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Madrugada del siete de agosto. Cientos de jóvenes se concentran en un botellón junto a la urbanización tarifeña de Atlanterra. En la colina desde la que se capta la imagen, puede oírse el mismo ruido que noche tras noche deja a los vecinos insomnes. Con la mañana, cuando se retiran, al ruido le suceden los destrozos y la basura.
"Nosotros hemos ido de fiesta como vosotros cuando éramos jóvenes, les decimos, hemos hecho botellón, pero nunca nos ha dado por romper nada. Bebes con tu colega y te vas para tu casa y ya está".
Lo dicen miembros de las fuerzas policiales que intentan poner coto a esos botellones salvajes. Reuniones en torno al alcohol que acaban, en ocasiones, con enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
"Esto ha degenerado, algunos salen a hacer daño", continuan. "Nos insultan, nos corretean, el otro día nos pegaron una pedrada en un coche. Eso no se ha visto aquí en la vida, cierta gente viene a realizar actos vandálicos, no a divertirse".
Y tras la 'batalla' llega un panorama desolador. Desperfectos en el mobiliario de las urbanizaciones y en el público, pero también cantidades ingentes de desechos que quedan abandonados en las zonas de botellón próximas a las viviendas. Una preocupante rutina que un grupo de jóvenes ha querido romper.
"Tengo 23 años, yo y mis amigos llevamos veraneando aquí toda la vida y ver todo así de mal no nos gusta nada", cuenta Carmen Ruano, la organizadora de esa limpieza de botellones en Atlanterra. "Hablando con unas amigas en la playa, que son más o menos de mi edad, dijimos oye, tenemos que limpiarlo porque esto no puede seguir así. Se lo dijimos a mucha gente, y aunque algunos no vinieron al final éramos casi 30 y nos pusimos a limpiar".
Este martes, pasadas las horas de calor, a eso de las ocho de la tarde, Carmen y sus amigos han recorrído las zonas donde se celebran esos botellones bolsas de basura en ristre. Botellas de plástico, latas metálicas, bolsas de comida. Las cunetas repletas. La foto que toman al llegar es desoladora.
"Era asqueroso, había también botellas rotas, cristales rotos por todo el suelo, compresas, tampones, nos encontramos hasta un billete de 10 euros", repasa Carmen. "La gente no sólo tira la basura en la carretera, también por las colinas. Nos tuvimos que meter por en medio de los cardos".
Más de tres horas en los que esta treintena de jóvenes han recogido decenas de bolsas de la basura dejada por otros adolescentes. Y es que, dicen, estos jóvenes, estos botellones, nada tienen que ver con los de antes.
"Cuando cumples 18 años tienes ganas de salir, de todo", explica Carmen. "Nosotros tuvimos la oportunidad de que todo estaba abierto, pero si que es verdad que los chavales que ahora tienen 18 se han quedado con las ganas de ir de fiesta más legalmente".
La basura recogida por Carmen y sus amigos era trasladada por los servicios de limpieza esta mañana. Si vuelve el botellón a la zona ellos volverán a intentar paliar sus consecuencias. Esta vez piensan en sortear algo entre los que ayuden para ampliar el grupo de voluntarios.