Alfonso, el terror a perder a una madre indefensa en una residencia sin poder decir adiós

  • "Morirá cuando tenga que morir, pero merece tener una muerte digna y humana"

  • "Merece pasar esta etapa final de un modo noble y decente. Ella y el resto de los ancianos que están en nuestras residencias"

  • Alfonso pide estar informado y que no se desahucie a los mayores ante el coronavirus

Se llama Alfonso, Alfonso Gavilán y tiene 68 años y su madre, de 99, años. Petra, su Petra. Escucharle sobrecoge. También a su hija Clara, de 36, que no se puede quitar de la cabeza la imagen de su abuela muriendo asfixiada. Sí, son mayores, "cuando tengan que morir lo harán, pero con la dignidad y delicadeza debidas", insiste emocionada.

Porque no olvidemos que todos seremos Petra algún día y su final puede ser el espejo del nuestro. La dignidad de una sociedad se mide en cómo trata a sus mayores. Y sí, la situación es compleja, pero también una forma de demostrar de la pasta que estamos hechos.

Petra García Feito, de 99 años, vive en la residencia SolSalud de Collado Villalba, un centro privado de la sierra madrileña. La mujer ingresó en ella hace cinco años, cuando el alzhéimer entró en una fase tan avanzada que hizo imposible atenderla debidamente en el domicilio.

Desde que empezó el coronavirus Alfonso sí que no olvida, a su madre, y llama y llama. Y de repente, este miércoles, le contestan. Hay un residente y un trabajador que han dado positivo. Y llega el miedo. En una entrevista a Uppers, Alfonso no puede evitar que se le quiebre la voz, más cuando el goteo de muertes de mayores que mueren solos no cesa. El dolor de un hijo al no poder ver a su madre en este trance, solo pensar en no despedirse… Hay que vivirlo y sufrirlo. "¿Qué puedes imaginar que está pasando en nuestra residencia?", se pregunta una y otra vez.

"No les están haciendo los test y permanecen aislados en sus habitaciones en cuanto dan la mínima señal de tos o dificultad para respirar", reconoce Alfonso, que teme que su madre sea uno de esos mayores desahuciados. Los hay. Es una triste forma de tratar a los mayores a los que nos han hecho ser lo que somos y llegar hasta aquí.

El dolor sería menos con llamadas e información transparente

"Es una pandemia que afecta especialmente a las personas mayores y tenemos que poner de nuestra parte para contenerla. Pero nadie nos advirtió de que muchos podrían tener un final así". Solo quiere estar informado, que les sean claros. Porque es de su madre de lo que se está hablando, no de una estadística que sumar para ser olvidada. Porque el final de una vida es tan importante como su inicio. Porque el adiós a un ser querido es tan importante como esa sonrisa y esa emoción del nacimiento. Porque los que más sufren el coronavirus hoy son los más indefensos.

Ese dolor sería menos dolor con una llamada. A Alfonso y a otros familiares para saber cómo están los suyos: "Resulta muy doloroso tener que elucubrar lo que pueda estar ocurriendo en el interior porque lo que nos transmiten es muy poco. En la primera planta todas las personas sufren un deterioro físico y cognitivo grave y, por ello, necesitan cuidados continuos, medicación y una higiene muy estricta. ¿Se está cubriendo todo esto? Sabemos, porque así nos lo han hecho saber, que el personal que está dentro precisa equipos, mascarillas y refuerzo. ¿A qué esperan?".

No hay consuelo para Alfonso. "El desamparo es absoluto. La imagen de los familiares en las puertas cerradas a cal y canto es demoledora. ¿Nos veremos así nosotros también cuando en unos días nos notifiquen que empieza a haber bajas? De ser así, sumaríamos el drama de no poder velar a nuestros seres queridos. La pena es horrible".

La residencia SolSalud de Collado Villalaba, ha preferido no hacer declaraciones a Uppers. "La ley de protección de datos y la política de empresa nos impide darle información sobre si hay o no algún caso de coronavirus. Solo puede asegurarle que los residentes están todos bien. Ante el covid-19 actuamos respetando estrictamente las pautas impuestas para las residencias", se ha limitado a decir la directora.

"Morirá cuando tenga que morir, pero merece tener una muerte digna y humana. A pesar del alzhéimer, mi madre disfruta de buena salud. Sus únicos achaques derivan de la enfermedad, como la cistitis o algún cuadro respiratorio esporádico de tipo bacteriano. Ha vivido una república, una guerra civil, una dictadura, la Transición, varios gobiernos democráticos… Merece pasar esta etapa final de un modo noble y decente. Ella y el resto de los ancianos que están en nuestras residencias". Lo merecen y sus familiares una llamada e información. Del final de Petra se hablará en el futuro. Que sea al menos con orgullo y no con vergüenza.