David Mearns, el científico marino que ayudó al operativo de búsqueda a localizar los restos del avión en el que viajaba Emiliano Sala, ha pedido a la Oficina británica de Investigación de Accidentes Aéreos (AAIB) que recuperen el cuerpo hallado entre los escombros de la avioneta en las aguas de el Canal de la Mancha este lunes. El experto asegura haber mantenido el contacto con la familia del futbolista desde el hallazgo y declara que su situación es "desesperada".
Así lo ha explicado al diario 'The Sun', donde ha reconocido que, pese al alivio inicial que sintieron sus parientes cuando supieron que el operativo había dado con los restos de la nave Piper Malibu, el último hallazgo de un cuerpo humano "ha confirmado sus peores temores".
Pero a pesar de la urgencia y necesidad de la petición de la familia Sala, Mearns explica que el "mal tiempo" y el elevado coste de la operación pueden suponer un gran obstáculo.
Según han comunicado desde AAIB, existen diferentes opciones de rescate de los restos del avión que aún están barajando. Una de ellas sería elevar el avión a la superficie utilizando un barco de recuperación, para después trasladar los restos con una grúa.
La otra opción precisaría de la ayuda de los buzos, para que se sumergieran hasta la altura en la que se encuentra la avioneta y, una vez allí, inflaran unas bolsas o 'paracaídas' con aire comprimido y trataran de colocar sobre ellas el avión.
Sea de una forma o de otra, Mearns lo deja en manos de la AAIB; pero insiste en que es "imperativo" que se recuperen los restos del avión, especialmente ahora que "sabemos que alguien está ahí abajo", añade.
Pese a las escasa esperanzas ya depositadas, el científico insiste: "Ellos (la familia) necesitan tiempo, ahora que no hay esperanza de encontrarlos con vida, de llorar. Muchas personas han hecho donaciones, más de 5,000. Creemos que es necesario que sepan con toda transparencia lo que sucedió".
Tras conocer la noticia de la existencia de un cuerpo entre los escombros del Piper Malibu, el padre del futbolista argentino, Horacio Sala, hizo las que han sido las declaraciones más descorazonadoras hasta la fecha: "Ya no hay esperanza. No hay mucho más que decir. Solo esperamos que los dos cuerpos estén allí".