pero también un colegio concienciado de la necesidad de educar en gestión del tiempo, puede adquirir un paquete de licencias para sus alumnos, y además combinarlo con la aplicación de gestión de los deberes para los profesores, llamada StudyTask", cuenta el profesor y tutor de secundaria y bachillerato -con más de 11 años de experiencia-.

"Ambas herramientas están llamadas a trabajar juntas, para facilitar al estudiante la introducción de tareas, que vendrían dadas por los profesores directamente y facilitar al centro la optimización de la carga de trabajo de los estudiantes, la evaluación del hábito de estudio de los alumnos y la evaluación del profesorado", precisa Álvarez sobre la tecnología educativa.

StudyTask -antecesora de Studeam- sólo es para el claustro de profesores, pensada para medir, coordinar y regular la carga de deberes en tiempo real. "Studeam sólo es para los alumnos en una primera fase", da igual que la adquieran las familias por su cuenta o por prescripción del centro educativo.

"Los centros pueden prescribirla como prescriben determinados libros, y al final la familia es la que la adquiere, pero también los centros pueden adquirir paquetes de licencias para sus alumnos reduciendo costes y asumiendo un proceso educativo innovador que de respuesta a los retos que están sobre la mesa", explica Álvarez.

Adquirir un buen hábito de estudio

"Studeam es para todos los alumnos porque todos necesitan aprender a gestionar el tiempo y adquirir un buen hábito de estudio, por eso nos dirigimos a todos. Ninguno de los dos sectores (público y privado) puede renunciar a este objetivo, tanto menos cuanto parece muy probable que impacte positivamente en el rendimiento académico", añade.

Esta aplicación podría ayudar a conocer mejor las desigualdades en nivel de conocimiento a causa del confinamiento. "Entre otros datos, podríamos disponer del tiempo que los alumnos dedican realmente a cada asignatura. Este registro de tiempos, cruzado con otros datos, tiene un gran valor para medir y sacar conclusiones más objetivas", sugiere el profesor.

"La idea -de crear la app- arranca de mi experiencia personal. Primero como estudiante, que dedicaba demasiadas horas al estudio cada tarde y no sabía bien por qué, pero sobre todo como profesor y tutor en ESO y bachillerato, donde apliqué artesanalmente un método para ayudar a chavales a ponerse a estudiar y adquirir un buen hábito de estudio. Me pasé un curso ayudándoles a planificar para iniciar el proceso y de ahí surgió el convencimiento de la necesidad de crear un planificador de tareas de estudio.

Mantener el ritmo del estudiante y evaluar su desempeño

Las nuevas tecnologías plantean para algunos grandes desafíos en materia de privacidad de datos. Las aplicaciones en el ámbito educativo requieren un estricto control. "En esta fase primera los datos los introduce el estudiante y no hay acceso a terceros si el estudiante no quiere enseñárselos. Creemos que es lo más acertado para que el estudiante pueda introducir con libertad y sin temor los datos de los tiempos realmente dedicados a sus tareas", señala Álvarez.

"Hay estudiantes que quieren aprovechar al máximo su tiempo y que sienten la necesidad de organizarse mejor, pueden ser estudiantes de oposiciones o de universidad. Studeam recoge los principios de planificación para ofrecerles una planificación segura y objetiva de partida que les ayude a mantener el ritmo y evaluar su desempeño", asegura el maestro.

"Y hay alumnos que necesitan ayuda especial con los estudios, particularmente los que experimentan mayor dificultad con la gestión del tiempo, por ejemplo, alumnos con TDAH. Para ellos, sus padres y pedagogos, puede ser una herramienta obligada. Incluso hay alguna Academia de refuerzo que ve provechoso aplicar StudyTask y Studeam conjuntamente para conocer y ayudar a sus alumnos en la mejora de su hábito de estudio", concluye sobre la aplicación.

La pandemia de coronavirus plantea nuevos retos

Los alumnos de Bachillerato regresarán de semipresencial tras el parón a causa de la pandemia por coronavirus. Se desconoce el tiempo que será implementado este sistema que plantea nuevos retos de adaptación para los estudiantes. Estudiarán un día de la semana desde casa.

