"Soy una buena persona. Soy una buena mamá y nunca quise que esto sucediera. Lo siento de verdad. " dijo ante los jueces la mujer de 35 años.
Felicia Boots, que vivía con su familia en Wandsworth, al suroeste de Londres, asfixió a sus dos hijos cuando su esposo se encontraba en el trabajo.
Cuando este regresó encontró la casa a oscuras y a su mujer acurrucada en la escalera.
Fue a buscar a sus hijos y los halló sin vida en el interior de un armario del dormitorio. Su mujer tenía marcas en el cuello, porque había intentado suicidarse.
La mujer, casada con su esposo desde hacía cinco años sufría una depresión postparto por la que estuvo tomando una medicación recomendada por el médico, según publicó 'The Mirror'.
Sin embargo, sin que nadie lo supiera había dejado de tomarlos porque podían quitarle los bebés si encontraban droga en la leche materna.
El juez Adrian Fulford dijo que ella pudo haber ocultado la magnitud de su angustia mental a su marido, y agregó: "Este es un caso indescriptiblemente triste".
"Aunque los resultados de las acciones de la señora Boots son profundamente trágicas, lo que ocurrió no fue el resultado de actividad delictiva en el sentido de la expresión como se entiende normalmente", dijo el magistrado que decidió no mandar a prisión a la madre.
Su petición ante la corte de homicidio involuntario, con responsabilidad disminuida, fue aceptada por la fiscalía de Old Bailey. Los cargos por asesinato fueron retirados.
El tribunal ordenó su reclusión en un hospital psiquiátrico.