Tiétar, el primer perro de la Guardia Civil que encuentra cebos envenenados, condecorado por Interior

  • Este pastor belga Malinois busca productos fitosanitarios altamente tóxicos o letales

  • Estos cebos suelen colocarlos ganaderos o cazadores para acabar con los depredadores

  • Es el primer can que obtiene el reconocimiento porque hasta ahora no era oficial en la Guardia Civil

Tiétar es un pastor belga Malinois de 12 años. Pasea por el campo cuando de pronto encuentra unos huevos de gallina ocultos en la maleza. Al lado hay un pájaro muerto, un verdecillo. Alguien había colocado estos cebos para acabar con los zorros que merodean por la zona. El can comienza a ladrar para avisar a su dueño. Ese es el trabajo de este agente de cuatro patas. Está adiestrado para encontrar cebos envenenados, una especialidad de la Guardia Civil en la que es pionero.

Su guía, Daniel Garrido, fue uno de los creadores de esta unidad en el año 2007 y desde entonces han realizado varias operaciones importantes. Este lunes ha obtenido el reconocimiento del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha visitado la escuela Cinológica de El Pardo en la que tienen su base y le ha concedido la Mención de Honor del Mérito Canino.

Su labor es fundamental a la hora de ayudar a los agentes del Servicio de la Naturaleza (Seprona) en sus pesquisas. Ensayan con animales que han muerto por electrocución, atropellados o por causas no naturales. Estos son cedidos al centro y luego se congelan y se descongelan para hacer las prácticas. Les inyectan alguno de los venenos que se usan en esos cebos, se depositan en el campo de entrenamiento y el perro debe buscarlos.

P.- Agente Garrido, lleva 24 años en la Benemérita y 15 en el servicio cinológico. Fue uno de los creadores de la especialidad de búsqueda de venenos en el instituto armado. ¿Cómo ha sido la evolución durante estos años?

R- Este es el segundo perro que tengo. Me dieron la oportunidad de crear esta unidad por mi afición a los animales y el campo. Detectamos animales envenenados, cebos envenenados y artes prohibidas. Recorremos toda España prestando apoyo a nuestros compañeros del Seprona, a policías locales, agentes medioambientales, ONG's o quien nos solicite para investigar a los autores de este tipo de delitos.

Tiétar es un perro espectacular. Tiene ganas de trabajar constantemente, con la gente siempre es buenísimo y en casa es un cielo. La verdad es que reúne todas las condiciones que cualquier guía quiere. Empezó buscando animales que habían muerto envenenados y cebos con veneno. Luego lo hemos ido implementando con búsqueda de cepos y lazos.

P.-¿Qué sustancias son las que busca?

R.- En España tenemos una variedad amplísima de venenos prohibidos y tóxicos. Estos compuestos se utilizan como fitosanitarios para control de plagas, en agricultura o ganadería y algunas personas los están aprovechando para matar animales en unos determinados sectores. Por ejemplo ganaderos que quieren alejar a los depredadores de sus parcelas o cazadores que no quieren tener competidores.

El problema es que también acaban con animales que se encuentran en peligro de extinción y se hace de forma descontrolada. Estos productos son un peligro además para nosotros. Algunos producen efectos letales por su alta toxicidad, incluso inhalándolos, no hace falta ni que los animales se los coman.

Con el tiempo Tiétar ha ido aprendiendo a diferenciar los más comunes y luego, aunque no estuvieran asociados determinados productos, ha empezado a hacer un marcaje distinto con aquellos que no tenía al principio diferenciados.

La dificultad de esta especialidad y lo más importante es que ponemos a buscar a un perro carne -que es su mayor premio- y trampas para animales. Él te dice que eso está ahí, pero no lo toca, aunque le resulte muy apetecible. Además está expuesto al riesgo que supone la exposición constante a estos compuestos, que son altamente perjudiciales para la salud. En el campo y también cuando hacemos inspecciones y registros en naves o en casetas de aperos.

P.- ¿Cómo son estas intervenciones?,¿cuál es el procedimiento habitual?

