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Este 2021 no ha habido que esperar al verano para conocer el primer gran incendio del año. El pasado mes de febrero se produjo un importante fuego que afectó a Gipúzcoa, Navarra y Francia, y que arrasó con unas 2.000 hectáreas, la mayoría de bosque autóctono. Con todo, este ejercicio comenzó con la menor superficie quemada en un mes de enero del último decenio, de apenas 256 hectáreas, lo que se encuentra casi diez veces por debajo de la media. Sin embargo, el mes de enero estuvo marcado por fuertes lluvias y por la borrasca Filomena, lo que explica esta escasa incidencia. ¿Qué probabilidad de sufrir incendios existe este año? ¿Cuáles son los incendios más devastadores que ha sufrido España?
Una de las características de los incendios en los últimos tiempos es que los grandes fuegos ya no solo se producen durante el verano (que es cuando tradicionalmente se activan los protocolos de alerta). Además, la superficie quemada se concentra normalmente en incendios de gran tamaño.
Durante el pasado 2020 fue buena noticia saber que la superficie quemada fue un 30 por ciento inferior a la media de los últimos 10 años. Sin embargo, las temperaturas cada vez más altas, las sequías, el abandono rural, la falta de gestión forestal... favorecen la aparición de estos fenómenos que tanto daño provocan en nuestro país, y este 2021 no es una excepción. La vuelta a la movilidad dentro de nuestro país y el aumento de la actividad turística pueden jugar en contra de nuestros bosques, ya que los descuidos podrían aumentar.
Por eso, conviene permanecer alerta y tener en cuenta que Protección Civil sitúa el mayor pico probable de incendios entre el 15 de julio y el 15 de agosto, pero también recordar que durante 2020 la mitad de los grandes incendios forestales ocurrieron en septiembre. Del mismo modo, solo en el último trimestre del año ardieron casi 8.000 de las 30.000 hectáreas quemadas en grandes incendios.
Estos son algunos de los grandes incendios forestales registrados en España en los últimos años:
Este incendio forestal tuvo lugar a finales de junio y principios de julio de 2012, afectando a un total de 21 municipios de las provincias de Castellón, Alicante y Valencia. En él se perdieron 48.500 hectáreas, a lo que se suma la muerte de un piloto. Probablemente la causa de este incendio fuera una negligencia durante la instalación de unas placas solares en el caso de Cortes de Pallás; en el de Andilla, la quema de rastrojos desembocó en este desastre ecológico.
Este incendio comenzó por una quema de contenedores de basura y acabó con casi 30.000 hectáreas calcinadas. Dos personas murieron tratando de escapar de las llamas y las altas temperaturas no ayudaron a la hora de controlar la situación. Afectó a las provincias de Huelva y Sevilla y a un total de 13 municipios, donde la actividad económica de miles de familias se vio destruida. Su presunto responsable fue absuelto por falta de pruebas.
Se trata del incendio de mayor tamaño registrado en las Islas Canarias: se perdieron casi 20.000 hectáreas en él, de las que 6.700 eran arboladas. Además, más de 80 viviendas fueron quemadas y más de 3.000 vecinos tuvieron que ser evacuados. Su responsable tiene nombres y apellidos: el vigilante forestal Juan Antonio Navarro fue juzgado como autor confeso del incendio. Su intención era denunciar los escasos medios que tenían a su disposición los empleados de Gesplain y que le renovaran su contrato más allá de la campaña de verano.
El año 2007 fue nefasto para Canarias en lo que a incendios se refiere: al ocurrido en Tejeda, en la isla de Gran Canaria, se le sumó el incendio que tuvo lugar durante el mismo año en Tenerife, concretamente en el área de Los Realejos. La ola de calor, con máximas de 42,9 grados en el sur de Tenerife, tuvo mucho que ver con estos incidentes: en el caso tinerfeño, la superficie quemada fue de más de 18.000 hectáreas. Con 49 incendios forestales entre 2001 y 2010, Los Realejos es el segundo municipio con más incendios de Tenerife.
Aunque existen otros graves incendios ocurridos en España en las últimas décadas, sin duda los de Cataluña en 1994 destacan por la enorme superficie quemada, de alrededor de 76.000 hectáreas. Tuvieron lugar durante el verano, entre el 3 y el 18 de julio, en gran parte por culpa de unas condiciones meteorológicas que favorecieron su propagación a toda velocidad. Una ola de calor, ráfagas de viento muy cálido y una humedad muy baja se convirtieron en el caldo de cultivo perfecto para dar lugar al mayor desastre de este tipo de la historia reciente de España.
La compañía eléctrica Endesa, que operaba en Cataluña como Fecsa, fue declarada responsable del origen del incendio por el estado en el que se encontraba la línea eléctrica: la compañía fue condenada a pagar 50 millones de euros.