Explicación filosófica de... Involución

WILLY VANILLY 25/03/2009 17:54

Siempre se nos ha vendido la idea de progreso como algo positivo. Como si conquistáramos metas que antes no hubiéramos ni soñado en la ciencia ficción. Si bien es verdad que la evolución tecnológica, industrial y armamentística es exponencial, ocurre lo contrario con la ética en el devenir humano. Podemos afirmar que hoy somos menos humanos que hace dos siglos.

El siglo XX, el más reciente, fue el siglo más sangriento de la historia de la humanidad. Y representa el cúlmen del progreso. Millones de muertos en guerras absurdas y genocidas lo atestiguan. El capitalismo neoliberal, modelo económico imperante en la actualidad, se fundamenta en el lucro personal y la desrregulación del mercado favorieciendo abiertamente al sector privado en detrimento de lo público (¡¡eso sería intervencionismo!!). Así lo documentan los padres intelectuales del capitalismo como Adam Smith o Calvino. Es la ley del más fuerte, toda una lección práctica de darwinismo social.

Como todos sabemos, a la empresa, núcleo del sistema de organizaciones en el que vivimos, le importa un pimiento el empleado. Sólo somos números, códigos de barras adiestrados para trabajar en cadena de forma eficaz y eficiente. Sólo somos piezas del gran puzle de la producción a gran escala, eslabones. Y en este modelo, como es lógico, la amoralidad es la norma.

Ni siquiera las buenas ideas escapan al marketing de la indecencia. Como bien predica la genéricamente denominada 'biblia de la antiglobalización', 'No Logo', de Naomi Klein, las causas nobles también tienen su . Por tanto son rentables y quieren su trozo del pastel. Pero su vocación es la misma: vender y vender. Lo mismo sucede con los medios de comunicación. Explotan comercialmente su público obletivo instrumentalizando una ideología concreta. Por ejemplo, leer un determinado periódico 'progresista' significa que existe un mercado que demanda ese tipo de información y el periódico, simplemente, oferta ese contenido para su consumo. Pero el objetivo no es otro que vender más ejemplares como empresa privada que es. target

Por último toquemos el palo tan manido de la destrucción del planeta, cuyo pope es Al Gore con su ciclo de conferencias sobre el cambio climático. No creamos o no las estadísticas sobre el aumento de emisiones de CO2 y la destrucción de la capa de ozono, es evidente que cada vez queda menos alfombra forestal y que las especies se extinguen en progresión geométrica.

A contracorriente

En contraposición con toda esta praxis estructural han surgido movimientos de protesta a lo largo de la historia. Muchas son las etiquetas con las que se les ha querido conceptualizar: movimientos contraculturales, antisistema, terroristas, antiglobalización, neoludismo, ecologismo radical... aunque lo único que tienen en común es su rechazo al sistema. Se manifiestan de formas diferentes y sus motivaciones se arraigan sociológica y culturalmente en causas contextuales puntuales. Hoy, la globalización gracias a Internet supone un abanico gigantesco por explotar para los disidentes. Aquellos en los que todavía no haya calado la conciencia acrítica, tienen a su disposición nuevas y potentes herramientas, las mismas que emplea el sistema para perpetuarse.

La verdad está ahí fuera

¿Es esta una argumentación válida para defender que el progreso nos lleva a la destrucción? ¿Que no evolucionamos sino que involucionamos? ¿Y qué carajo queremos decir con todo esto? Nada importante, sólo nos hemos desahogado un poco. En realidad esta parrafada no tiene nada que ver con el sketch. ¿O sí?