Cuestión de supervivencia

telecinco.es 10/11/2009 08:18

Por encima de las lealtades y otros valores más o menos demodé, el concursante de Gran Hermano está obligado a vigilar y garantizar la propia supervivencia. No es que esté en su derecho de tener este objetivo como prioridad máxima, sino que puede ser incluso una obligación. Si lo miramos desde el punto de vista del espectador que defiende a un determinado concursante, este traicionaría a su seguidor si no hiciera lo posible por permanecer en el concurso, naturalmente sin necesidad de poner más zancadillas de las imprescindibles. Por eso nunca lo he llevado bien cuando alguien ha pedido ser nominado con el objetivo de resultar expulsado. Y mucho menos la salida voluntaria de la casa, aún respetando la voluntad de cada uno.

En el encuentro digital del pasado jueves me vino a la mente la frase de Michael Friedman que dice: "El nombre científico de un animal que no corre ni lucha contra sus enemigos es almuerzo". Aplicada a esta lucha por la supervivencia de la que hablamos, está claro que quien no espabila tiene muchas posibilidades de convertirse en la presa de los demás. Alguien me podría argumentar, no sin razón, que quien decide es la audiencia votante, por tanto, poco o nada tienen que hacer los concursantes si aquí fuera decidimos defender a uno de ellos manteniéndolo hasta el final, o incluso otorgándole el botín. Sucede que con un poco de perseverancia no es tan difícil que desde dentro nos pudiera convencer uno de los habitantes de algo no necesariamente cierto. "Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad", como dijera el experto en propaganda nazi Joseph Goebbels.

Digo todo esto por varias razones, que intentaré explicar a continuación. Gerardo lleva varios días intentando convencer a cuantos se prestan a ello (y, por ende, a todos nosotros) de que hubo estrategia nominatoria en el grupo de cuatro concursantes formado por Laura, Saray, Hans y Toscano. Su principal argumento es que solamente resultó nominado uno de ellos mientras del resto de habitantes terminaron en la palestra otros tres. También abona su teoría que las nominaciones de los dos mencionados en último lugar hicieran sumar cuatro votos para esos tres nominados, entre los que se encuentra el propio Gerardo. Esto le trae por la calle de la amargura, lo cual demuestra que lleve desde el jueves insistiendo en el tema. Hablar extensamente de las nominaciones es algo que todos hacen, pero en este caso parece un argumento algo obsesivo.

Con la misma mecánica empleada por Gerardo, apoyado por Tatiana desde el primer día, para analizar las nominaciones de ese grupo de concursantes podemos analizar las de ellos dos y Carolina. A saber, los tres dan sus tres puntos a Hans, lo cual podría ser interpretado igualmente como parte de un pacto. Gerardo y Tatiana nominan exactamente igual (Hans, Saray y Laura), de la misma forma que sucede con las de Laura y Saray (Gerardo, Tatiana y Carolina). Por último, si sumamos los votos de Gerardo y Carolina vemos como hacen sumar la máxima puntuación (6 votos) a Hans, igualando con dos puntos a Saray, Toscano y Laura. ¿Quién hizo más estrategia? Está claro que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Gerardo tiene idéntico derecho a velar por su supervivencia que todos los demás, aunque en su caso le aplicaría la siguiente frase de Arthur C. Clarke: "Aún tiene que probarse que la inteligencia tenga algún valor para la supervivencia".

Y pregunto más: ¿Qué pretende Gerardo insistiendo en que 'los otros' hicieron estrategia? En mi opinión juega con la presión psicológica cuyo objetivo es infundir cierto terror en algunos de sus compañeros, especialmente Indhira y Toscano, porque con Arturo no tiene nada que hacer. A esos dos les está machacando con la 'idea fuerza' de que la alianza de los tres concursantes antiguamente espías podría aniquilarles a todos. Algo de razón tiene en el sentido de que podrían tener cierta mayoría numérica en un futuro inmediato, sobre todo si el expulsado esta semana no es Hans. Aunque más bien podría tratarse de una igualdad en caso de que se consolidase la alianza entre Carolina, Ángel y el propio Gerardo, igualmente de antiguos espías.

