Padrazo de penalti

ROCÍO CERVERA CANO 17/01/2008 13:32

El asombro y la confusión de Luisma al enterarse de su futura paternidad ha sido el primer impulso que ha llevado a Luisma a replantearse su vida. Pero, además, la sobrina de Mauricio ha sido la primera en intentar por todos los medios en que Luisma consiga un trabajo como camarero en el Bar Reinols.

No obstante, Luisma no lo tiene nada fácil. Además de ser el más macarra de entre los macarras y contar con un pasado envuelto en drogas, es el joven con menos luces del Esperanza Sur, una serie de condicionantes que le lleva a luchar por un imposible: un trabajo estable y un sueldo decente. Y es que Luisma todo lo que hace lo hace mal y todo lo que escucha lo entiende peor.

Mientras Macu se ha puesto manos a la obra con su embarazo, Luisma no ha sabido cómo abordar la nueva noticia. De hecho fue ella la que convenció a su tío Mauricio para que le dejara trabajar como camarero en su bar. Realmente a Mauricio nunca le gustó la idea porque sabía que Luisma nunca hace nada bien, pero aun así le dio el puesto de trabajo porque, al fin y al cabo, será el padre de su próximo sobrino.

La búsqueda

Como ya se preveía, Luisma no duró mucho tiempo como camarero ya que estuvo a punto de matar a su compañero por accidente. Desde este momento comenzará una odisea buscando trabajo de un lugar a otro. Pintor, camarero e incluso cobrador de morosos. Sin embargo, Luisma tiene la sensación de que no es capaz de hacer frente a la gran responsabilidad que se le avecina. En esta última temporada se encuentra inseguro y preocupado hasta el punto de llegar a ser una presa perfecta de una secta que le prometió darle la 'solución final'.

Una lucha diaria pero insuficiente parece que describe al 'nuevo Luisma' en estos últimos episodios. La gran responsabilidad que se le aproxima parece que le está haciendo recapacitar sobre su vida y que podría llegar a transformarle en un buen padre pero tendrá que hacer un esfuerzo milagroso para que en nueve meses se convierta en una persona responsable y con un empleo estable, algo que no ha conseguido en los últimos años de su vida.