¡He estado con Will Smith! (¡Pero regresa la foto del ya famoso conejo navideño!)

telecinco.es 14/01/2009 00:40

¡Buah! Hoy estuve con Will Smith, ¡divertidísimo! Will es un tipo dicharachero, una estrella que no ha olvidado de donde viene y que siempre que tiene oportunidad saluda a sus fans, ayuda a la gente y tapa con una mantita a los gatos que están dormidos por la calle, que en Madrid hay muchos y estos días hace un frío que pela. "Eres uno de mis mejores amigos, Pasillero", me dijo al despedirnos. "Nunca, nunca te olvidaré". Qué emoción y qué todo, de verdad. ¡Buah! Will Smith, sí, gracias, tío.

Bueno, que no, que ni me dejaron entrar ni nada. Que dijeron por teléfono los de Sony, por otra parte siempre amables, que "los redactores" no estaban invitados al estreno.

-Oh, me insulta usted llamándome "redactor" -exclamé por teléfono desde la redacción-. ¡"Redactor" yo! ¡¡"Redactor"!! ¿No sabe con quién está hablando? ¡¡Con el Pasillero!!

-¿Ha dicho pastillero? -exclamó una de las becarias desde la mesa de al lado.

-Yo he entendido plañidera -dijo otra.

-¡¡"Redactor"!! -chillé de nuevo dando un puñetazo a la mesa-. ¡Les dará vergüenza a ustedes en Sony llamarme a mí "redactor"!

-Le ha colgado y sigue hablando solo -intervino de nuevo la becaria-. Siempre hace lo mismo.

-Ese es el teléfono de atrezzo de Camera café -dijo la otra-. Está hecho de galleta.

-Bien, así me gusta, una localidad al lado del mismísimo señor Will Smith para el Pasillero. Así se hacen las cosas, gracias -concluí colgando y mojando un poquito del auricular en mi café de la mañana.

Mi superior, dueña de perrito -que en anteriores capítulos presenciaba como su mascota se meaba casi en los pies de EL DUQUE (¡¡¡chicas, fijaos en cómo nombro al hombre de vuestros sueños y venid a mi blog a darme visitas!!!) y robaba después una de las fotos de los jefazos de un montaje de navidad para llevársela a casa y ponerla en un marco en su mesilla- me dio una solución muy práctica: "ve a la puerta del estreno, di que eres de prensa e intenta colarte". "¿Colarte tú? ¿De dónde vienes?", me dijeron. "No estás en ninguna lista. ¿De Telecinco.es? ¿Qué eres, REDACTOR? Oh, más que paria, fuera de aquí y permite el paso a estos ciudadanos anónimos que tienes detrás". Pero después, Dueña de perrito cambió de opinión: ve allí como un fan y cuéntanos lo que ves. "Y deja de comerte los teléfonos de atrezzo, por favor", agregó después. "La bronca me la llevo yo".

¡El Pasillero como un fan! ¡Ante la gran alfombra roja, viendo pasar a todas las celebridades! ¡A Will Smith! ¡Al director de la película, el mismísimo Gabriele Muccino en carne y hueso! Mi sueño hecho realidad. ¡El Pasillero codo a codo con Hollywood!

Y esto es lo que me entontré:

No, bah. Ahora en serio.

Esto va así.

En Gran Vía suele haber un estreno casa semana, a veces dos. A veces los estrenos son de películas españolas. Cuando los estrenos son de películas españolas basta con que uno diga "hola, soy de pren" (el "sa" es algo que se da por supuesto, porque si no fuera "prensa" sería "prensilvania" y los vampiros JAMÁS son bienvenidos en un estreno, ni siquiera uno español) para acceder a la sala. Aún recuerdo el estreno de Casual Day, o el de Gente de poca calidad, clásicos imperecederos a cuyo estreno tuve el honor de acudir.

Pero a veces los estrenos son de películas norteamericanas y caras, caras, caras hasta decir basta. Entonces se nota que hay pasta, porque los cines se tunean: si la película va de una selva, de repente aparecen palmeras en la puerta de los cines Capitol. Si la película va de animadoras, ponen una cancha y unas cuantas mozas con pompones. Si la película va de la vida del Pasillero (por poner un ejemplo), lo llenan todo de rayas (de colores). Hoy, como la cosa iba de vidas y almas y de tal y pascual y de que la trama parece una cosa y luego es otra, pues pusieron una hermosa estructura negra según la cual la gente entraba por una puerta y luego salía por otra, con las letras de la película iluminadas en rojo.

Yo tampoco lo entendí, pero yo no estoy aquí para explicar nada.

Y sigo explicando: cuando el estreno es multitudinario (pongamos que viene Will Smith, o que viene Tom Cruise, o que viene Mel Gibson, o que regalan gorras y riñoneras), las hordas de gente deseosa de ver estrellas o llevarse riñoneras gratis superan en muy mucho el aforo de la acera, produciéndose un fenómeno de lo más gracioso en plena Gran Vía madrileña: cientos de vida se ponen en juego invadiendo el tráfico de coches para ver a su estrella favorita o conseguir su riñonera.

Esto también ocurre hoy. Aproximadamente un 98% del público agolpado tras las vallas que rodean la alfombra roja no puede ver a ningún famoso, pero se da cuenta de que alguien grande ha llegado por la intensidad de los chillidos del público que, desde el front row, puede ver y tocar a las celebridades. ¿Un gran chillido? Ha debido de llegar un pez gordo. ¿Un chillidito? Ha llegado un cantautor o alguien ha visto a un ratón.

Mejor lo veremos en un práctico esquema de los gritos ordenados por sus decibelios:

130 dB: ha llegado EL DUQUE (¡¡¡chicas, fijaos en cómo nombro al hombre de vuestros sueños y venid a mi blog a darme visitas!!!)

120 dB: ha llegado el Papa

110 dB: ha llegado Will Smith

100 dB: ha llegado uno que se parece bastante a EL DUQUE (¡¡¡chicas, fijaos etc. etc. etc. ...blog a darme visitas!!!)

90 dB: ha llegado el director de la película

80 dB: ha llegado un concursante de la última edición de Operación Triunfo

70 dB: ha llegado un paquidermo desdentado

50/60 dB: ha llegado el Pasillero

Bueno, que tras el grito mayor, empezó la película y aquello se despejó, exceptuando a los cuatro o cinco fans que conocen la verdad sobre todo esto: en realidad el actor principal estaba a punto de salir en cuanto empezase la película y él pudiese abandonar la sala con la complicidad de la penumbra, mientras pensaba "esa película, ¡esa película que he visto ya en 50 ciudades del mundo! ESA PELÍCULA LA VA A VOLVER A VER RITA". Ahí, AHÍ, es cuando podéis conseguir vuestro autógrafo.

Y eso es todo lo que tenéis que saber sobre un estreno. ¡Ni falta que hace entrar!