Justo cuando los mineros han anunciado que los tubos que debían incrustar en el pozo secundario para comenzar a bajar con seguridad se quedaban encajados, un equipo de ‘Ya es mediodía’ estaba con Elena, la tía abuela del niño, que se ha puesto a llorar.
No es para menos. La desesperación (y también la necesidad de la fe) de la familia aumenta cada vez que parece que se va a poder llegar la altura del pozo en el que se encuentra Julen pero, por múltiples dificultades, siempre hay que dar un paso para atrás. Además de haberse caído en un agujero tan profundo pero con un diámetro tan pequeño mientras jugaba con su padre, éstas son las otras ‘leyes de Murphy’ que están impidiendo su inmediato rescate:
- DÍA 2: detectan el tapón de tierra que cierra un hueco de 15 metros en el que se supone que se encuentra el niño. Impide acceso, cualquier tipo de visibilidad y propagación del sonido.
- DÍA 5: los trabajadores se topan con la piedra caliza y la pizarra del ‘Complejo Malaguide’, que es el nombre del conjunto tectónico donde se encuentra el pozo principal. Esto dificulta la construcción del pozo secundario.
- DÍA 8: la imposibilidad de usar explosivos para no dañar la vida del niño y la aparición de cuarzo retrasa los trabajos de la tuneladora, que ya había conseguido excavar.
- DÍA 9: Una vez hecho el segundo pozo, los mineros no pueden incrustar los tubos que lo mantendrían fijo para poder bajar. Además, la torcedura del hueco que uniría los dos túneles tampoco es transitable por lo que hay que escarbar otros 20 metros más. ¿Qué más puede pasar?...