Tras el hundimiento de un parque infantil sobre un garaje subterráneo en Nueva Montaña, Santander, los vecinos viven todavía con el miedo en el cuerpo.
Los expertos aseguran que no se trata de un problema de cimentación ni de que el parking estuviera construido sobre unas marismas. El techo colapsó por una sobrecarga que continúan investigando aunque no se descartan otros factores.
El angustioso recuerdo del desastre no ha dejado pegar ojo a muchos vecinos de la urbanización de Santander. Aunque se ha colocado todo un vallado de seguridad en todo el perímetro del parque y aseguran que no existe peligro en las casas colindantes, algunos, directamente, ya habían hecho las maletas y habían dormido fuera por miedo.
Con las entradas a los garajes y trasteros clausuradas los obreros siguen trabajando en el subterráneo. Ingenieros consultados tienen claro que se trata de un punzonamiento en la estructura: la losa del parque infantil se desplomó y traspasó los pilares. El forjado del parking parece que no ha podido soportar el peso de metro y medio de tierra humedecida. Ahora habrá que ver por qué se ha producido esta supuesta sobrecarga. El informe técnico tardará hasta 3 meses en despejar tantas dudas.