Concursantes listillos

telecinco.es 03/11/2010 08:21

El boxeador que se proclama 'feroz' está al borde del KO. Sobre su figura derrotada en el cuadrilátero, un juez implacable llamado audiencia está marcando una cuenta atrás que no terminará hasta mañana jueves en el horario central de mayor audiencia. El prime time le acecha, mientras repite mentalmente el Leitmotiv de cualquier púgil que se precie, incluso aquellos con poca carrera sobre las lonas: "yo no estoy sonao". Sonao quizá no, pero sí entre las cuerdas.

El juez de la pelea le va a sancionar por incumplir el reglamento. Hay precedentes de púgiles con la ceja abierta tras darle un bajonazo al contrario, pero ninguno de lo que ha hecho este pájaro que ahora agoniza con el protector dental en la mano y semiinconsciente. Nunca antes se había visto esto en un boxeador. Ni los más viejos del lugar recuerdan un contendiente sin rival golpeándose a sí mismo. ¡Y de qué manera!

Por lo que sabemos a estas horas, dos concursantes listillos serán sancionados mañana. Julio y Flor se han equivocado de programa y estrategia, han pretendido burlarse de la audiencia con una actitud absolutamente contraria al espíritu del programa, lo cual tendrá sus consecuencias. En medio de una jornada donde volvimos a ver a todos incumpliendo las reglas de la prueba (como si fuera tan difícil leer y, si fuera necesario, memorizar su enunciado), con el espectador amodorrado por la monotonía que impone la misma, la noticia de esa sanción "sin precedentes" nos ha dado un poco de vidilla. ¿Por fin se dieron cuenta? ¡No puede ser!

Quien acuñara el nombre reality show para categorizar este programa no podía imaginar que alguien se iba a olvidar de la base inexcusable de realidad sobre la que se asienta. Algunos se han equivocado de programa, lo cual dijimos aquí hace muchos días. No termino de comprender que los responsables del proceso de selección de concursantes y el equipo de psicólogos del programa no hayan podido prever lo que iba a suceder. O quizá estos lo hicieran, pero ya sabemos que en ocasiones la opinión de los psicólogos se la pasan por el forro. Incluso hubo una concursante ganadora que de haberles hecho caso nunca hubiera sido seleccionada. La clave quizá esté en que los concursantes cuestionados ahora se han pasado de listos. O más bien diría que han sido demasiado tontos.

¿Quién hubiera podido imaginar que iban a ser tan torpes? Los dos nuevos amantes de Guadalix (ja, ja y ja) andan pendientes de las cámaras y micrófonos. Se besan en el jacuzzi con un ojo puesto en nuestro ojo, en una impúdica exhibición de sus auténticas intenciones. Discuten sin recato sobre qué programa es más apropiado para sus numeritos, tal vez La Noria o quizá El Debate. "Hay que hacer algo más fuerte para que te saquen en el debate", dice Julio. Y a ello van luego, haciendo en el cuarto de baño una no menos indecente demostración de hasta dónde son capaces de llegar para dar el pelotazo que añoran.

Convierten en un rodaje porno lo que debería ser un retrato de la realidad, prostituyendo y deshonrando al programa, pretendiendo abusar de la buena voluntad de una audiencia cansada de tanta mentira y simulación. Flor saliva pensando en el dinero que ganarán con esta farsa, siendo estas secrecciones las que mandan en ella y no las generadas por las glándulas de Bartolino. Tienen sexo por interés, y al terminar lo dedican: "Un saludo, Mercedes... espero que... estemos haciendo algo bueno para el programa". Buenísimo, ya te digo.

Su pecado no es pretender hacer platós sino convertir en pantomima indecorosa lo que habría de ser realidad desnuda. Julio le dice a Yago: "¿A esa? me la voy a llevar de bolos a todos lados". Luego se reafirma en el dormitorio: "¿Qué hago, tío? Yo he venido a hacer mi futuro aquí. Lo hago... bueno, porque me apetece... pero podría prescindir de ello. Pienso que si no lo hago voy a ser un 'don nadie'...". A su vez, ella afirma abiertamente en el salón: "Yo he venido a vivir una experiencia. A cualquiera... como a todos... le gusta el dinero, y es lo que hay". Ay, ay, ay, esto es lo que hay.