"Es una medida excepcional tomada por razones de salud pública. En otras circunstancias no se tomaría, ya que la presencialidad es fundamental en nuestro sistema educativo para lograr resultados a nivel general. No podemos esperar mejores resultados objetivos de una educación no presencial en estos niveles", señala el profesor Luis Álvarez al respecto.

"Nuestro sistema educativo no educa a los estudiantes para que sean autónomos cuanto antes, no les educa en gestión del tiempo ni en hábito de estudio. No da la importancia debida a hacer lo que toca cuando toca. Si a un alumno normal le das tres días seguidos para estar en casa, no hará nada los dos primeros y con suerte se pondrá un rato al final del último día, en medio de prisas y agobios", añade.

"Cuando se han eliminado las pruebas finales obligatorias durante todo el currículo y el estudio se relega para el último día antes de cada examen, no podemos esperar que aumentando el tiempo y las tareas que debe autogestionar cada alumno tenga unos resultados positivos. Más bien aumentará la desconexión del ritmo del profesor, la sensación de perder el tiempo y no avanzar con las materias", reflexiona.

"Ciertamente, para los alumnos que sí son autónomos y que están motivados internamente para el estudio, será un alivio tener más tiempo para autogestionarse. Son alumnos más maduros, a los que el lento ritmo de las aulas siempre les pesará y que ansían libertad. Pero son una minoría que no superará el 10%. Para el resto la cosa pinta mal o muy mal. Para los profesores responsables, que ven y sienten esto, significará un mayor sufrimiento del habitual y, seguramente, más horas de trabajo", apostilla.

"Las clases presenciales no son sustituibles por las clases online. Son modalidades de enseñanza muy distintas y no es posible reconvertirlas con buena voluntad ni tampoco con una formación rápida. Formatos, contenidos, plataforma, requieren un diseño para lograr su objetivo. Porque digitalizar la enseñanza no es comprar dispositivos y pasar al canal online, igual que tener un buen coche no equivale a conducir con seguridad", asegura Álvarez.

"Para tener un conductor experimentado hace falta formación y muchas horas de conducción. Y me temo que la tarea docente es mucho más compleja que conducir un vehículo. Una clase retrasmitida respecto a una explicación en vivo perderá atractivo y eficacia. La comunicación online tiene serias limitaciones y facilitará la desconexión de muchos alumnos no interesados. Una clase presencial tiene mucho de teatro y el profesor necesita a sus alumnos presentes para ver sus caras y leer en ellas si le siguen o están perdidos. Con la ESO virtual el resultado será aún peor, porque la madurez y autonomía de sus alumnos es todavía menor", comenta.

La pandemia de coronavirus ha afectado duramente a la educación. Las nuevas generaciones se enfrentan a un panorama que nunca se hubieran planteado. "Los tiempos de crisis nos ponen a prueba y nos empujan a cambiar a todos. Son tiempos para crecer. Pero depende de nosotros que lo sean. La pandemia está forzando a la educación a una digitalización que estaba pendiente, obligando al cambio. La lógica de la crisis nos exige preservar lo fundamental y prescindir de lo accesorio, y esto es muy bueno", opina el profesor.

"Por otra parte, al confinar a los chicos en sus casas y estar sus padres con ellos, se ha hecho patente ante estos últimos la realidad de sus propios hijos, y la de muchos centros y sus profesores, tanto de los medios de que disponen como su calidad profesional. El colegio se ha hecho más transparente y esto es muy positivo para todos. Igualmente los profesores han podido constatar con más claridad qué padres siguen lo que les pasa a sus hijos y qué hijos están muy solos y necesitados de acompañamiento. La transparencia ha operado en ambos sentidos y siempre es buena para corregir a las partes implicadas", añade.

"Sin embargo, creo que esta pandemia ha realzado el valor de la educación en autonomía y hábito de estudio. Es un valor central. El foco no puede estar ya en aprender más de tal o cual materia sino en la forma de trabajar cualquier materia", concluye.