Los países con la mejor educación del mundo: cómo lo hacen

  • El Informe PISA más reciente, de 2018, muestra que las mejores posiciones las ocupan los alumnos de China

  • Con todo, este informe ha sido criticado por medir solo ciertos conocimientos, y no la calidad del sistema educativo

  • En el caso de Europa, el caso de Estonia es ejemplar: combina buenos resultados con un sistema innovador

La educación es, sin duda, uno de los pilares fundamentales para la construcción de una sociedad formada, capaz de tomar decisiones responsables, de cuestionar el mundo y buscar formas de mejorarlo. La educación también genera mejor salario para el que tiene estudios superiores. Sin educación, sin pensamiento crítico y sin intercambio cultural, la evolución sería imposible. Por eso es de gran ayuda conocer qué enfoque se aplica en cada país en este aspecto, así como cuáles son los países con la mejor educación del mundo. Aunque se trata de un concepto relativo, analizar lo que nos rodea puede ayudarnos a tomar mejores decisiones y a adoptar fórmulas que funcionen para que, en conjunto, la formación de las nuevas generaciones mejore gracias a nuestro esfuerzo. ¿Cuáles son los países con la mejor educación del mundo?

Los países con la mejor educación del mundo: así funcionan

Quizás el ranking más conocido a la hora de medir la calidad educativa en todo el mundo es el que sugiere el informe del programa internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés, 'Programme for International Student Assessment’). Se trata de un estudio desarrollado por la OCDE a nivel mundial, en el que se mide el rendimiento académico de los alumnos en matemáticas, ciencia y lectura.

La meta es poder comparar sistemas educativos y, mejor dicho, sus resultados, para que cada país pueda tomar medidas al respecto. Para ello, se utilizan exámenes estandarizados, que se realizan cada tres años en diversos países pertenecientes o no a la OCDE. Los últimos resultados de este estudio datan de 2018, por lo que, en teoría, dentro de poco tocaría renovar este ranking. Sin embargo, debido a la situación actual, los estudios se han pospuesto hasta primavera de 2022.

Con todo, hay que tener en cuenta que el Informe PISA mide determinados conocimientos de los alumnos, pero no tiene en cuenta otros muchos factores. De hecho, ha sido duramente criticado por promover una visión neoliberalista de la educación, en la que se pierden matices educativos y diferencias culturales. Cabría plantearse si es posible medir la calidad de sistema educativo y compararla con todos los demás de forma objetiva, o si lo que se genera es una ilusión que no se corresponde con la realidad.

Estos son, según el Informe Pisa, los países con un mejor sistema educativo en todo el mundo:

  • China (Beijing, Shanghai, Jiangsu and Zhejiang)
  • Singapur
  • Macao (China)
  • Hong Kong (China)
  • Taipei Chino
  • Japón
  • Corea
  • Estonia

El caso de China: la mejor educación del mundo

Según el Informe PISA de 2018, los países más destacados en matemáticas fueron Shanghái, Singapur, Hong-Kong, Taiwán, Corea del Sur, Macao, Japón, Liechtensein, Suiza, Países Bajos, Estonia y Finlandia. En cuanto a ciencias y comprensión lectora, también las primeras plazas estuvieron ocupadas por países asiáticos. La nota en común es el uso del modelo educativo chino, que se basa en la repetición y la memoria.

Alabado por unos y criticado por otros, está claro que el modelo chino garantiza buenos resultados en cuando a conocimientos se refiere, pero también se apunta hacia su falta de modernidad y sus posibles efectos perjudiciales en el desarrollo de los alumnos desde un enfoque global. Factores como la creatividad, el espíritu emprendedor, la diversidad de aptitudes... serían ejemplo de los grandes logros educativos de Occidente que no se aplicarían al caso chino.

Similar es el caso de Corea: su sistema educativo es muy conocido por la gran presión que se ejerce sobre los alumnos. Así, la educación es muy valorada en el país y vista como una forma de obtener prestigio profesional, peor su sistema es altamente competitivo.

Con todo, determinados valores que envuelven al sistema educativo asiático por excelencia podrían ser de utilidad en más de un país occidental: se dice que en los países marcados por el influjo de este sistema, la educación es la preocupación principal del núcleo familiar y, de hecho, llega a convertirse en el principal gasto doméstico. Del mismo modo, la cultura del esfuerzo y el trabajo (y no tanto la capacidad intelectual) se encuentra muy desarrollada, al contrario de lo que ocurre en algunos países occidentales.

La educación en Japón: disciplina y sentido colectivo

En el caso de Japón, la cultura del esfuerzo tiene también un gran peso: de ahí la buena posición que ocupan tradicionalmente los alumnos nipones en este ranking. Además, los japoneses dan una gran importancia a la formación en valores: además de matemáticas, ciencia, lengua, o historia, los alumnos son evaluados en economía doméstica, una materia que sirve para enseñarles a cocinar, coser, así como artes tradicionales, caligrafía, poesía y educación moral.

El sistema educativo japonés está muy influenciado por su tradición y cultura: lo importante no es la inteligencia o las habilidades, sino el esfuerzo, y es éste el que determina el éxito de cada individuo. Además, el funcionamiento colectivo es clave: los alumnos colaboran en el mantenimiento del centro y existen distintos clubes extra escolares en los que desarrollar nuevas habilidades de forma comunitaria.

La educación en Estonia: la 'nueva Finlandia'

El Informe PISA 2018 sorprendió por el caso de Estonia, país que se ha convertido en ejemplo de sistema educativo eficiente sin dejar de lado las prácticas innovadoras y el fomento de la autonomía del alumno. Se intenta que éste pueda escoger metodologías y contenidos, y se ha optado por un volumen de alumnos por case reducido (18-19).

Además, el desarrollo del espíritu crítico es clave, así como el aprendizaje significativo (vinculado a situaciones reales). El medio ambiente, la ecología y la naturaleza son pilares de sus contenidos, y un punto importante es también la estabilidad en la política educativa: el Gobierno marca unos objetivos generales, pero los profesores tienen un alto grado de autonomía a la hora de alcanzarlos.