El Gatopardo

telecinco.es 20/01/2009 08:16

En la novela 'El Gatopardo', el escritor italiano expone una paradoja cuya cita original expresa la siguiente contradicción aparente:

Desde entonces, en ciencias políticas se suele llamar con frecuencia '' o '' al político reformista o revolucionario que cede o reforma una parte de las estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente.

Esto es, más o menos, lo que han logrado este año los responsables del programa de nuestros desvelos (nunca mejor dicho). Haciendo un simple por lo que supuso esta edición podríamos hablar de la reproducción de la primera casa, justo en el momento en que se cerró, desde la que se completó la fase final del casting, la novedad de una pareja que además debía simular no serlo, la casa tecnológica con paredes que cambian de color, expulsiones cada semana y demás detalles. Muchas novedades que empezaban con una expulsión apenas dos días después del comienzo, aquella que tuvo como víctima a un Germán al que se reclamó insistentemente para una repesca que no se llegó nunca a producir. También hubo por primera vez 'intrusos', en este caso 'intrusas' en femenino ya que fueron dos mujeres, Liz y Nany, que se incorporaban al programa un mes más tarde que el resto, y una de ellas ha estado a punto de llegar a la final. Por tener hemos tenido hasta dos italianas que han finalizado el casting para la edición de su país en la casa del Gran Hermano español.

Pero, a pesar de todos estos , el resultado fue una vez más el mismo. Volvimos a reclamar idénticas cosas, las mismas nos enervaron o nos hicieron disfrutar. Esta décima edición lo cambió todo para que todo siguiese igual, siendo la más 'gatopardista' de las habidas. A finales de agosto os proponía este gato que nos contaseis qué le pedíais a esta edición que faltaba un mes para empezar. Unos días más tarde, ya en septiembre, recogía en una anotación vuestras respuestas, bajo el título 'Que nos hagan sentir'. Pues bien, visto así la conclusión que habríamos de sacar es la siguiente: misión cumplida.

Así es, este ha sido una verbena de sensaciones, sin duda uno de los que más nos hizo sentir, si no el que más. Entonces pedía que los concursantes "sientan porque de ese modo me harán sentir a mí". insistía en la idea de "encontrar personas en esa casa que me atrapen, que me hagan sentir", y añadía "que me muestren mis miserias o que hagan que me olvide durante horas de todos los problemas que me rodean". Igualmente quería gente real, "personajes que sientan y que a la vez me hagan sentir". , por su parte, quería "secretos y emociones". ¿Quién nos iba a decir que las cosas iban a salir tan bien? Porque ellos han sentido y nos han hecho sentir, nos han atrapado, mostraron sus miserias (también nuestras) y nos hicieron olvidar nuestros problemas. Hubo un gran secreto y miles de emociones. Todo ello como nunca hubiéramos podido prever.

Una buena muestra de todo esto que hablo la tenemos en los concursantes finalistas. Los tres han sido generosos a la hora de mostrarse tal cual son. Esto les diferenció notablemente de otros como Julito, que nada más salir de la casa evidenció ser de otra manera bien distinta, olvidando sus pasiones marianas y sustituyendo la bondad por una vileza notable. Son unos finalistas que no engañaron a nadie, algo que se aprecia con claridad cuando se ven fragmentos de sus pruebas de selección, en las que Iván era bastante visionario al decir: "creo que pocos como yo han entrado ahí"; Almudena se califica a sí misma como "alegre" y Orlando dice que no le gusta meterse "en discusiones que afectan a los demás". Se hicieron un buen retrato, demostrando que se conocen bien, importante para saber venderse, algo que debían hacer entonces para lograr estar entre los concursantes de este año, e imprescindible ahora para rematar sus cuatro meses de encierro llevándose el premio final.

Explica muchas cosas esa prioridad por hacernos , expresada por nuestros amigos lectores comentaristas, sin los cuales no habríamos sido nada durante todo este tiempo. Por ejemplo, me parece indicativo que el concursante salvado más veces y que más atención ha merecido en todo este tiempo, tanto por aquellos que decidieron defenderle como por tantos que en lugar de elegir un favorito decidieron hacerle objetivo de sus ataques, haya sido quien más nos ha hecho sentir, le pese a quien le pese. Iván ha conseguido tocar la fibra sensible de muchos, compartiendo con nosotros ese camino lleno de baches, como él mismo dice, y transmitiéndonos mucha vida. Es curioso como esa mirada triste que le aprecié ya en los primeros días, explicada poco después, cuando nos relató con más detenimiento aquello que nos adelantaron en la gala de presentación sobre la separación de su novia cuando ya tenían planes de boda, fue desapareciendo poco a poco. Ahora le veo una mirada , confiada y alegre. No en vano dice habérselo pasado como nunca en su vida, lo cual se refleja claramente en sus ojos.

