Nadie ha encontrado pruebas de posible adicción a las drogas pero la investigación policial apunta en esa dirección. Las pruebas toxicológicas tardarán tiempo en dictar un veredicto que explique esta muerte tan sorpresiva como cruel. Pero mientras tanto, la comunidad surfera de California les llora en una cabalgada multitudinaria para que el recuerdo perdure como la brisa que les acariciaba el cabello.
Eran estudiantes universitarios que en sus horas libres trabajaban para ahorrar y construir un futuro que hundía sus raíces entre blancos arenales y olas coronadas de espuma agitada por el viento. Allí se conocieron Michelle y Christian.
Según cuenta RT, fue la madre de Michelle las que descubrió los cuerpos unidos en un último abrazo esa fatídica mañana del 14 de octubre. Con el dolor clavado en el corazón, destrozados, buscaron una explicación que diera sentido a su muerto pero no encontraron evidencias de sustancias tóxicas.
La noche anterior, los dos estuvieron en una fiesta con amigos pero rehusaron tomar alcohol por estar con antibióticos y optaron por recogerse pronto según declararon los que estuvieron con ellos.
Amantes de los viajes de aventura, la fotografía y la poesía la muerte ha separado aquello que parecía estar destinado a estar unido. Los padres de Michelle han cumplido su deseo y han esparcido sus cenizas en las aguas turquesas de Hawái en un último gesto de amor por su hija.
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