Un ruidito de Ferre dinamita la convivencia con Fati en ‘Solos’

  • Ferre hace un ruido con la boca que acaba con la paciencia de Fati

  • Él se defendía alegando que es algo que hace en su "vida diaria"

  • “Será para ponerse como me salga del c*** ¡Me supera tío!”, se quejaba Fati

Un gesto aparentemente inofensivo ha dinamitado la convivencia de Ferre y Fati. Los inquilinos del pisito estaban haciendo una prueba en la que aprendían prácticas de primeros auxilios cuando un ruidito ha hecho estallar la guerra entre ellos.

Fati y Ferre aprendían primeros auxilios, algo fundamental para Fati si quisiera ser azafata de vuelo así que en ‘Sol@s’ les han propuesto aprender haciendo prácticas. Estos ejercicios incluían tomar la temperatura del viajero e incluso conseguir que subiera un par de grados de temperatura… lo que no sabían es cómo iban a conseguirlo.

Ferre le ponía le termómetro a Fati, la forma en que lo hacía ya levantaba las suspicacias de ella, también la forma de quitarle y el debate de si los termómetros digitales llevan en su interior mercurio o no… un ruidito acababa con su paciencia. Y es que Ferre suele hacer un ruido con la boca, una especie de chasquido, como si estuviera masticando, que saca de quicio a Fati.

Ferre hacía el ruido de nuevo, se reía dándose cuenta de lo que había hecho y Fati perdía los nervios, afeándole el gesto. Los inquilinos del pisito continuaban con la prueba pero el enfado seguía latente y acababa por estallar cuando Fati le pedía a Ferre que mientras el termómetro hiciera su trabajo, fuera haciendo otra cosa como abrir los vendajes.

Él no entendía sus exigencias y acababan a gritos. Fati se levantaba y él gritaba: “No es para ponerte así”, decía él; “te lo pedí por favor y no me lo puedes respetar”, se quejaba ella; “lo hago en mi vida diaria”, continuaba él y ella se ponía aún más nerviosa: “Será para ponerse como me salga del c*** ¡Me supera tío!”

Fati y Ferre no se hablan

Y, dicho esto, se negaba a continuar con la prueba y se iba a la terraza, donde decía hablando sola: “Esto es por demás ya. Son manías, cosas que me molestan, no puede respetarlo, tiene que ser lo que él diga”, se quejaba ella.

Mientras, él se quedaba en la cocina y hacía un par de hamburguesas, pero cenaba solo. Fati permanecía en la terraza y solo regresaba al interior cuando Ferre salí a tomar un poco de aire. En ese momento, Fati se marchó a la ducha, se arregló el pelo y se fue a dormir.