Las imágenes mostradas como avance de lo que nos espera (y les espera) este jueves hablan solas, se bastan y se sobran. Ahora bien, son muchas más las muestras desde el primer día, casi en el minuto uno. Ver y escuchar a Julio era arriesgarse a vivir momentos de anticlímax. Este concursante nunca debió entrar en la casa de Guadalix para mancillar su honor. Sobre todo porque todo el rato nos sacaba de situación, recordándonos su desprecio por el formato. ¿Realidad? ¿qué es eso de realidad? parecía estar diciéndonos continuamente. Él había ido allí a otra cosa, y en las primeras horas ya contaba que tenía pensadas las respuestas a todas las preguntas de los colaboradores de Sálvame.

Luego, nada más conocer a Flor, en esas cacareadas tres o cuatro horas que precedieron al 'edredoning' más falso de la historia, Julio le pidió a la argentina que le siguiese e hiciese caso. El bien de ambos dependía de un par de meneos bajo el edredón, debieron pensar. No sabían lo equivocados que estaban. Los pulgares hacia arriba cuando terminaron su necia exhibición se convirtieron entonces en pulgares hacia abajo de la audiencia, y ahora terminará en sanción de la organización. Al lunes siguiente, este gato entremetido se disponía a contar toda la verdad sobre ese encuentro entre los dos protagonistas forzados del fin de semana. Pero un pudor excesivo me impidió hacerlo realmente.

Entre las cosas que tenía previsto contar ese día estaban que Flor había negado haber practicado sexo oral. También había dicho a algunas de sus compañeras que no quiso llegar a más porque era demasiado rápido todo. A ellas también les estaba tomando por idiotas. Pero se supieron más cosas en esa conversación. En un momento de la misma, y esto es lo que me quise autocensurar, Chari añadió un dato que la propia interesada confirmó de soslayo, como si quisiera pasar rápidamente por el tema sin que se notase. "Además, estás con la regla, ¿no?", dijo la gaditana. "Claro, tía", respondió Flor, cambiando inmediatamente de tema. Bien habrían hecho en meterse el pulgar donde yo les hubiera dicho.

La semana pasada estuve a punto de recordar una de esas historias que tanto me gustan escritas por Esopo, aquel tipo griego que gustaba de dar lecciones de vida a la peña, por medio de extrañas historias de animales. Es lo que llamamos fábulas. Pues bien, dado que Julio lleva en un brazo la inscripción "el feroz", en un tamaño que pareciera como si se moviera siempre entre cortos de vista, le habría de corresponder una de lobos. Me acordé entonces de la del lobo y la cabra.

No era mi intención identificar a todos los personajes de la fábula sino retratar hasta qué punto está desubicado este concursante ahora en la cuerda floja. Se confundió de programa, eso está claro. En el caso de que lo suyo sea realmente morder, se contentó con tocar la flauta. Debería saber que la policía no es tonta, y antes o después terminaría dándole caza. Y entonces le pillaría con las manos en la flauta, moviendo el rabo a un son que desconoce. Él se piensa que lo sabe todo de la tele. Desea ser un nuevo Rafa Mora, ese mismo que le quitó el sitio en Supervivientes, y pensaba que sabía cómo conseguirlo. Pero ha pinchado en hueso. Su hábitat natural es otro bien distinto. Gran Hermano no es para ti, muchacho.

Algunos dirán que esto mismo lo hicieron antes otros concursantes, y puede que sea cierto. Pero me atrevo a afirmar que ninguno fue tan torpe como estos dos. Nadie hasta ahora había dado tantas pistas ni había jugado con fuego de esta forma. Una cosa son los planes de cada uno para después del programa y otra bien distinta que nos intenten tomar el pelo tan abiertamente. Insisto en que la culpa es de quienes le eligieron como uno de los protagonistas de esta edición de Gran Hermano plagada de personajes con antecedentes en el mundo televisivo.

La misma noche del estreno, un contacto de este gato cronista me mandaba un mensaje al móvil: "Este 'feroz' es amigo de Ness", me decía. El concursante de GH 3 era un componente más de un 'escuadrón feroz' que está a punto de ver una de sus naves derribadas. ¿No estaba todo suficientemente claro? ¿No debieron pensar que en torno a ese ex concursante hay una especie de academia de concursantes? ¿No pudieron preverlo?

