Deudas y más deudas, eso es lo que le queda a Willydespués de vivir una vida llena de caprichos y vicios varios. Aunque, al redactor le queda mucho por delante y no se imagina el futuro tan duro que le quedará por vivir.
Willy primero ve cómo sus ingresos disminuyen hasta el punto de tener que engañar a sus compañeros de la redacción para conseguir un mísero céntimo, aunque Diego será más listo que él en el aspecto económico y el engañado será el propio Willy.
Más tarde, se verá obligado a robar comida para llevarse algo a la boca. Después tendrá que cambiar su vestuario por un asqueroso saco, pues también verá cómo su ropa desaparece, hasta llegar al punto de tener que estar semidesnudo y arrastrando hambre, mucha hambre.
En el lado opuesto se encuentra su inseparable colega Diego, con mejor aspecto que nunca y tomándose a risa la situación tan crítica que está viviendo Willy, se mofa en su cara de su mala suerte y hace las típicas gracias.
Finalmente, Diego le echará una mano a su compañero y de qué mejor manera que en tema de la alimentación. Se encargará de "dar de comer" a su compañero, pero éste se quedará con "la miel en los labios" y no podrá probar bocado debido a una gran paliza que sufrirá como consecuencia de sus deudas. Aunque de todo este embrollo, quien peor saldrá será Diego, catigado por su gula...