España vuelve a las calles

  • Arranca el primer paso hacia la desescalada, que inicia el 4 de mayo con la fase 0

  • Los españoles, por fin, podrán salir a hacer deporte individual o pasear con un conviviente

  • El Gobierno ha dispuesto franjas horarias que deben respetarse para prevenir el contagio de coronavirus

El coronavirus en España deja ya un balance de más de 215.000 casos y 24.824 muertos después de que en el último balance se registrasen 1.175 nuevos contagios y 281 nuevos fallecimientos; números que reflejan una realidad dramática provocada por un virus que toda la ciudadanía sueña ya con doblegar.

Los últimos datos, según ha manifestado Fernando Simón, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, “siguen la buena evolución que hemos estado viendo en días anteriores”, precisando que el número de nuevos hospitalizados y nuevos ingresados en UCI se mantienen con incrementos del 0,6% y 0,8%, al tiempo en que las personas recuperadas del COVID-19 son 115.000 después de que en el último balance se hayan registrado 2.628 nuevas altas médicas; una cifra que, ha dicho Fernando Simón, “va marcando claramente la mejoría en la situación”.

En este contexto, y tras un 1 de mayo, Día del Trabajador, sumamente atípico en el marco de una emergencia sanitaria sin precedentes, España se encamina ya a su primera cita con la denominada desescalada: este sábado 2 de mayo, por fin, los españoles vuelven a salir a las calles. Habrá de hacerse respetando rigurosamente las directrices y las franjas horarias dispuestas por el Gobierno para evitar aglomeraciones y minimizar, con ello, las probabilidades de contagio. Respetarlo es fundamental para no dar un paso atrás que eche a perder el enorme sacrificio del conjunto de la sociedad tras mantener alrededor de seis semanas de confinamiento, desde que el 15 de marzo arrancase el estado de alarma.

Salir a hacer deporte de forma individual, sin contacto, una vez al día y dentro del municipio de residencia, así como dar paseos con una sola persona conviviente, en una distancia no superior a 1 kilómetro, dentro del municipio, y dando un paseo al día, por fin es posible.

Salvo para municipios con menos de 5.000 habitantes, donde no aplica la franja horaria, esas actividades se podrán hacer de 6 a 10 horas de la mañana y de 20 a 23 horas de la tarde para los mayores de 14 años. Para mayores de 70 o personas dependientes con cuidador, se permite salir de 10 a 12 de la mañana y de 19 a 20 horas de la tarde, mientras que para los niños, para los menores de 14 años, por su parte, se puede salir de 12 a 19 horas, máximo 3 niños y con un adulto.

El próximo 4 de mayo, excepto para Formentera, La Graciosa, La Gomera y El Hierro, que arrancarán desde la 1, iniciará la denominada fase 0, a partir de la cual transitaremos por otras tres fases más, de mínimo dos semanas de duración, --es decir, el tiempo de incubación del virus--, hasta llegar a lo que el Gobierno ha denominado ‘nueva normalidad’, momento en el cual por fin podremos desplazarnos entre provincias e islas, algo que en el mejor de los casos llegaría a finales de junio, si bien todo dependerá de los indicadores epidemiológicos y de la evolución de la situación en cada provincia, unidad territorial tomada como referencia.

Con ello en el horizonte como estimulo para creer en el regreso paulatino a la vida cotidina, aunque siempre desde las debidas restricciones impuestas por culpa de un virus que todavía no está controlado y que no se ha ido, el futuro, no obstante, todavía está delimitado por un sendero lleno de incertidumbre.

El coronavirus infecta la economía: batacazo histórico

El impacto del coronavirus ha golpeado en todos los niveles: desde el sanitario y social, dejando más de 3 millones de casos en todo el mundo y más de 215.000 muertes, hasta el económico, donde todas las previsiones auguran ya un batacazo sin precedentes.

El golpe en Europa será histórico, tanto por su magnitud como por su rapidez, fruto de un virus que precisamente, se ha caracterizado desde el primer instante por su enorme capacidad de propagación y su poder para infectarlo todo en el menor tiempo posible. También lo ha hecho con la economía, y ningún país se libra. Ni siquiera los países del norte, siempre en alta estima. Ni Alemania ni los Países Bajos se escaparán del impacto del virus, y ya prevén que su economía caiga hasta un 6% este año.

En el caso de España o Italia, los dos países más afectados por la pandemia en la Unión Europea, el desplome podría llegar incluso al 10% del PIB. Sufriremos más, no solo por haber sido más castigados por el coronvirus, sino porque además compartimos una situación fiscal más vulnerable, lo que repercutirá en una recuperación más lenta.

Concretamente, las estimaciones del Gobierno, que este viernes ha presentado el 'Plan de Estabilidad 2020-2021', pronostican una recuperación del PIB trimestral en forma de 'V' asimétrica, de tal manera que en los dos primeros trimestres de 2020 se concentrará la caída más acusada, con un descenso del PIB de nada más y nada menos que el 18,2%, que se irá recuperando paulantinamente a partir del segundo semestre, con lo que la caída de la economía para el conjunto de este año se situará en el 9,2%, mientras que la tasa de paro se disparara hasta el 19%.

Con el consumo de los hogares en mínimos, las importaciones y las exportaciones hundidas y sectores clave como el turismo y la hostelería heridos casi de muerte, el escenario dejado por la pandemia se antoja verdaderamente duro y complicado. Las graves secuelas del virus multiplicarán por cuatro el déficit público, según la previsión, hasta más del 10 por ciento y la deuda superará 115 por ciento. Pero el Ejecutivo, a través de la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dejado claro que no se van a tocar ni los salarios públicos ni los impuestos: “El Gobierno no se plantea ni una bajada masiva de impuestos ni una subida masiva de impuestos”, ha dicho.

En este contexto, la recuperación total no se espera hasta dentro de dos años, mientras por el camino se destruirán dos millones de empleos.

La esperanza está, una vez más, en la voluntad de una ciudadanía que ha dado y sigue dando muestras infinitas de solidaridad, tesón, resiliencia y unidad en una crisis sumamente devastadora.