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Nuestra bachelorette se está entregando en cuerpo y alma en esta experiencia desde el primer día. Su objetivo es encontrar el amor verdadero y hará todo lo que esté en su mano para que así sea. Por ello, ha decidido dar un paso más con sus pretendientes.
“Ha llegado el momento de conocernos más profundamente”, les anunciaba. Lo que iba a pasar a continuación iba a marcar un antes y un después en su aventura. Ella cree que en toda relación es imprescindible estar tanto en lo bueno como en lo malo, por eso ha decidido contarles el episodio más duro de su vida.
“Yo de pequeña sufrí bullying”, comenzaba. “Fue muy duro porque fue durante muchos años. Sufría empujones, insultos… Siempre estaba sola”. Pero no solo eso. Sheila tampoco lo tuvo fácil en su ambiente familiar: “Cuando llegaba a casa la situación no mejoraba. Llevo desde los quince años sin hablarme con mi padre”.
Desde entonces, ella ha sentido esa falta y cambió su vida para sobrellevarlo: “Fue una de las razones por las que me vine a Madrid. Buscaba la felicidad, buscaba evadirme de todos los problemas que tenía. Yo no tuve ningún refugio en ningún momento, todo estaba mal en mi vida”.
Sheila no pudo evitar las lágrimas al descubrirle su pasado a sus chicos: “Llegó un momento en el que toqué fondo. Me cuesta mucho abrirme, que me hagan daño, porque he sufrido muchísimo mucho tiempo”.
Las relaciones sentimentales que ha tenido a lo largo de su vida tampoco han ayudado: “Han sido relaciones tóxicas. Al final poner un parche y sigues hacia delante y es lo que yo he hecho hasta hace poco. Por eso estoy aquí, intentando buscar esa felicidad que he buscado siempre desde que era pequeña”.
Después de escuchar su historia, los pretendientes también quisieron contarle sus experiencias más dolorosas. El primero en hacerlo fue Héctor: “Yo me crie solo con mi madre. Mi padre a mis tres años se marchó de casa. He conseguido superarlo, he conseguido perdonar a mi padre. A pesar de que él estuviera muerto yo le escribí una carta”.
Álvaro agradecía la sinceridad de su compañero muy emocionado: “Quiero dar las gracias porque no siempre se tiene un círculo que te escuche así. Ha tocado mi fibra, hace un par de años mi padre sufrió un infarto muy grave. El casi perderle me hizo ver que había estado perdiendo el tiempo”.
Alberto fue el siguiente: “La pérdida de mi madre cuando tenía diez años fue un momento duro, de hecho no terminé de asimilarlo hasta muchos años después porque eso es algo que no es natural”.
Por último, y aunque le había costado, Carlos también terminaba por romper su coraza: “La figura de mi padre no la he tenido nunca. Tengo eso marcado. Mis padres se separaron cuando tenía trece años. Ha sido muy duro”.