'White out' o cómo enfrentarse a la blancura total y no saber qué te está pasando

Hilo Moreno 16/06/2016 11:55

Hace unos días, navegábamos por el Indlandsis de Groenlandia a buen ritmo y con un viento favorable que nos llevaba directamente a Summit Camp, a 3205 metros sobre el nivel del mar, primer objetivo de nuestra expedición. El cielo, por momentos, se cubría de nubes pero la cometa mantenía su visibilidad en forma de vivos colores recortados sobre el cielo blanco.

Tras recorrer unos 50 kilómetros las nubes comenzaron a cerrarse y el viento arreció. Las referencias empezaron a perderse y la línea del horizonte dejó de ser visible, fundiéndose el cielo con el blanco de la nieve y la niebla: estábamos en plena situación de 'white out'. Este término también conocido como blanco total o blancura total hace perder toda referencia y la desorientación es completa, tan grande que es fácil marearse o padecer una suerte de vértigo horizontal. Algunos exploradores polares han definido el fenómeno como estar dentro de una pelota de ping pong, donde te encuentras envuelto en blanco por todos lados y totalmente desorientado. Si además has pasado el rato observando embelesado el movimiento circular de una cometa en una situación de 'white out', el globo, o mareo, lo tienes asegurado. Eso nos ocurrió y nos fue imposible continuar la navegación así que tuvimos que posar la cometa en tierra. Para que no se la llevara el viento y la perdiéramos de vista, era importante salir corriendo y apresarla cuanto antes.

En cuanto detuvimos el trineo y soltamos la cometa salí corriendo a por la tela que yacía nerviosa envuelta en nieve y dispuesta a continuar su camino volando. Arranqué con ganas el 'sprint'. Con ganas y con las enormes botas que llevamos, que protegen del frío y de la nieve y con las que es bastante complicado moverse. Pero en cuanto corrí los primeros diez metros, me di cuenta de que algo estaba pasando. Me quedé clavado con la respiración jadeante. Yo no entendía nada. Volví a la arrancada y en cuanto di unas zancadas a punto estuve de marearme del cansancio. No estoy en buena forma últimamente pero tampoco como para fatigarme tras correr veinte metros en la nieve. Aún resollando, continué el camino a la cometa aunque esta vez al trote, evitando la carrera.

Mientras andaba caí en la cuenta. En las últimas jornadas habíamos subido bastante altura, nuestro viaje comenzó a nivel del mar y el episodio descrito ocurría a más de 3.000 metros de altitud. Estaba sufriendo los efectos de la altura. Pese a ello, recuperamos la cometa y volvimos al interior de nuestra tienda en un momento en que la tormenta ya se había desencadenado con rachas que rondaban los 70 kilómetros por hora. Veinticuatro horas más tarde aquí seguimos, escuchando música dentro de la tienda tranquilamente mientras dormitamos. Esperando a que el vendaval remita y nos permita alcanzar la cima helada de Groenlandia en poco tiempo.

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