Adara y Bárbara juntas por fin, aunque no en la final

telecinco.es 02/12/2016 10:06

Dije ayer que sería una noche agridulce para Bárbara si salía Adara, y así sucedió. Bien pensado, se terminó cumpliendo lo de “juntas hasta el final” que ellas mismas recordaban nada más verse en plató. La noche elegida por Bárbara para volver a la casa y pisar por primera vez el plató fue también la que fue expulsada Adara. Última expulsada de la edición, Adara cayó en su séptima nominación. Una semana después de que la audiencia votante decidiese que Pol durmiera en el apartamento con ella, esa misma audiencia la ponía en la calle. Muchas diferencias entre una votación y otra, sin que haga falta decir más. La audiencia es ese juez inapelable que anoche decidió dejar a Adara fuera justo cuando iba a comenzar la recta final. Y, de nuevo, Alain salió ileso. Enhorabuena por ello, y felicidades a los que deseaban esta deriva poco previsible, especialmente por aquellos que llamaron a Adara favorita de la cadena.

El alborozo de Clara en plató tiene algo de inocente, casi naíf. Fuera por tres llamadas o por tres mil, la realidad es que ella salió antes, igual que la mayoría de los que formaron parte del grupo de poder en la casa. De aquellos que se creyeron dueños solo queda Miguel. Bea coqueteó con la bestia enemiga representada por Bárbara y Adara. Alain es un tibio de libro cuyo mayor error ha sido haberse besado con Meri, que es la embajadora de Belcebú en la casa, o algo así. A Rodri ni le cuento por no molestarle, no vaya a tener que levantarse. Suficiente como balance antes de la recta final. Los cinco prefinalistas no podían creer que volviese Alain de la sala de expulsiones. Ni él mismo podía creerlo. Que Adara saliese triunfante por la mínima de su duelo con Clara para caer siete días después ante Alain es uno de esos misterios que hacen este programa imprevisible. He de suponer que es parte de su encanto.

La noche comenzó bien, como ya suponíamos. Plano de Bárbara en el ‘confe’, primero sus piernas y abriendo poco a poco hasta contemplar su rostro iluminado por la ilusión de estar allí de nuevo. Ella llevó la luz a la casa, no solo con el encendido navideño. Visiblemente emocionada, empezó pidiéndole al ‘súper’ que no le hablase mucho porque no quería llorar. Desde la sala de expulsiones, todos los habitantes de la casa pudieron ver a Bárbara encender las luces de la decoración navideña. El jardín se convirtió de repente en un escenario de película, pura magia televisiva. Luego entró en la casa con un saco de regalos, cual Papá Noel. Y siguió encendiendo luces. Imposible no sucumbir ante el simbolismo de Bárbara iluminando la casa a su paso. “Que la luz brille siempre para ti, papá”, dijo al apretar la primera seta para proceder al encendido. Bonita dedicatoria que nos emocionó a muchos. Tenía que ser ella la que pusiera la emoción a una gala que no había hecho más que empezar.

Luego vino el momento de los regalos. “A Bea el pequeñito por lo mala que es. A Adara pequeñito, pero intenso, por lo buena que es”, decía esta reina maga que no se calla ni queriendo. El pequeño regalo de Adara viajó con ella a plató y era de Pol, que fue a comprarlo con su madre, según propia confesión. Se trataba de un anillo de plata con una piedra en forma de corazón. El anillo es horroroso, aunque me imagino que Adara valorará la intención.

Un poco más tarde pude imaginar al joyero temiendo por una pronta devolución, una vez que Adara pudo ver cosas de esas que un concursante se pierde por estar dentro de la casa. Aunque algunos digan que solo ellos pueden opinar de lo sucedido porque lo han vivido, nos enteramos más desde aquí fuera. La información de que la suegra participó en la elección del regalo, lo cual tal vez explica que fuera de tan dudoso gusto, fue un recurso de Pol para evitar que Adara le lanzase el anillo a la cabeza al ver las perlas que soltó en plató la buena señora.

Nos merecíamos escuchar a Bárbara sin ruido de fondo. Siempre he defendido que el público en plató se exprese libremente, como en un foro romano. De ahí a consentir ese runruneo constante de aplausos y abucheos hay un trecho. No beneficia al espectáculo una banda sonora repetitiva, que impide diferenciar una situación de otra porque siempre es lo mismo. La presencia de representantes e hinchadas de los concursantes en plató convierte eso en una especie de concurso donde se premia al más ruidoso. Me pueden llamar antiguo, pero prefería cuando en ese plató estaba mal visto celebrar una expulsión, por ejemplo.

Aunque añoro más poder escuchar a los concursantes enfrentarse a su paso por la casa dando explicaciones sin ser permanentemente interrumpido por pitos y palmas, como en los toros. Y la fila cero de reventados, exconcursantes afectados por ese cainismo tan característico de este programa, debería ser conminada a hablar solo cuando se les dé la palabra. Ni gritando, lo cual no se le da mal, pudo Bárbara explicarse tranquilamente anoche. Su entrevista, aplazada y pendiente desde hace casi un mes, sería el preámbulo de una noche de final incierto e inesperado. Bárbara y Adara se habrían de fundir en un abrazo antes de comenzar la entrevista más interesante de la edición.

Con un respeto reverencial por los concursantes que quedan en la casa, entre los que saldrá un ganador siempre digno y merecido, anoche se respiraba en plató ambiente de final adelantada. El duelo entre Clara y Adara lo había sido en la anterior expulsión (lo de Simona fue un mal sueño), y anoche lo vimos completar con una entrevista en la cumbre. Adara se enfrentó con sinceridad al momento, sin ocultar en ningún momento su estado de ánimo ante lo que veía. Sobre todo, no pudo disimular su sorpresa en varias ocasiones. Especialmente viendo a Pol tonteando de forma evidente con Miguel en el apartamento, y con las imágenes del casting de este ‘retorcedor’ de parejas.

