'El Chicle': historia de un depredador sexual sin escrúpulos, reincidente, mentiroso y cobarde

  • El juicio por el asesinato de Diana Quer ha sido aplazado hasta el 11 de noviembre

  • Si el jurado estima que hubo agresión sexual podría ser condenado a prisión permanente revisable

  • 'El Chicle' ya ha sido condenado a 5 años y un mes de prisión por atacar a una joven en Boiro en 2017

Las autoridades no tienen duda: el perfil de José Enrique Abuín Gey, alias ‘El Chicle’, asesino confeso de Diana Quer, –la joven de Pozuelo de Alarcón, Madrid, desaparecida en la madrugada del 21 al 22 de agosto de 2016 y encontrada muerta el 31 de diciembre de 2017–encontrada muerta el 31 de diciembre de 2017–, es el de un “depredador sexual”.

Tras sus actos se encierra una mente oscura y perversa que maquinó con plena consciencia cada movimiento. Lo prueban los hechos. ‘El Chicle’, –impasible mentiroso sin escrúpulos–, mantuvo el cuerpo sin vida de Diana Quer en un pozo durante casi 500 días antes de confesar a las autoridades dónde se encontraba el cadáver, en una nave industrial abandonada en Asados, Rianxo, A Coruña, a escasos 300 metros de donde vivían sus padres. Se había llevado su ropa, y pocos días después de introducirla en aquel lugar se aseguró de añadir lastre sobre el cuerpo para que permaneciese sumergido a varios metros de profundidad. Sabía que así no solo estaba ocultando el cadáver, sino que también mantenerlo tanto tiempo bajo el agua podía facilitar la eliminación de pruebas de su terrible acto.

Puede ser condenado a prisión permanente revisable

Evitaba intencionadamente que pudiesen hallarse restos orgánicos, pero no era éste el único ejemplo de que Abuín actuaba a conciencia y tenía todo calculado. En Boiro, el 25 de diciembre de 2017, más de un año después de la desaparición de Diana, –cuando aún no se había localizado su cadáver–, ‘El Chicle’ asaltó a una joven a la que intentó introducir por la fuerza en su vehículo: tenía una sábana blanca en el maletero. Es ahí donde iba a encerrarla y maniatarla tras haber estado observándola cuidadosamente antes de abordarla.

Afortunadamente no pudo, porque la chica opuso resistencia y dos jóvenes que vieron la escena se apresuraron a ayudarla, forzando a la huida de ‘El Chicle’, que además de un asesino es un ruin cobarde que desde el 11 de noviembre, --tras aplazarse la fecha inicial del 28 de octubre--, tendrá que enfrentarse al juicio por el asesinato de Diana. Tal como siempre ha deseado su padre, Juan Carlos Quer, que insiste en que se le aplique la prisión permanente revisable, será un juzgado popular quien le juzgue.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ribeira, dando por finalizada la investigación de la muerte, subrayó que hay “indicios suficientes” para que las actuaciones se sigan contra él por los delitos que le imputan Fiscalía y acusación particular: detención ilegal, asesinato de la joven madrileña y, también, agresión sexual. Una de las claves del juicio, precisamente, será determinar si hubo violación.

Fiel a un modus operandi: los minutos agónicos de la joven de Boiro

Aunque las autoridades le seguían la pista y se había estrechado el cerco sobre él ante la desaparición de Diana, la detención de ‘El Chicle’ se precipitó, precisamente, tras la denuncia de la joven a la que asaltó en Boiro aquel 25 de diciembre de 2017.

Abuín, –tal como refiere la sentencia que desgrana su condena a cinco años y un mes de prisión por un delito de detención ilegal, otro de agresión sexual en grado de tentativa y un delito leve de lesiones–, intentó raptar a su víctima cuando ésta caminaba sola por una calle poco transitada y en mitad de la noche. ‘El Chicle’ aprovechó que ella iba pendiente del móvil para interponer su vehículo en su camino y abrió la puerta del conductor intencionadamente de tal modo que impidiese el paso de los peatones por la acera. Cuando la joven se percató de su presencia, él ya estaba apenas “a medio metro”.

