Dos duquesas al encuentro de su Duque

SANDRA VICENTE 02/06/2008 15:20

Sonia se levantó a las 5 de la mañana para coger el tren que la trajera de Elche a Madrid. La madrileña Virginia no tuvo que recorrer tanto trayecto para llegar a su paraíso, pero los nervios por lo que iba a vivir ese día eran casi tan incontrolables como los de Sonia.

Las dos iban a conocer al hombre de sus sueños y de los sueños de media España . Y nosotros, telecinco.es, convertidos por un día en el genio de la botella que iba a hacer realidad sus deseos, quisimos acompañarlas en una jornada que van a tardar en olvidar.

A Sonia no la echaron para atrás las cuatro horas de tren que la separaban de su Duque. En cuanto la llamamos para darle el notición de que era una de las ganadoras de nuestro concurso gracias a su divertida oda al Duque y que iba a poder pasar algunas horas con él en el rodaje de la segunda temporada de 'Sin tetas no hay paraíso' supimos que ella lo iba a vivir de una manera muy especial.

Espontánea, divertida y con una irrefrenable verborrea, esta guapa alicantina de camino a Madrid sólo deseaba que le tocara junto a su asiento en el tren alguien con quien poder desahogarse contando lo que estaba a punto de vivir, pero "me ha tocado una extranjera que no entendía ni papa", se lamentaba.2

En cuanto llegó a las instalaciones de Telecinco pudo despacharse a gusto. Impresionada por la cantidad de famosos que vio a su paso, y cámara de fotos en mano, no dudó en inmortalizarse con todo y con todos los que pudo. Lo que no sabía es que lo que la esperaba en una nave a las afueras de Madrid iba a superar todo lo vivido hasta el momento.

Virginia, como no podía ser de otra manera, llegó a Telecinco acompañada por su Duque particular, Fernando , su recién estrenado marido, que fue quien hizo posible que ella fuera una de las elegidas para pasar un día con el protagonista de 'Sin tetas no hay paraíso'. A espaldas de Virginia, él le hizo su carnet de Duquesita, él respondió correctamente a todas nuestras preguntas y él escribió una de las odas más bonitas que recibimos en la redacción de telecinco.es. Así terminaba su verso: "Todo es una sorpresa/ pues en un mes nos casamos/ y quiero ganar el concurso/ para darle este regalo./ Los miércoles por la noche/ mi chica es una duquesa/ pero Duque, de hombre a hombre te digo/ que siempre será mi princesa".

Ese día su princesa fue más duquesa que nunca porque así se lo hizo sentir el Duque desde el momento en que salió personalmente a recibirnos a la puerta del rodaje. ¡Y qué recibimiento! Ni en sueños hubieran imaginado que iba a abrazarlas de esa manera, como si las conociera de toda la vida. "¡Qué fuerte, qué fuerte, no puede ser verdad!", no paraba de repetir Sonia.

VISITANDO EL RODAJE CON EL MEJOR GUÍA

Abrumadas por la calidez de la bienvenida, tardaron algunos minutos en reaccionar, pero pasada la primera impresión, empezaron a moverse por el plató como pez en el agua, siempre acompañadas por su cicerone particular. Él se encargó de que vieran la comisaría en la que Torres intenta darle caza, la casa de su madre, donde protagonizó una de las escenas más duras de la primera temporada, la habitación de Fina, la madre de Catalina, el night club donde se han cocido sus negocios más turbios.... Y hasta las dejó colarse en maquillaje y peluquería mientras se afeitaba para meterse en la piel del Duque.

En pocos minutos, Miguel Ángel, el chico cariñoso y efusivo en vaqueros y camiseta de algodón, se transformó en el Duque, el mafioso de carísimos trajes negros y voz rasgada. Tocaba rodar y Sonia y Virginia tuvieron el privilegio de disfrutarle también en su papel de mafioso. Presenciaron una escena con Catalina desde dentro del plató y luego, desde fuera, pudieron seguir en los monitores del director lo que dentro de unos meses veremos en nuestras pantallas.

Pendiente de ellas en todo momento y de todo el séquito que componíamos esa mañana el 'dispositivo duquesitas', . Habían pasado horas y él seguía abrazándolas, contándoles anécdotas del rodaje, besándolas, dándoles masajes (ambas pudieron comprobar en sus carnes su pasado como fisioterapeuta), hablando por teléfono con sus novios, hermanas, amigas... Miguel Ángel Silvestre

UNAS COPAS EN EL NIGHT CLUB

El colofón final llegó cuando a Miguel Ángel, despojado de nuevo de su look de mafioso, se le ocurrió que nos tomáramos algo en el night club donde el Duque suele hacer sus negocios. "Mejor que no, Miguel, podéis manchar algo del decorado y luego hay que rodar", le aconsejaba alguien del equipo.

"Os juro que si se mancha algo, yo lo limpio hasta que quede reluciente", suplicaba el actor. "No os olvidéis de que gracias a gente como ésta nosotros estamos aquí", aseguraba Miguel Ángel. Nadie pudo resistirse ante argumentos como esos y en unos minutos estábamos todos sentados en el night club tomando unas coca colas que él mismo se encargó de servir.

Estábamos en su casa y él era nuestro anfitrión. Ni la Preysler hubiera podido hacerlo mejor. Agasajados de la mejor manera, charlamos sobre la serie, sobre la forma en que ha cambiado su vida, sobre sus deseos de futuro, sobre Internet...

Nos dieron casi las 4 de la tarde y nos pareció de mala educación tenerle castigado sin comer después de tan buen trato por su parte, así que con todo el dolor de su corazón las duquesitas dijeron adiós al hombre con el que llevaban meses soñando.

Sonia cogió su tren de camino a Elche y Virginia subió al coche con su marido de camino a casa. ¡Qué duro es ser duquesa sin Duque!