Raquel Morillas tuvo un tenso debut en el 'Día a Día' de María Teresa Campos en 2002

  • Se reencontró en 'Día a Día' con su enemiga en 'GH 3', Patricia Ledesma

Después del testimonio de Víctor Sandoval, Raquel Morillas ha sido el último rostro conocido en hablar de la cara más oscura de María Teresa en ‘Día a Día’. Se dio a conocer en la tercera edición de ‘GH’ en 2002 y sus constantes discusiones con Patricia Ledesma la convirtieron en uno de los personajes más deseados por la matriarca de las Campos para ‘El Corrillo’ de las mañanas.

El lunes 9 de septiembre de 2002, Raquel Morillas se estrenó junto a Patricia Ledesma como colaboradora de ‘El Corrillo’ de María Teresa Campos. Por aquel entonces, Víctor Sandoval ya había dejado de participar en el espacio y era Alessandro Lequio el que ocupaba la codiciada silla junto a la presentadora en la sección estrella sobre corazón.

Raquel Morillas y Patricia eran dos de las mujeres del momento y con sus constantes rifirrafes en la casa de ‘GH 3’ se convirtieron en un gran reclamo para la audiencia. María Teresa no pudo resistirse a sus encantos televisivos y en 2002 las fichó como colaboradoras estrella de su corrillo, donde comentaban toda la actualidad rosa.

Las archienemigas llegaron pisando fuerte a su primer día de trabajo y María Teresa las recibió con una sonrisa de oreja a oreja. No fue tal la cordialidad entre ellas, que no dudaron en aprovechar el espacio de la matriarca de las Campos para soltarse alguna que otra pullita.

Patricia Ledesma le echó en cara a Raquel que fuera tan crítica con su madre, Encarni Manfredi y le reprochó que hablara de una supuesta maternidad, que en realidad nunca había ocurrido. Raquel, por su parte, se mostró muy risueña y bromista aquella mañana y no atacó con ironía a la que fuera su principal rival en ‘GH 3’: “Eres muy egocéntrica”, dijo.

En ‘Unplugged’ hemos querido recoger el primer día de Raquel Morillas como colaboradora y la tensión que vivió en directo con Patricia Ledesma. Dale al play al vídeo que encabeza esta noticia, porque no tiene desperdicio.