Almudena, por su parte, ha sido el complemento perfecto de Iván, su imprescindible pareja de juegos y también el apoyo que muchas veces no encontraba en su "psicólogo" Orlando. Con Chiqui hemos sentido, pero fundamentalmente nos hemos divertido, y nos ha enternecido muchas veces. Sus apelaciones al 'súper', acudiendo al mismo en sustitución de una madre muchas veces, como decía una redactora en la reunión post-gala del jueves pasado (según se puede ver en esta web) son adorables. También su buen humor, su aguante y su retranca cuando llega la hora de las bromas, aguadillas y similares. Me enterneció mucho cuando el domingo la veía escuchar el discurso (digamos electoral) de Iván, al que miraba con un inmenso cariño y diría que incluso .

Orlando, por su parte, es quien particularmente menos me hizo sentir. Ciertamente es amable y correcto, no pudiéndole poner apenas tacha alguna. Este concursante no es solamente un ejemplo de corrección, sino que su papel en la casa fue fundamental muchas veces, ejerciendo de nexo de unión entre individualidades enfrentadas, sabiendo escuchar y poniendo un cierto equilibrio entre todos. Sucede que a mí ese "quiero y no quiero" de los ambiguos me deja bastante indiferente, cuando no me exaspera directamente. habla así de la :

Ese estar con el culo entre dos sillas, pretendiendo ser a un tiempo bruto y delicado es un ideal que no ha de traer buenas consecuencias. , humorista y escritora, describe a la perfección de la siguiente manera el resultado de estos ambiguos deseos de quererlo todo y quedarse sin nada:

No dudo que Orlando haya sentido tanto o más que los otros, el problema es que a mí me ha dejado indiferente. Me ha gustado verle en la final, creo que es ideal ver a tres amigos en la misma y sin duda aprecio su cercanía a los otros dos durante casi todo el tiempo, dejándose influir solo a medias cuando algunos compañeros (Nany entre ellas) le intentaron apartar de Iván con argumentos absurdos cuando no falaces, como que su influencia estaba siendo mala para él. Ya se ve lo mala que fue, tanto que muchos hubieran querido llegar tan lejos aún con tan mala influencia a su lado.

Con todo, los que de algún modo fueron Iván y Orlando se necesitaron mutuamente en alguna medida. Sin olvidar a Almudena como el complemento perfecto y quizá la habitante más dual, aquella que aparentaba aspereza albergando en su interior un auténtico oso de peluche. No es contradicción, es dualidad. Unos sin otros no habrían podido existir, o al menos no tal y como les hemos conocido, de igual forma que si no existieran el hombre o la mujer no existiría la raza humana. Sin la pierna derecha o la pierna izquierda no podríamos caminar. Sin el polo positivo o el negativo no tendríamos luz eléctrica. Los finalistas de este año han sido como el taoísta.

Y en el repaso a los cuatro elementos de este que, todo sea dicho, he bastardeado a mi antojo, faltaría la . En ella andamos muchos cuando analizamos comportamientos humanos, por tanto, imperfectos y complejos. Razón por la cual damos nuestra aprobación a cosas propuestas por un concursante que sancionaríamos duramente en otro. ¿Parcialidad, manipulación? No, simplemente contradicción. Pero ajena a esa lucha con nosotros mismos y nuestra está casi siempre la predilección que sentimos por unos concursantes, lo cual nos hace defender a unos y a otros no. Aunque en el fondo sigo estando convencido de que buscamos fundamentalmente que nos hagan sentir, como vengo diciendo desde el principio de este escrito.

He repetido más veces de las aconsejables que este es un juego de caprichosas, tanto como el impulso que nos guía en la vida para elegir quienes han de ser nuestros amigos o con quien deseamos compartir nuestra vida o fundar una familia. En definitiva, son procesos que probablemente tienen mucho de científicos, pero tanto o más de desconocidos para el ser humano. El día que sea posible racionalizar la atracción que sentimos por alguien, o encerrar su secreto en un fármaco para conseguir atraer a quien queremos (como aquellas pócimas secretas legendarias de la literatura de ficción), Gran Hermano dejará de tener sentido. En realidad nuestras vidas ya no valdrán nada.

Hasta entonces, yo elijo seguir viviendo, lo cual es sinónimo de seguir sintiendo. Y qué mejor manera de celebrarlo que ofreciendo mi a quienes más me hicieron sentir en los últimos cuatro meses.

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