Hacer una cosa y pregonar otra

telecinco.es 03/11/2009 08:30

Dice Aristóteles: "Cuanto más nos inclina la naturaleza a los placeres, tanto más propensos somos a la licencia que a la decencia". Ajustando un poco la definición de licencia (abusiva libertad en decir u obrar), podríamos decir que Arturo e Indhira han perdido el recato entregándose al placer, luego están siendo licenciosos.

Esto puede ser visto mal o no, dependiendo del espectador. Lo mismo que sucederá entre sus compañeros de encierro. 'Maricarol' parecía escandalizada el otro día, cuando la pareja se daba placer bajo las sábanas dentro del ataúd, aunque ya sabemos de su tendencia a la exageración cómica. También algunos de nuestros amigos andan escandalizados por la licenciosa actitud de esos dos concursantes.

Me llama la atención que en ocasiones anteriores apenas hubiera críticas por esto mismo. Recuerdo a Piero y Melania (GH IX) bajo las sábanas, y Rodrigo cambiando de habitación para no escucharles. Entonces se acusaba a este último de celoso en lugar de censurar la actitud de la pareja. También vi más vítores que críticas cuando Dani 'Sucio' le hizo algún trabajo manual a Laura (GH VIII) bajo una manta estando en el salón delante de un par de compañeros. Parece como si unos tuvieran licencia (permiso para hacer algo) para perder la decencia, mientras que otros no.

Ayer terminaba mi escrito apelando a la dicotomía entre sexo y amor, referida a la pareja del 'españamequiere'. Hoy quisiera abundar un poco en ello, pero antes me gustaría comentar algunas otras cosas. Primero de todo quisiera recoger una observación que nos habéis hecho algunos amigos y me ha parecido razonable y de interés. Se nos dice por parte del programa que no podrán optar a la repesca tres concursantes, cada uno de ellos por distintas circunstancias. El caso de Gonzalo parece incuestionable tras ser expulsado por el programa. Lis abandonó voluntariamente y no tendría sentido dejar que se volviese a incorporar mediada la partida, según el paralelismo que ayer hice con un jugador de póquer. Por último, Ángela no consiguió entrar efectivamente en el juego al haber fracasado en su misión, consistente en no ser descubierta por sus compañeros la relación que mantiene con Laura. Y en este punto viene la polémica, en relación con el caso de Carol.

¿Por qué habría de poder Carol volver a la casa de Guadalix si tampoco logró superar su misión? ¿Acaso no fracasó también al agotarse sus posibilidades de pasar a la casa 11 y no conseguir el apoyo de sus compañeros al enfrentarse a Carolina? Estoy de acuerdo con la tesis repetida aquí ayer según la cual es injusto que Carol pueda optar a la repesca cuando Ángela no puede. Si la una fracasó en su misión también la otra. No veo la diferencia entre la circunstancia particular de ambas. Intuyo que el programa aboga por la vuelta de Carol, quizá porque consideren que tan anodina concursante puede dar un poco de espectáculo al poner en peligro la historia de pareja entre Arturo e Indhira, aunque personalmente tengo la convicción de que nada de eso pasaría.

No me extrañaría que la repesca hubiera sido planteada para facilitar la vuelta de Carol, o quizá en previsión de que saliera Arturo el pasado jueves. En cualquier caso, veo inconveniente que sean tratadas de distinto modo dos concursantes en semejantes circunstancias. Para ese viaje no necesitábamos alforjas, y bien podrían habernos dicho que repescaban a Carol sin necesidad de plantear una situación de desequilibrio como la comentada.

Gerardo es de esas personas que hacen una cosa y pregonan otra diferente. En realidad pienso que su táctica consiste en decir justo lo contrario de lo que hace con el fin de distraer con sus palabras la atención sobre sus actos. Este tuneo de la realidad tiene el inconveniente de que es fácil ser descubierto y entonces los esfuerzos habrán sido en vano. En el resumen de ayer le veíamos decir que no concursa, igualándose en ello a Ángel o Arturo. Este último le expresa primero sus dudas sobre el 'happy-hippie', para finalmente descubrirle cuando el propio Gerardo cuenta su estrategia de intoxicar a los demás por medio de Carolina ("lo que le diga a ella a los cinco minutos lo sabe todo el mundo", dice) o poner a toda la casa contra Hans. "Ahí ya estás jugando", le dice Arturo cargado de todo el sentido común del mundo. 'Geranio' se queda entonces sin saber qué decir.

El madrileño parecía capaz de poner la casa abajo y ser un factor desestabilizante, pero al final se ha quedado en un bluf. Vio la ocasión de aprovechar cierto victimismo, en parte abonado por él mismo al dejarse robar comida, por ejemplo, aunque al final ha tenido la mala suerte de contar como aliada a una de sus principales enemigas. Carolina fue la primera que fue a degüello a por él la noche de la reunificación, pero ahora le defiende. Puede que sea su único apoyo en la casa, quizá junto al de Ángel. Si bien, Arturo o Indhira también sienten cierta simpatía hacia él. Saray no tuvo ayer otra cosa que hacer aparte de discutir con Gerardo, lo cual hace un favor a alguien incapaz de concentrar ninguna atención, de no ser cuando practica el 'tenis air', especialidad aún a la espera de ser considerada olímpica.

Sospecho que la inquina demostrada por Gerardo hacia Hans está motivada por ciertos prejuicios hacia su condición de transexual. No olvidemos que tanto Gerardo como Carolina entraron como reservas cuando ya se había conocido este dato, por lo cual serían al menos tres los concursantes en conocimiento del mismo, ellos dos y Saray. Es la única razón que se me ocurre para justificar que tenga esa obsesión tan manifiesta, hasta el punto de parecer su único objetivo en la casa. No hay conversación en la que desaproveche la oportunidad de desprestigiar a ese compañero, recibiendo a menudo la callada por respuesta.