R.- Nos activan desde cualquier parte de España, cuando detectan a algún animal con síntomas compatibles de haber ingerido algún tipo de veneno o que ha muerto de forma no natural, como puede ser utilizando cepos o lazos. También porque alguien localiza esos cebos en el campo y nos llaman.

Nosotros vamos y "limpiamos la zona". Después hacemos la investigación de por qué se han puesto esos cebos, a quién van dirigidos, quiénes son los posibles autores o a qué sectores se les ha aplicado. No es lo mismo un cebo para caza que para un palomo deportivo. Tenemos que actuar rápido para localizar a esas personas.

P.- ¿Qué pruebas son las que tenéis que reunir para demostrar estos delitos?

R.- Un animal muerto es una prueba principal pero hasta que no nos dicen cuál es el resultado del análisis toxicológico nosotros solo podemos presuponer lo que ha pasado. Viendo cómo ese animal tiene la piel o la lengua y dependiendo de cómo el perro marca -si con más intensidad o con menos-, podemos sospechar qué tipo de tóxico ha sido el causante.

Pero después, en función de eso tenemos que hacer una investigación. No es lo mismo que esos tóxicos aparezcan en un coto de caza, que en un entorno ganadero o en un entorno urbano, que a lo mejor puede ser una rencilla entre vecinos que discuten porque los perros de unos ladran o porque los gatos se suben al coche. Además dependiendo de la época del año en la que nos encontremos, dónde aparezcan esos cebos o el entorno que hay alrededor hacemos un tipo de investigación u otro.

El Código Penal castiga a los autores de estos delitos con penas de prisión de entre cuatro meses y dos años, además de multas y e inhabilitación para ejercer la caza o la pesca.

P.- ¿En qué consiste el trabajo de Tiétar?

R.- Los perros son fundamentales. Nos indican dónde están los cebos escondidos y luego deben localizar esos productos en un sitio, incluso decirnos quién los ha colocado. Aunque no aparezcan físicamente nunca. Tietar es capaz de detectar olores residuales en bolsas, en la ropa o en los vehículos en los que han trasportado esos cebos. Es una labor bonita y complicada.

Cuando detecta el olor, se acerca, se sienta y empieza a ladrar como un poseso. Pero por ejemplo ya ha aprendido que cuando hay un cebo en alto es mejor no aproximarse, porque puede haber cepos enterrados. Nos pasamos seis meses al año fuera de casa haciendo investigaciones. A base del ensayo y el error hemos ido adquiriendo experiencia y lo hemos ido perfeccionando. Nos hemos dado ya muchos cacharrazos.

Aún así yo tengo que preveer ese tipo de situaciones y saber qué debemos hacer. Tietar responde a una serie de conductas naturales como son el olfatear, buscar, localizar algo y ladrar para avisarme. Pero los guías también estamos para facilitarles el trabajo y exponerles a los mínimos riesgos posibles.

P.- ¿Cómo es el trabajo en equipo?

R.- Cuando actuamos en un sitio debemos hacer antes una planificación del trabajo. Debemos saber qué posibles perjuicios podemos encontrarnos durante la búsqueda. Por ejemplo si entramos en una finca donde hay jabalíes o en la que el perro puede entrar en conflicto con un corzo, un venado, un oso o por ejemplo unos mastines, eso hay que tenerlo antes en cuenta.

Nuestro nexo de unión siempre es el Seprona. Primero porque los dos somos especialidades de la Guardia Civil y en segundo lugar, porque ellos son los que investigan los delitos en el campo y conocen el terreno. Compartimos esa información y trabajamos de forma conjunta.

P.- ¿Y pensando en el futuro, estáis entrenando a más perros que hagan esta labor?

R.- Ahora estoy empezando a adiestrar a un cachorro. Es una perrita que se llama Mora. Ahora es todavía muy joven pero estoy seguro de que tendrá buenas cualidades, igual que Tiétar y podrá ser su sucesora el día que se jubile.

Tiétar es el primer perro que obtiene este reconocimiento porque hasta ahora no era oficial en la Guardia Civil. Aún así ya había sido premiado en el año 2007 por el Ministerio de Defensa por su trayectoria como mejor perro del año. Estoy encantado con él, se lo merece y hace un gran trabajo. Seguro que es un buen maestro.