La campana más esperanzadora para quienes superan el cáncer en el Hospital Provincial de Castellón

  • Cuando un paciente finaliza con su tratamiento, toca esta campana

  • La idea surgió de la enfermera supervisora del servicio, Carmen Saura

  • La primera persona curada de cáncer que la tocó fue su madre

Los pacientes de oncología del Hospital Provincial de Castellón la han bautizado como la ‘campana de la salud’, la ‘campana de la victoria’ o la ‘campana de la esperanza’. No es para menos. Y es que esta campana, ubicada en el jardín del centro sanitario, se ha convertido ya en todo un emblema para quienes están luchando contra el cánceren el este recinto.

Ahora, en el momento en el que un enfermo finaliza con su tratamiento oncológico, toca la ya famosa campana, pero su función anterior era muy distinta: “La campana lleva mucho tiempo instalada en uno de los jardines de nuestro hospital, desde el siglo pasado. Se usaba antiguamente para alertar de la llegada de un paciente enfermo”, explican desde el Provincial.

Esta campana, que está muy próxima a la zona del hospital de día y de las consultas de oncología, ha ‘oficializado’ su función a raíz de la pandemia del coronavirus: “La idea surgió de la enfermera supervisora del servicio, Carmen Saura. Su madre finalizó su tratamiento oncológico en abril, en pleno estado de alarma, y no era conveniente celebrarlo como en otras ocasiones con fotografías de grupo”.

Y es que, antes del coronavirus, el personal del Hospital Provincial y los pacientes inmortalizaban el momento de victoria con una instantánea todos juntos, pero ahora esto no es buena idea, así que se les ocurrió esta nueva forma de celebrar el éxito más grande de sus vidas.

“Alguien, espontáneamente, la ha tocado en alguna ocasión para expresar su alegría al finalizar su tratamiento. Así que nuestra compañera pensó que tocar la campanita podía ser una buena idea para que las y los pacientes expresaran y compartieran su felicidad”, recuerdan desde el hospital.

"Unos campeones que merecen todo el reconocimiento"

Carmen Saura, la supervisora que tuvo la idea, explica que el hecho de tocar la campana “es voluntario para los pacientes que superan el cáncer”, y subraya que la idea surgió de forma espontánea: “Llevaba tiempo pensando que debíamos hacer algo para cuando se acabara el tratamiento porque es algo muy pesado y son unos campeones que merecen todo el reconocimiento”.

La primera persona curada de cáncer que la tocó fue mi madre. Fue un momento muy emocionante tanto para ella como para mí porque el resto de pacientes empezaron a aplaudir. Ahí fue cuando vimos que era una cosa muy bonita y por eso hemos continuado”, explica Saura.

“Al principio parecía un poco raro, pero pedí permiso a dirección, y tras aceptar lo vemos como un homenaje a los pacientes por lo valientes que son, y para nosotros, que somos partícipes también de su lucha”, reconoce la supervisora.

La acogida entre los pacientes del hospital ha sido tremenda y todos anhelan tocarla cuando pasan a su lado: “No sé decirte cuántas personas la han tocado hasta el momento, podemos decir que decenas. Oír ese tañido nos produce una inmensa alegría a profesionales y, ante todo, a los pacientes que están presentes. Es muy emocionante. Y su mensaje es esperanzador”, cuentan desde el hospital.

Inma ya ha cumplido su sueño de tocar la campana

Una de las pacientes que interpretó esta melodía triunfal es Inma Maicas, que superó el cáncer de páncreas. Su caso se repite casi a diario en el centro, sirviendo así de motivación para sus compañeros de batalla.

“Me operaron en abril y en octubre terminé mi tratamiento. Mientras luchaba contra la enfermedad oía la campana y me emocionaba pensando que algún día podía ser yo, así que cuando lo conseguí la toqué con todas mis fuerzas”, explica Maicas en El Periódico Mediterráneo.

Inma, de 47 años, compartió este emotivo momento con su marido: “Estaba todavía más emocionado que yo porque tenemos dos hijos, de 11 y 26 años, y aunque tengo que volver para las revisiones, sabe lo que significaba ese momento”.

No oculta esta castellonense de 47 años que el sentir el apoyo del resto de compañeros de lucha fue un momento inolvidable: “Cuando ves que la gente te aplaude, sumado a la emoción de haber superado el cáncer… no pude ocultar las lágrimas. Es una iniciativa preciosa”.

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