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Islas Canarias

Gran Canaria presume de su “panza de burro”, el fenómeno que refresca los veranos en el norte de la isla

Mientras en el sur se superan los 35 grados, en la capital rara vez se alcanzan los 25
Mientras en el sur se superan los 35 grados, en la capital rara vez se alcanzan los 25. Informativos Telecinco
  • La panza de burro funciona como un “aire acondicionado natural” que mantiene a Gran Canaria bajo una capa de nubes

  • Se genera por la presencia de un anticiclón, que se queda anclado en la ciudad cada verano gracias a las montañas

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Quizá hayan escuchado alguna vez la expresión panza de burro. No tiene nada que ver con el físico, sino con la meteorología. Esta curiosa denominación es ampliamente usada en Las Palmas de Gran Canaria para describir un fenómeno atmosférico particular que refresca sus veranos, hasta el punto de haberse convertido en todo un reclamo turístico.

La singular orografía de la capital grancanaria le otorga un microclima propio, muy diferente al del sur de la isla. Así son los veranos en Gran Canaria: de sol radiante en las playas del sur, pero también de cielos encapotados en el norte, en plena panza de burro de todos los años.

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El aire acondicionado natural de Las Palmas

El fenómeno funciona como un “aire acondicionado natural” que mantiene a la ciudad bajo una capa de nubes. “Esto es una gran sombrilla, preciosa sombrilla”, destacan sus vecinos, que disfrutan de temperaturas notablemente más suaves. Mientras en el sur se superan los 35 grados, en la capital rara vez se alcanzan los 25. “Venimos de Maspalomas y hemos dejado un día fantástico. Entonces nos ha sorprendido un poquitín el cambio”.

La panza de burro se genera por la presencia de un anticiclón, que se queda anclado en la ciudad cada verano gracias a las montañas que la rodean. “Por otro lado tenemos lo que es el efecto del viento, que es un viento de componente norte que es más fresco y húmedo”, explican los expertos.

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Un verano sin sol como reclamo turístico

Este fenómeno hace que Las Palmas de Gran Canaria ofrezca un tipo de verano distinto al habitual en el archipiélago. “Un fenómeno que permite que las Palmas de Gran Canaria rara vez superen los 25 grados en verano y que ya se ha convertido en todo un atractivo turístico”, explican desde el sector, que observa un giro del tradicional turismo de sol y playa hacia un creciente “turismo de nubes”.

“Está bien porque en Barcelona hay mucho calor que ya estoy viviendo. Ahora el frío me gusta más porque en Península es muy, muy calor”, comenta una visitante.

El Ayuntamiento de la capital ya promociona su particular verano como un “verano sin sol”. “Para nosotros no deja de ser un atractivo, una protección. Te vienes aquí, descansas por la noche, vives razonablemente. Estamos encantados con nuestra panza de burro”.

Un burro que, como cada año, “comienza a adelgazar en agosto” para dar paso a un invierno mucho más soleado en la ciudad.