Gerardo pretende equilibrar las fuerzas, poniéndose en el supuesto de que sea expulsada Tatiana, lo cual es una apuesta razonable teniendo en cuenta que antes de ella han ido saliendo todos los que fueron sus amigos, aliados en todas y cada una de las nominaciones en la casa 11. El mensaje que el de Majadahonda quiere fijar en las mentes de Indhira y Toscano es una especie de 'estás conmigo o contra mí'. Por eso la malagueña hace aquella reflexión a Arturo sobre que irán a por ellos dos cuando no quede nadie más para nominar. El instinto de superviviencia proyecta a Indhira hacia el lado de Gerardo, supuestamente para equilibrar la balanza. Aunque la alianza establecida por ella sea exclusivamente con Arturo, cuenta con la garantía de que Carolina sigue diciendo que nunca la nominará. Ese elemento es clave en esta historia, y puede haber sido lo que ha terminado por decantar a Indhira hacia ese lado.

Queda por analizar el papel de Toscano, experto en deslealtades, una vez aclarado qué hace Indhira aliada con Gerardo y Carolina, en lugar de junto a Hans o Saray, con quienes tanto compartió durante buena parte de los dos meses que llevamos de esta experiencia. Al jugador de básquet no se le puede acusar de pusilánime, su propia experiencia vital de superación es buena prueba de ello, pero sí habremos de convenir que en este juego no ha dudado en ningún momento en optar por el doble juego que le mantuviera en la cuerda floja sin llegar a caer nunca. Aquí se anda sin red, como los funambulistas clásicos, y el más mínimo error puede suponer el fin. Por eso Toscano pregunta una y otra vez por cómo se verán fuera sus pasos en el juego.

Es alucinante escuchar como le pregunta a Carolina (en la conversación que tuvo a Hans extrañado y a Tatiana escuchando tras la puerta) por la forma en que habrá podido interpretar la audiencia que nominase a Melanie hace ya casi un mes. Un poquito de por favor, qué cansino resulta a veces el de la silla. Pero le entiendo sin mucho esfuerzo, como me pasa con todos los demás casi siempre. Teme dar un mal paso porque siempre está en una cuerda floja que ahora le sitúa entre ambos tríos de antiguos espías. Hans, Laura y Saray de un lado. Gerardo, Carolina y Ángel del otro. Aunque lo más natural sería que Toscano no dudase en mantener su amistad con Hans, supongo que ve a Tatiana claramente entre los otros y, por otro lado, analiza los últimos movimientos de Indhira en idéntica dirección.

Como consecuencia de todo lo que he intentado explicar antes, tenemos en los últimos días a Hans dando un poco la espalda a su amigo, que estoy convencido lo entiende de forma semejante a como lo acaba de explicar este gato. E Indhira pasa casi todo su tiempo ahora con Carolina y Gerardo. Eso cuando no está desfogándose un poquito con Arturo. De alguna manera habrá de quitarse el calentón, que luego le salen granos, como ella misma dice. La decoración en la casa ha cambiado, por tanto, aunque no solamente por los movimientos que acabo de analizar en dos de sus habitantes, sino también por el cambio de actitud de otros dos.

Realmente son otras dos, porque me estoy refiriendo a Carolina y Tatiana. En ellas observo un cambio mientras veo a Gerardo convencido de que no saldrá este jueves, lo cual le lleva a persistir en su intento de convencernos a todos de lo malos que son los otros porque pactaron sus nominaciones, algo no solamente incierto sino que tampoco sería nada extraño en un momento como este donde cada uno busca su propia supervivencia, apoyándose para ello en los más afines. ¿Por qué veo a esas dos habitantes diferentes? Bueno, lo de Tati ya lo adelanté ayer en parte, y no deja de ser lo mismo comentado la última vez que estuvo nominada. Ella reacciona siempre de igual modo en esta circunstancia: limpia más que nunca, intenta no gritar ni molestar demasiado y cambia radicalmente su relación con Toscano.

