Esto se acaba

telecinco.es 22/12/2015 08:38

Confieso que hoy es uno de esos días que me resulta incómodo escribir. Esto se acaba y quedan pocas cosas que decir. Mañana y pasado tendré el gusto de comentar la semifinal y final, remate feliz de esta edición. Pero hoy, ¿qué queréis que os diga? me resulta incómoda la espera y tengo una triste sensación de despedida. Por eso intentaré pasar un poco de puntillas por este día, como hago siempre en estos casos. Y, como dicen los conferenciantes más pesados, seré breve.

Atrás quedan exactamente 100 días. Como el periodo de gracia que piden los gobernantes, o el tiempo de gestación de un león ("¿Somos leones o huevones?"), y casi justo lo que dura una estación del año (¡el otoño es nuestro!). Si contamos con que la final de finales es mañana esta edición durará 101 días, justo lo mismo que duraron GH 2 y GH 3. Sin contar reencuentros, revueltas o ediciones VIP, hemos vivido pendientes de la casa de Gran Hermano 1.795 días. Casi 5 años seguidos. 43.080 horas. 2.584.800 minutos. ¡Qué barbaridad!

Creo que estoy haciendo cuentas para convencerme a mí mismo de que no debo estar triste porque esto llegue a su fin. Atrás quedaron unos cuantos secretos, algunos propuestos por el programa y otros que nos fueron asaltando sin querer. Sonrío cuando recuerdo aquello de “saluda a nuestra madre” que dijo Carolina y nos convencimos de que era hermana de Quique. O el más reciente enigma sobre si se conocían de fuera Aritz y Han. Aunque para este gato risueño el mayor enigma de esta edición es ¿por qué me hizo siempre tanta gracia Maite?

Ayer repasaba algunos cortes de audio de toda la edición, preparando un ranking de frases para MorninGlory, el programa de Radioset, y no podía evitar la risa cada vez que escuchaba uno con la voz de la mayor de las Galdeano. Todo un misterio, oiga. También fue un auténtico enigma por qué hubo un grupo de concursantes a los que desde el primer día se les calificó de aburridos, poniéndoles la etiqueta de “muebles” sin haber podido ni siquiera demostrar si lo eran o no. Dentro de la casa les llamaron “los de la biblioteca”, como si fuera concepto inconveniente. Más Quiques y menos Susos me pido yo para la próxima edición. Más cabeza y menos músculo. Aunque no creo que sea hoy el día para abrir el apartado de peticiones, tampoco para hacer reproches a destiempo. Ya no importa.

Ni quejas, ni reproches, ni mucho menos peticiones para futuro. Ahora bien, esta edición debe servir para reflexionar y aprender. La audiencia votante es una masa anónima, con mecanismos desconocidos y muchas veces sorprendentes. Imposible esperar nada por ese lado. Pero por parte del programa seguro que lo vivido en estos tres meses largos servirá de aprendizaje. Este es un programa vivo, en constante cambio y evolución. No es por capricho, lo pedimos todos. Ahora toca analizar los cambios que fueron para bien y no tanto.

Por delante tenemos una semifinal y una final de las que no sabemos nada. Nada se nos ha prometido, lo cual resulta inquietante. Ni siquiera los concursantes han sido encerrados, como pasó durante días el año pasado, para redecorar la casa. Solo sabemos que mañana entrarán en la casa unos espectadores para apoyar a los finalistas, que por primera vez serán tan solo dos. Tampoco puedo imaginar el engaño de esta noche, porque los finalistas están convencidos de que esto termina hoy en lugar de mañana.

Ayer pasaron todo el día dándose ánimos pensando que hoy es el día, pero solo lo será para uno de ellos. Estoy deseando ver las caras de los dos que se jugarán mañana el maletín cuando vean que duermen una noche más en esa mágica casa. Muy bien no les va a sentar, pero deberían pensar que son dos privilegiados. Se lo decía el domingo Ismael Beiro, y Paula González les animaba a disfrutar hasta el último minuto. Que el primer ganador y la última (hasta el momento) coincidan en tener tan buen recuerdo de su paso por el programa es toda una suerte.

