Mientras su compañeros buscan sobre el terreno a los implicados en el tiroteo a tres guardias civiles, un helicóptero despega. Saben que uno de los autores ya ha sido detenido. Se le atribuye un presunto homicidio en grado de tentativa, tenencia ilícita de armas y atentado a agentes de la autoridad. Saben que el otro está ya identificado. Falta incautar las plantaciones que investigaban los tres guardias, cuando resultaron heridos por los narcos.
Y ahí están. Desde el cielo, mientras se alejan de las fuerzas que persiguen al narco, el bosque que rodea la zona empieza a desvelar sus secretos. El dedo de un guardia civil señala a un claro entre los árboles. Son plantas de marihuana listas para ser recogidas.
El vuelo prosigue, el bosque se revela como un enorme queso gruyere, en el que se suceden los cultivos de droga, mas o menos crecida. Por tierra ya han empezado a llegar efectivos que cortan las plantas, que registran los claros, y encuentran la tienda de campaña desde la que vigilaban los dos individuos que dispararon contra los tres agentes.
Ocurrió a última hora del miércoles, cuando los agentes, tras tener conocimiento de la existencia de varias plantaciones en el termino municipal de la localidad gaditana de Bornos, buscaban lo que ahora se ve perfectamente desde el aire. Encontraron una de ellas, pero se vieron sorprendidos por dos individuos que se encontraban ocultos en las plantaciones, posiblemente realizando tareas de vigilancia, que dispararon sus escopetas de caza contra ellos.
Uno de los guardias resulto herido en un tobillo, y hubo de ser ingresado en un centro hospitalario. Los otros, fueron también alcanzados por perdigones, en diversas partes del cuerpo. Loa agentes heridos evolucionan favorablemente. Ya saben que uno de los autores está a buen recaudo, que el otro puede caer en cualquier momento. Saben también que, desde el aire, ya se han localizado las plantaciones que casi les cuestan la vida.