Diez años de uno de los días más celebrados: el Mundial que hizo estallar la emoción en toda España

  • El 11 de julio de 2010, España ganó el Mundial de Sudáfrica

  • Millones de personas abarrotaron las calles

  • Abrazos, lágrimas y besos: la emoción no contenida del momento

Hace exáctamente diez años, la imagen de las calles de España era muy distinta a la que podemos ver ahora: millones de personas las abarrotaban, se abrazaban aun sin conocerse, se bañaban en fuentes y, en lágrimas de emoción, de alegría. La mayoría recordamos como si fuera ayer dónde estábamos y cómo vivimos el día en el que la Selección conquistó el Mundial de Sudáfrica.

“Aquello fue espectacular”, “fue lo más”, “una cohesión nacional”, “son momentos que se te quedan para siempre”, “nunca se olvida”: son las sensaciones, los recuerdos de una retahíla de gente que no olvida el momento, un partido que quedó grabado en la memoria.

“Estaba en casa de un amigo en Galicia. Se me ponen los pelos de punta y todo”, recuerda un aficionado de un día en el que la emoción no se contenía. “En casa como locos, brincando, saltando”, cuenta una mujer.

El momento emocionó a todos, incluso a los no aficionados. Así lo comenta un hombre, que estaba “en casa de un amigo, mirando a un convento de monjas que seguramente estaban celebrando como yo o más”

La emoción se contagió aquel día y no se contenía: “Bajamos a la calle, no veía nada, estaba todo el mundo, un montón de gritos, es como que la emoción que se contagia”. Algunos, incluso, reconocen que se escapó “alguna lagrimita”.

Nadie se lo perdió, estuviese donde estuviese. El partido se siguió desde todos los rincones del mundo. “En el Hard Rock de Times Square, allí lo vi”, recuerda otro aficionado que relata que se puso de rodillas en el centro y “todo el mundo se quería hacer fotos con nosotros”. O, incluso, desde Ghana.

Y, los que estuvieron allí, los que fueron partícipes del momento, no se quedaron atrás. Pocos no recuerdan la emoción de Íker Casillas, al que apenas le salían las palabras en la entrevista postpartido y, aún menos con su pareja delante. "Estoy muy feliz, muy contento, súper alegre", logró pronunciar antes de dar un beso a la periodista Sara Carbonero.

Nadie quería perderse aquel momento que aceleró los corazones de la afición, aquel gol que desató a todo un país y, aún hoy, recordarlo, hace estallar la emoción. Difícil olvidar dónde estaban aquel 11 de julio.