Tal vez sería hoy un buen momento para repasar la trayectoria de Sofía, Aritz y Niedziela. Pero sinceramente, creo que está de más. A estas alturas está todo dicho, y creo que suficientemente claro. Solo me apetece mandarles mis buenos deseos a los tres. Y que gane el mejor.

Y ahora entro en la sala de confesiones para quedarme un ratito a solas con mis lectores. Es el momento de los agradecimientos. Motivos tengo para agradecer tanta fidelidad. Después de tantos años me sigue sorprendiendo, y emocionando, ver mis modestos escritos muchos días entre lo más visto de esta página web. Es toda una suerte, un placer y una enorme satisfacción.

Gracias también a todos los que me hicieron correcciones casi a diario. Abruma tener tanta colaboración desinteresada. Por supuesto, gracias a Jordina, correctora oficial que cada día repasa mis escritos con amor. También gracias a Xaxu, que está siempre pendiente y nunca falla. Y, un año más, gracias a Montse por sus carteles de cine. Esperando está el último. Nos lo hemos jugado a una carta, lo podrán comprobar tanto si sale publicado como si no.

No puedo dejar de agradecer a mis compañeros (compañeras, más bien) en la web. Es una suerte que ese equipo fantástico siga siendo el mismo, siempre tan genial. Gracias por seguir soportándome. Y por haber seguido dándome oportunidades. Mantengo intacto mi entusiasmo.

¡Ya está bien! Parece esto una despedida y no lo es estrictamente. Más que nada porque GH VIP está aguardando y nos lo vamos a encontrar a la vuelta de la esquina. Unos turrones, alguna que otra copita de cava, y ahí lo vamos a tener. Y habiendo GH aquí estaré, si nada falla.

Moleskine del gato

Ayer Carmen Alcayde soltó la bomba en MorninGlory. Exclusiva de las buenas con Han como protagonista. En la trastienda del Debate, este pasado domingo, Han descubría su verdad. Nos vende su enamoramiento de Aritz y la intención de poder tener una relación con él a partir del momento que salga de la casa, ya sea esta noche o mañana. Pero en realidad está convencido de que eso no es posible. Han tiene asumido que no va a tener una relación con Aritz. No lo dice públicamente, pero sí en petit comité.

Lo más fuerte es que privadamente también confiesa la auténtica razón por la que está apoyando a Aritz. Inocentemente pensé que no quería ofenderle. Achaqué su silencio y complacencia al miedo de que Aritz viera sus intervenciones al salir y pudiera molestarle algo. Eso podría malograr los planes de Han. No andaba tan equivocado, solo que sus planes no son vivir con Aritz sino viajar a Tailandia con él.

Desde hace semanas se prometieron que si ganaba uno de ellos viajaría con el otro, y fabularon con un viaje a Tailandia. Pues bien, nos contó ayer Carmen Alcayde que el señorito Han tiene bien claro lo imposible de su historia con Aritz, pero no renuncia al viaje prometido. Por eso no dice ni una palabra de más sobre él. Nada que le pueda molestar y servirle como excusa para cancelar el plan del viaje. No es interesado ni nada el señorito Han. Va a por su viaje y hará todo lo que pueda para conseguirlo.

Esto del viaje es si gana Aritz, claro. En caso contrario se quedará sin viaje, y si hacemos caso de lo que dice Han, ese puede ser el momento en que empiece a largar. Después de escucharle decir varias veces “polígrafo” en los pocos días que lleva fuera de la casa de Guadalix, me puedo imaginar que nada le va a parar. Han quiere tele y está dispuesto a inyectársela en vena, si hace falta. Al tiempo.

Esta noche tenemos una fiesta, la penúltima de esta temporada. Mercedes Milá nos acompañará de la mano por esta semifinal, camino de la final de mañana. Si algo bueno tiene esto de las dos finales es que hoy la pena es menor porque mañana habrá más.