Un depredador sexual reincidente

Abuín abordó a la joven con el pretexto de robarla el móvil mientras la sujetaba por el cuello y la amenazaba “con un objeto metálico no identificado a la altura de la nuca”, a modo de cuchillo, pero rápidamente la ordenó meterse en el coche. Sus intenciones eran otras muy distintas al robo. 'El Chicle' intentó encerrarla en el maletero para “trasladarla a un lugar más seguro y atentar contra su libertad sexual, empleando para ello la fuerza o la intimidación”. Quería “satisfacer su ánimo libidinoso”, recogía la sentencia, que narra los agónicos momentos de la víctima, resistiéndose a su agresor hasta que, por fin, dos jóvenes que vieron lo que estaba pasando se acercaron para ayudarlados jóvenes que vieron lo que estaba pasando se acercaron para ayudarla, provocando que ‘El Chicle’ huyese con su vehículo.

Durante el ataque, la víctima pudo grabar en un momento dado un audio en el que se podía escuchar la voz de ‘El Chicle’, en el que quedaron presentes sus amenazas. La denuncia de los hechos precipitó su detención, y sería clave para poner al depredador sexual entre rejas.

Un mentiroso sin escrúpulos: asfixió a Diana con una brida

Tras su detención y durante el juicio por el ataque a la joven de Boiro, ‘El Chicle’, que ya había sido condenado previamente por tráfico de droga al ser detenido con 11 kilos de cocaína, no dejó de incurrir en contradicciones, ofrecer explicaciones inverosímiles y mentir sin ningún tipo de escrúpulos pese a que existían pruebas en audio que mostraban que sus intenciones no pasaban exclusivamente por robarle un móvil a la víctima, como intentaba hacer ver.

En el caso del asesinato de Diana Quer, ‘El Chicle’ no se comportó de otra manera: mintió y volvió a mentir. Cambió la versión en la que confesaba inicialmente haberla atropellado de forma accidental y haber arrojado su cadáver a la ría de Arousa para, después, –tras asegurar que se encontraba robando gasolina a las caravanas de los feriantes cuando la vio, y explicar que hubo una discusión–, contar que la maniató para introducirla en el coche, donde intentó violarla y, al encontrar oposición, la estranguló. Dijo que lo hizo con las manos. Volvió a mentir. Lo hizo con una brida. La misma que apareció sobre el cabello de Diana.

Coincidiendo con el modus operandi de Boiro, ‘El Chicle’ asaltó a Diana cuando volvía de las fiestas de A Pobra do Caramiñal, en La Coruña. La introdujo en su coche por la fuerza, cogió su teléfono y lo lanzó por la ventana cuando circulaban por el puente de Taragoña. Fue el 27 de octubre de 2016 cuando un mariscador localizaba el terminal, que estaba muy dañado y precisó de un equipo especialista internacional para acceder a sus datos.

Las autoridades reconstruyeron los movimientos y estrechaban el cerco sobre los coches que circularon por el lugar. Entre ellos estaba el de Abuín, a quien tenían en el punto de mira. En noviembre de 2017 los agentes no tenían “absolutamente ninguna duda” de que el culpable era él, pero el miedo a no localizar el cuerpo y la necesidad de tenerlo todo atado y los informes terminados, aplazaron la decisión.

La denuncia de la agresión de Boiro, filtrada a la prensa, precipitó su arresto el 29 de diciembre de 2017. Junto a él, poco después también se arrestó a su mujer, quien en noviembre de 2016, declarando como testigo, al igual que ‘El Chicle’, le brindó una coartada diciendo que había estado robando gasolina con él. Sin embargo, el posicionamiento de su móvil, que la situaba toda la noche en su casa, lo desmentía. En esta ocasión, declarando ya como detenida, desmontó la coartada afirmando que no sabía que hizo su marido aquella noche. Quedó en libertad.

Días más tarde, el 31 de diciembre de 2017, Abuín declaraba e indicaba a las autoridades dónde estaba el cadáver de Diana Quer. El 1 de enero de 2018 se decretaba su ingreso en prisión. Ahora, el juicio, que arrancará por fin el 11 de noviembre, tendrá que determinar el castigo para el asesino confeso de la joven madrileña.