El agente, franco de servicio, esta junto a su esposa, en su domicilio de Cádiz. Son casi las once de la noche del pasado 15 de junio. De repente, el timbre suena, insistentemente en la puerta de la casa. El agente se levanta y va a abrir. Lo que ve es a una de sus vecinas con la mano en el cuello. La pregunta es inmediata, el agente se dirige a la mujer, que no puede hablar, para saber si se ha atragantado. Ella, afirma con la cabeza, mientras cada vez llega menos aire a sus pulmones.
Es aquí, donde la instrucción policial acude en su ayuda. Nuestra agente, comienza a realizar a la mujer la maniobra de Heimlich, mientras su esposa llama al 061 y al 091 para informar de los hechos y requerir la presencia de los servicios sanitarios. A pesar de todos sus esfuerzos no consigue despejar las vías aéreas de la mujer, que pierde el conocimiento.
La situación se complica, pero este policía nacional no pierde la calma. La tumba en el suelo y comprueba que el objeto extraño no se encuentra en el interior de la boca de la víctima. Tras verificar que no tiene pulso, comienza a realizarle un masaje cardíaco, para que el corazón no deje de bombear sangre a los órganos vitales.
Junto a él ya está otro vecino, que le releva en se masaje cardiaco. Son minutos interminables, pero el agente no pierde la esperanza. Sigue y sigue hasta que un pequeño silbido le indica que empieza a entrar aire en los pulmones de la mujer. El vecino que le ayuda consigue sacar un gran pedazo de carne de la boca de la víctima. La respiración de esta se vuelva regular, aunque sigue inconsciente.
Lo más difícil esta hecho, llegan los sanitarios y refuerzos policiales. La mujer es trasladada a un centro hospitalario donde hoy todavía está ingresada. Nuestro agente vuelve a su trabajo diario. Ha salvado una vida.