Sobreponerse a la adversidad y hacer frente al miedo, la mejor arma contra los terroristas

Cuando la gente se mojaba los pies pocas horas después del atentado de Niza, cuando tan sólo un día más tarde el bar de Ansbach donde hubo un suicida volvía estar a tope o cuando los parisinos llenaban las terrazas tras el negro 13 de noviembre, la gente demostraba resiliencia: un palabro que puede resultar el mejor escudo ante el miedo. "Nos sobreponemos a la adversidad. Estar fuerte frente a este tipo de amenazas es la única intervención que se puede hacer", afirma Pilar Bardera, comandante jefa del Servicio de Psicología UME. Porque escapar de la muerte justo después puede ser fácil; pero escapar del miedo se complica y los terroristas lo saben. "Cambian sus tácticas para cuando nos acostumbramos a sucesos o atentados con bajas masivas, reorientarlo hacia otro tipo de ataques para causar impacto y que la población no se habitúe". Logran aparentemente con poco esfuerzo hacer temblar los cimientos de nuestras vidas, y la dialéctica de guerra se pone a su servicio: "Cada vez que hablamos de una declaración casi formal de guerra hemos de saber que le estamos otorgando un reconocimiento a lo que son ni más ni menos que unos criminales", sostiene José María Gil Garre, del Observatorio de Seguridad Internacional ISO. Así que la mejor arma contra el terror es demostrarles que no les tememos.