Se cumple un año desde el día en el que Iñaki Urdangarin entró la cárcel de Brieva, la prisión de mujeres que él mismo eligió para mantenerse aislado y pasar su condena en un módulo apartado. Un funcionario de dicho centro nos cuenta cómo ha paso estos 365 días: “Al principio le resultó muy duro, ver venir y marcharse a la familia es un trago que hay que pasar. Pero ya le visitan con normalidad, en los locutorios y en el vis a vis”, ha dicho, sin especificar que la propia Infanta Cristina estuvo allí hace una semana.