En esta ocasión ha pasado de pincharlo de continuo a pedirle perdón justo en el momento que se supuso nominada. Dije ayer que les veía encamados de inmediato, y algún tocamiento parece que hubo ya, aunque hablo de oídas en este caso porque ayer era fiesta en Madrid y por las mañanas casi resulta imposible de ver el directo porque hacen un ruido con las cestas de navidad de Global Humanitaria casi insoportable, y encima mi déficit de sueño hace que me venza la tentación de echar alguna que otra cabezada. Por eso no sé bien lo que han tenido pero parece que el jacuzzi fue testigo de algún que otro tocamiento, lo cual me parece curioso cuando menos. Lo digo porque he escuchado a la propia Tatiana escandalizada porque Indhira y Arturo tuvieran algún tipo de contacto en ese mismo lugar, lo cual parecía darle mucho asco. Hay que ver, hay que ver.

En Tatiana, por tanto, nada que no pudiéramos esperar en ella. Más curioso me resulta esa realidad reformateada por esta concursante, cuando se trata de hablar de su nuevo amigo Gerardo. Resulta que ahora mantiene la teoría según la cual Gerardo ha sido encumbrado por la torpeza de ellas (Saray y Laura). O sea, que quienes le robaban comida, victimizándole por ese lado, eran otras. Ella no. Y quienes le confundieron absurdamente con aquel actor portugués entrado en kilos y con poco pelo (el vivo retrato de Gerardo, vamos) fueron también otros, supongo. Ella tampoco, claro. Pero resulta que algunos tenemos suficiente memoria como para recordar que con Saray se comían sus galletas y metían el dedo a su frasco de crema de cacao. También recordamos esa intensa (y divertida, todo hay que decirlo) noche en que Tatiana entró en brote contra Gerardo por el simple hecho de suponer que era un actor.

El cambio de Carolina es algo distinto, mucho más sutil en su caso. La veo desde el jueves como desinflada, con la mirada perdida en muchas ocasiones, apartada del resto de la comunidad, aislada en sí misma, quizá introspectiva. A consecuencia de esto la veo también más callada que nunca, lo cual es mortal para un personaje como este basado en la supuesta gracia de sus tics o expresiones, que nunca he puesto en duda. Si a Carolina le quitas el habla se queda en nada, aunque tras verla repetir las mismas expresiones, incluso idénticas barbaridades como esa del cáncer que tanto ha impresionado, pienso que apenas da para divertir durante una merienda. O como me decía hace unos días Xhavi, una merienda corta, si acaso un 'cafelito' y va que chuta.

Termino ya con una brevísima reflexión y algo escuchado anoche a Laura. Llevo días escuchando y leyendo hablar sobre los kilos de más en Saray o Tatiana. Yo mismo he hecho broma al respecto, entre otras cosas porque es una realidad más en esa casa. Ahora bien, reclamo atención sobre algo que considero elemental. Ahí dentro viven una experiencia rica en muchos aspectos pero con tal cantidad de carencias que no es nada extraño intenten suplirlas con la comida. También debemos tener en cuenta que algunos (como Tatiana) han dejado de fumar, o cuando menos han debido reducir drásticamente su dosis. Así engorda cualquiera.

Y más escueto aún. Laura le decía anoche a Hans: "Tatiana es muy temperamental pero con un beso te la ganas. En seguida se la calma". La de Elche me está ganando un poco cada día. Quizá desde que descubrí que a los dos nos causa semejante rechazo Gerardo. Me apunto esta reflexión suya y quizá la comentaré otro día. A lo mejor el mayor error de Hans es que no se ha ganado a nadie con un beso. Lo pensaré mañana, como decía Scarlett O'Hara.

[El próximo jueves tengo una nueva cita para responder lo que deseéis preguntar a este gato. A las 19.30 horas nuevo encuentro digital. Ya puedes dejar tus preguntas. Os espero.]