Ahora falta saber el alcance de la sanción que van a imponer a estos dos concursantes listillos. Me temo que no se atreverán a ponerles en la calle, aunque personalmente creo que deberían hacerlo. Muchos recobraremos la confianza en el programa, en peligro por culpa de ellos mismos. No vale una nominación disciplinaria o alguna otra medida de ese cariz, se impone la expulsión directa y por derecho. Nunca es tarde para asumir en parte su error y, sobre todo, lanzar el mensaje de que nadie está por encima del programa. Para burlarse así tendrían que haber sido un poco más listos. Pero listos de verdad.

Pretender engañar a Gran Hermano es partir de la presunción de poder engañarnos a todos. Y eso, amigos míos, es muy complicado. En alguna medida es algo que intentan ciertos concursantes, cada uno de un modo distinto. Por ejemplo, algunos hemos tenido el convencimiento de que Óscar Casado, primer expulsado de Gran Hermano 12, era gay. Repetidamente le han preguntado por ello y lo ha negado. Nacho Montes no tuvo reparos en decirlo con gran convencimiento, haciéndolo extensivo a Yago. Milá se lo preguntó en plató tras su salida de la casa. Volvieron a interrogarle sobre ello en el Debate. Ocasiones tuvo, por tanto, para hacer outing antes de que alguien de su entorno actual contase la verdad.

Pues bien, este gato pasmado supo ayer que Óscar ha tenido recientemente una relación con un chico, con quien ha vivido durante bastante tiempo en Granada, ciudad del concursante. Todo el mundo tiene derecho a salir del armario cuando lo considere oportuno, o no hacerlo si es lo que prefiere. Pero claro, para eso que no se presente a Gran Hermano. No voy a insistir en el concepto reality pues es algo mucho más sencillo: esa casa es transparente, como se ha dicho tantas veces, y es muy complicado engañar ahí dentro.

Si me cuentan la historia de este concursante, con una chica (ávida de fama y dinero, ya lo sabemos) metiéndose en su cama, hubiera pensado que su rechazo podía estar basado en unos principios más firmes y honestos que los de ella. Ahora bien, bastaba con ver las imágenes para apreciar los matices. Sus gestos, las miradas cómplices con Yago... tantas otras cosas. Estaba claro, ¿no? Luego está el otro factor previsible: salir en televisión, adquirir algo de fama (por efímera que esta sea), y empezar a salirles novios y/o amantes es una sola cosa. Conclusión número 1: no intentes engañar a la audiencia y al programa que solamente te ha pedido que seas tú mismo. Conclusión número 2: si no quieres salir del armario, no vayas a Gran Hermano. Más claro agua.

Por ciertos

Aunque por un día he descansado de relatar lo sucedido en la casa, no me resisto a poner un par de pinceladas para terminar este escrito. Dámaso dice ahora que no es bisexual sino homosexual. Se lo cuenta a Marcelo, supongo que esperando apreciar (ver no, porque con la máscara de hombre lobo no se aprecian bien los gestos) su reacción. Le dora la píldora mucho, insistiendo en el tema de forma excesiva, tal vez intentando estudiar al 'malaguita'. Yo creo que no se ha terminado de creer que sea hetero. Y eso que no ha visto sus fotos personales (no tan privadas hoy en día gracias, entre otras cosas, a las redes sociales).

Jhota, cada día más desquiciado, dice textualmente: "La discusión de ayer se fue por los rayos de Úbeda". No quiero ser exagerado, pero creo que es una de las más grandes frases en la historia de este programa. No le va a la zaga la explicación de Julio sobre cierto personaje de ficción, vista hace unos días en un resumen. Laura le preguntaba si tiene operadas las orejas, a lo que él respondía sorprendido que no, añadiendo que las tiene puntiagudas como el capitán Spock. Como no sabía de quien estaba hablando, Julio hizo un esfuerzo baldío por explicárselo: "Sí, hombre, el de Star Wars, dónde estaba 'el malo' de negro, que tenían espadas así de luz". Muy bueno lo suyo.

Con algunos concursantes empiezo a tener la duda de si no serán infiltrados de otra cadena. Pase lo de Emilio Aragón de ayer, pero Yago ya ha repetido en varias ocasiones que el director de Telecinco es Maurizio Carlotti. Para quien no lo sepa, se trata de un jefe de la competencia. Y Julia hablando el otro día de Águila Roja, pesadilla de este año para los aficionados a Gran Hermano. Lo dicho, algunos parecen infiltrados.