Lo peor de Gerardo no es que haga lo contrario de lo que dice sino esa inactividad apenas interrumpida para machacar a Hans delante de cualquier interlocutor que se le ponga a tiro. Contrasta tanto esfuerzo e interés en perjudicar a un compañero con la despreocupación mostrada cuando le han robado comida, a lo que siempre respondió que no iba a mosquearse por algo tan nimio. Aún no le he oído argumentar qué ve en Hans aparte de las descalificaciones de rigor, poco o nada clarificadoras. Aunque más que su enervante inactividad me está empezando a cargar su cada vez más afectado acento pijo. Por momentos parece poseído por una caricatura de sí mismo.

Como adelanté antes me dispongo a argumentar las razones por las que veo amor en la relación entre Indhira y Arturo. Durante siglos el ser humano se ha esforzado por definir el amor y explicar sus confines, probablemente sin demasiado éxito. Está claro que es una actividad de riesgo, como bien nos decía Stendhal: "El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio". En ese precipicio se encuentra esta pareja, o quizá más bien en una montaña rusa cuya pendiente más inclinada ha sido el momento en que se han descalificado gravemente y la más esforzada subida la semana que Carol se interpuso en su camino.

Dice el filósofo George Santayana:

La posesión y el placer en perfecta comunión. Relación entre el sexo y la necesidad de elegir alguien con quien estar, un/a compañero/a a quien seguir. Interesante reflexión de Santayana, aunque no termina de resolver la duda sobre dónde está la frontera entre amor y sexo. El sociólogo y periodista italiano Francesco Alberoni ha dedicado mucho esfuerzo y una buena colección de libros precisamente a esta labor. En 'Enamoramiento y amor' o 'Te amo' se encarga con espíritu cuasi científico de clasificar y ordenar los sentimientos e impulsos de la persona para saber interpretarlos como expresiones de amor. Así intenta analizar cómo surge, qué formas asume, cómo se desarrolla, qué problemas confronta, por qué declina o por qué dura.

Si bien Alberoni afirma que no existe todavía una teoría, una ciencia del amor, una erosología o erotología. Ahora bien, sí es posible responder a ciertas preguntas básicas sobre el asunto, como por qué nos enamoramos o si es posible racionalizar ese sentimiento. Según el autor, buscamos el amor por rebeldía: no nos gusta nuestra vida y la cambiamos. Enamorarse es pura rebeldía. No nos gusta lo que hay y sentimos el ímpetu de formar algo nuevo, de crear un nuevo mundo. Esto me hace una especial gracia pues entronca perfectamente con la razón por la que muchos concursantes deciden entrar en Gran Hermano: para cambiar su vida.

El sentimiento amoroso va incluso más allá de la razón: es una fuerza vital que supera tu estrecho sentido común, que te supera a ti como individuo y te transforma en fundador de algo nuevo que no existía. Freud supo explicar muy bien la sexualidad humana pero no estuvo a la altura a la hora de hacer lo propio con el enamoramiento. Según el creador del psicoanálisis, supone un retorno poco menos que estupidizante a la infancia, una regresión. Pero teorías más modernas lo definen precisamente al contrario, como madurez creativa.

Apenas estas líneas recogiendo teorías sobre una ciencia no existente pueden ayudarnos a entender por qué no debemos limitar nuestro concepto del amor como algo idílico producto de un largo proceso. El amor puede nacer lentamente de la amistad o aparecer bruscamente como golpe de ojo o amor a primera vista. Puede ser una infatuación pasajera de pocos días o pocos meses. E igualmente durar muchos años, hasta toda una vida. Puede estar hecho de tórrida sexualidad o de dulce ternura. Puede permanecer como una pasión insatisfecha o desembocar en matrimonio. Puede producir un idilio o un conflicto. Puede apagarse en la monotonía o, en cambio, conservar la frescura vibrante de sus orígenes.

Quien ama y quien desea ser amado, nos dice Alberoni, se formula innumerables preguntas, consciente de que la pasión, los celos, los sueños, los ideales, el erotismo y el amor pueden tornar su vida maravillosa o transformarla en un infierno. La relación entre nuestros dos protagonistas ha tenido momentos buenos y otros un tanto infernales, eso está claro. Aunque lo mejor es que acudamos al diccionario de la Real Academia Española y las definiciones que da de amor previas a la octava, esa que dice escuetamente: "Apetito sexual de los animales".

Algo más inocente es la sexta definición que propone el DRAE sobre la palabra amor: "Blandura, suavidad". Y un poco más precisas las dos primeras, que dicen: "Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser", o "Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear". Por último, mientras que la tercera habla de entrega, la cuarta resulta suficientemente explícita: "Tendencia a la unión sexual". ¿Alguien puede seguir diciendo que no hay amor en esa pareja?

Se me ha ido el santo al cielo y he terminado liado con estas disquisiciones sobre el amor. Mañana intentaré recuperar un poco el tiempo perdido. Solo terminar diciendo que esta noche es la fiesta en la discoteca Kapital de Madrid. El programa convoca a los espectadores que quieran ir disfrazados de Drácula y anuncia que la comida de los concursantes depende del éxito de esa convocatoria. No sé yo si no habrían acertado planteándolo al revés. Es decir, que cuanta más gente disfrazada menos comida tendrán en Guadalix. Sabido es que nos solemos divertir más cuando pasan hambre, lo cual provoca tensiones y discusiones varias. Si esta noche no se ve mucho vampiro por la glorieta de Atocha ya podemos imaginar las razones.