El día del abrazo más triste: el hambre de piel afecta a la salud

  • El contacto humano es básico para nuestra felicidad y para nuestra salud

  • Existen organizaciones e incluso empresas que reparten abrazos a quienes lo necesiten

  • Existe un nombre para la carencia de afecto: el 'hambre de piel'

La pandemia, el confinamiento, las medidas que restringen nuestra libertad de movimiento... nos han enseñado muchas cosas. Por ejemplo, que el contacto físico es una necesidad y que su ausencia puede entristecernos e incluso deprimirnos. Existe un nombre para la carencia de afecto: el 'hambre de piel'. El efecto que produce el contacto físico en nuestro cuerpo se explica incluso químicamente porque, cuando se produce, segregamos (entre otras sustancias) oxitocina, la llamada ‘hormona del amor’. Por eso es tan importante conocer los beneficios del abrazo y marcarnos como regla ser más cariños con los que nos rodean. ¿Cuáles son los beneficios del abrazo?

Beneficios del abrazo: por qué debes abrazar cada día

Cuando recibimos un abrazo, nuestra piel es capaz de recibir señales (a través del tacto) que nuestro cerebro traducirá e interpretará para identificar su naturaleza: determinada presión, temperatura... significará una caricia, un beso, un abrazo... Así, cuando nuestro cerebro interpreta que recibimos un abrazo, ocurren determinadas cosas que nos ayudan a ser más felices y a permanecer más sanos:

  • Segregamos oxitocina y endorfinas, lo que permite reducir los niveles de cortisol y adrenalina, que serían las hormonas del estrés. Por tanto, nos sentiremos más relajados.
  • Además, liberamos serotonina y dopamina, sustancias que nos ayudan a sentirnos bien y en calma.
  • También se activa el sistema límbico, encargado de la regulación emocional, de forma que estaremos contribuyendo a reforzar vínculos afectivos como la confianza o el apego.

El resultado son beneficios del abrazo que van desde la reducción del estrés hasta la aportación de seguridad, bienestar y calma, pasando por una mejora de la autoestima, una estimulación de la capacidad sensitiva y una mejora del estado de ánimo y del nivel de energía. Un abrazo ayuda incluso a mejorar los procesos de memoria y aprendizaje, así como a reducir la presión arterial y ralentizar la respiración. Incluso pueden mejorar dolencias como cefaleas, insomnio, dolor crónico... y existen estudios que asocian el abrazo con una ralentización del envejecimiento (por la hormona DHEA) y refuerzo del sistema inmunológico.

El abrazo y el cariño en general resulta especialmente importante en los niños y en su desarrollo: influye en su autoestima, en su aprendizaje y en su salud, aportándoles seguridad y ayudándoles a ser más sanos no solo mental sino físicamente.

Los adultos también necesitamos este tipo de contacto: existen estudios que demuestran que las parejas rompen más cuando uno de sus miembros no muestra su afecto en forma de caricias o abrazos. De hecho, tal y como recuerda Mapfre Salud, son tantos los beneficios psicofisiológicos de los abrazos que autores como Paul Zak, investigador de la Universidad de Claremont, han llegado a “prescribir” 8 abrazos al día como forma de liberar oxitocina y mejorar el bienestar.

La abrazoterapia: el abrazo como medicina

Fruto de todo ello, es normal que la abrazoterapia se haya convertido en tendencia. Desarrollada por la terapeuta Lía Barbery, su razón de ser es que el abrazo no solo es bueno sino necesario para nuestro bienestar. También que hayan surgido movimientos como ‘Free Hug’ o ‘Abrazos Libres/Gratis’: hace ya más de una década que a un australiano se le ocurrió colgarse un cartel ofreciendo abrazos gratis a cualquiera que pasara por delante como método para paliar su propia tristeza y, de paso, la de los demás. Su idea se ha extendido a nivel mundial, llegando también a España.

Aunque existen cada vez más movimientos pensados para incentivar el contacto humano, incluso entre extraños, también es cierto que no pocas empresas están convirtiendo esta idea en un negocio muy lucrativo: se dice que la primera empresa de ‘cuddling' nació en Nueva York y este modelo se ha extendido por todo el mundo.

Quizás el paradigma sea el caso de Japón: la sociedad japonesa es conocida por su escaso contacto físico y cierta frialdad e individualismo en sus relaciones. Todo ello tiene consecuencias: la industria relacionada con suplir este tipo de carencias, a todos los niveles, tiene un peso importante en este país y se ha convertido en parte de su cultura, ayudando a paliar los estragos de la soledad.

En el caso de España, la falta de cariño se asocia en mayor medida a colectivos determinados que, por alguna circunstancia, deban permanecer más aislados (personas de mayor edad, pacientes de ciertas dolencias...). Como respuesta, existen tanto asociaciones como empresas que ofrecen abrazos, ya sea de forma gratuita o previo pago.

Además, hace pocos meses se desarrolló en nuestro país una máquina para dar abrazos: la empresa española GDPI, dedicada a la investigación, desarrollo y protección de innovaciones, ha desarrollado y patentado una máquina de abrazos, concebida a petición de una asociación de personas con autismo de Barcelona. Así, aunque las normas de distanciamiento social nos impidan el contacto físico, con esta innovadora máquina es posible conseguir grandes efectos.