15-01-09 (Tarde): Sin tetas... y sin paraíso

telecinco.es 15/01/2009 18:49

18.40. (Redactora anónima de telecinco.es). Después de muchos años pensándomelo, por fin me había decidido. Mis pequeñas tetas se iban a convertir en una maravillosa y redondeada delantera que este verano luciría por todas las playas de la costa malagueña. Pero no todos los cuentos tienen un final feliz, y el mío no estaba dispuesto a ser diferente.

Aunque soy una de las más alocadas de la redacción, lo cierto es que cuando tengo que tomar una decisión importante no lo hago a la ligera. Desde que era una adolescente quería ver crecer mi delantera, pero por mucha miga de pan que comí este momento nunca llegó (y claro está que a mis 27 años nunca llegará). Así que después de cansarme de ver como la guapa rubia de tetas operadas se ligaba al hombre el momento en ‘Sin Tetas no hay Paraíso’, mi obsesión por verme ‘estupenda’ volvió a mi cabeza.

Tras visitar muchas clínicas, por fin me había decidido por una de nombre prestigioso (no pienso darlo porque tampoco es plan de arruinarlos) en la que se operan muchos famosos (así mi madre podría entretenerse cotilleando todo lo que pasaba en los alrededores de mi habitación)

El día había llegado. El 15 de enero del 2009 era el día T (en honor a mis nuevas tetas). Mis pobres padres se habían pedido el día y mi novio, que es el mejor hombre del mundo y hoy me lo ha demostrado una vez más, también. A las 8 de la mañana ya estábamos todos en el coche rumbo al centro de Madrid. Había pasado una noche bastante buena y ya me veía con mis nuevo atributos bien colocados en su sitio.

Una vez en la clínica todo parecía sacado de un cuento: enfermeras encantadoras, una habitación con salón, tele de plasma, dos baños (algo que si te paras a pensarlo es normal después de la pasta que te estás dejando) y lo que más le ha gustado a mi madre, un estupendo neceser lleno de productos monísimos y de un tamaño perfecto para llevárselos en su viaje a Londres.

Rápidamente me han mandado duchar y ponerme el clásico camisón de hospital, uno de esos con los que se te ve todo el culo y que no cambia por mucho dinero que te estés dejándote en la operación. Más que a punto de entrar a quirófano parecía que estaba comenzando unas mini vacaciones en un apartamento de Madrid. Pero todo ha cambiado rápidamente cuando he visto entrar al antipático señor de bata verde que, casi sin mirarme a la cara, me ha dicho: “ponte el gorro que te vas a quirófano”. Sin dirigirme la palabra, así me ha llevado hasta las puertas del ‘paraíso’, algo que no me ha gustado ni un pelo dado que yo hablo hasta en sueños.

Las puertas del ‘infierno’, que en eso se ha convertido mi ansiado paraíso, se han abierto como por arte de magia, y cual sería mi sorpresa al no encontrar allí al amable cirujano que me había atendido en las consultas previas a la operación. “Hola, el señor X está enfermo y yo voy a ser el encargado de ponerle su nueva delantera, eso sí, yo opero con anestesia general” ¿Perdón? ¡No podía dar crédito a lo que estaba escuchando!, no pensaba dejar mi escote en manos de un desconocido que ni me había hecho las pruebas necesarias (o al menos eso creo yo) para dejarme dormida durante unas cuantas horas.

Así que después de discutir un poco con el equipo médico y de dejar muy claro que yo me iba a mi casa sin alcanzar el objetivo, me han subido de nuevo a la habitación y, eso sí, me han devuelto el dinero muy amablemente. Lo primero que me he encontrado al llegar a mi cuarto ha sido un enorme ramo de flores que mi Duque particular me había comprado para cuando llegase, algo que me ha hecho emocionarme y al mismo tiempo morirme de vergüenza ¡con la que he montado y salgo sin Paraíso…! Les he contado lo que había pasado, que no estaba dispuesta a dejar mi sueño, ahora truncado, en manos de cualquiera y que a mí eso de dormirme de repente no me había gustado ni un pelo; así que como una familia feliz nos hemos vuelto a casa y hemos cerrado la puerta de nuestro ‘apartamento de lujo’ en pleno centro de Madrid.

En fin, hoy no he alcanzado el ‘Paraíso’ y mañana volveré a la redacción de telecinco.es igual de plana que me había marchado el día de antes…