El vídeo de Miguel y Pol en el apartamento sirve perfectamente para ilustrar la respuesta cuando en un futuro alguien pueda preguntar por qué echamos al cuchufleto en cuanto Clara nos puso esa opción en bandeja. Jorge Javier le había preguntado a Pol, antes de que entrase Adara a plató, si tenía el “culillo un poco apretado”. No tengo curiosidad sobre eso, pero razones tuvo para estar preocupado, especialmente al ver la cara de Adara después del vídeo en el que el apartamento parecía una sala de esas para despedidas de soltera, con chicos malos de calzón apretado y cadera suelta.

Ayer supimos que Pol no es bueno para recordar fechas. “Eso es de la primera semana”, “de eso hace ya cuatro o cinco semanas”, decía atribulado. Me temo que a Adara le importaba de cuando fueran las imágenes lo mismo que al público. O sea, nada. Su paso por la casa es indefendible, lo mires por donde lo mires. “Si vienes a casa mi madre te va a tratar bien”, dijo después. Y seguramente Adara no podía apartar en ese momento de su mente las imágenes que acababa de ver, con la buena señora diciendo que hubiera preferido a Pol liado con Miguel antes que con ella. Adara no se dejó influir por la presencia de Pol a su lado. Los que la han pintado como celosa obsesiva, capaz de montar un pollo a su novio si habla con la camarera de una discoteca, no son capaces de ponerse en la piel de alguien que se ha sentido burlada, y con razón. “Me siento vacilada, que se han reído de mí”, decía Adara. Correcto.

Adara nunca anuló a Pol. Al contrario, él siempre fue a su bola, nunca se portó bien con ella. Más cercano siempre al enemigo, Pol no se puso del lado de Adara hasta que salió nominado. Ignoro lo que hubiera pasado si no llega a salir a la palestra. Ella le dio infinidad de oportunidades sin que aprovechase ninguna. Quiso estar en misa y repicando, hacer vida independiente de día y meterse en su cama por la noche. No me lo invento, se lo propuso de forma directa y sin ambages. Si Adara es celosa obsesiva por no aceptar tan humillantes condiciones yo le doy la enhorabuena por ello. Hay ciertas obsesiones que pueden ser necesarias. Es solo una cuestión de dignidad. También de salud mental.

Bastante templada vi a Adara anoche. Que solo dijera de Miguel que lo suyo ha sido “juego sucio” y le calificase después de “mala persona” es buena prueba de ello. Lo dijo, además, sin gritar y evitando ese silabeo que en ella significa gran enfado. Cuanto más enfadada está más silabea. En todo caso, ver a Pol derretido a su lado, intentando hacerse perdonar todos sus errores y los de su señora madre, desmiente lo que tanto han repetido sus enemigos sobre que no se lleva a nadie tras su paso por el programa. No solo se lleva a Pol, al menos durante el tiempo que permanezcan juntos, que soy incapaz de prever. También Candelas apoyó anoche a Adara, y lo hizo de la mejor forma posible: intentando tranquilizarla. Me hubiera gustado escuchar a Pablo en lugar de tanto ruido y aspaviento de Clara, porque nuestro gofrero preferido también estaba con Adara. Y en la casa sigue Meri, última esperanza blanca de que pueda ganar esto alguien que no perteneció nunca al grupo mayoritario. Bárbara es su otro yo, por lo que ya me salen razones más que suficientes para llamar ciegos o mentirosos a los que dicen que Adara no tiene a nadie.

Adara demostró anoche por qué ha sido favorita de muchos para ganar esta edición. Respetuosa y generosa en su despedida de Alain en la sala de expulsiones, y después en su despedida de la casa desde plató. Dijo bien Meri: “Has demostrado lo que eres: una señora”. Tras la gala, Miguel andaba pesaroso sin responder a las preguntas que le hacían sobre sus razones para estar de esa manera. Ya les respondo yo: le fastidió no merecer ni el más mínimo comentario de Adara. Además, Adara al salir se ha llevado el botón del victimismo. ¿Qué hará ahora Miguel? Respondiendo a Jorge Javier estuvo sincera y alegre, nerviosa por la situación, pero sin perder un ápice de su personalidad.

Precisamente ha sido la personalidad de Adara lo que a muchos logró conquistarnos. Considero una anécdota si era más o menos trabajadora en la casa o si se afanaba en hacer un buen papel en las pruebas. Fijarse solo en eso es hacer una lectura torpe y ridícula de este programa. Adara siempre fue ella misma, sin miedo a perder, poniendo por encima sus convicciones al juego. Tal vez no haya sido buena jugadora, pero como concursante hay pocas joyas como ella. Respetando la decisión de la audiencia, que es soberana y se pone el moño cuando y donde le da la gana, considero que Adara y Bárbara han tenido más categoría de ganadoras que nadie en esta edición. Sin ellas el panorama se me antoja desolador. Sinceramente, no sé de qué habríamos estado hablando todo este tiempo.

Ahora quedan unas cuantas dudas que resolver y poner punto final a esto con la gran final. Las dudas son más de las que cabría desear. Por ejemplo: ¿Cuándo y cómo se abrirá El Club? ¿Por qué se dijo que para ganar haría falta pertenecer al mismo? Hombre, teniendo en cuenta que previsiblemente quedarán tres finalistas para el último día, si se abre entonces ellos serán sus miembros. La idea de El Club ni siquiera parece que estuviera bien calculada hasta el final, o yo me he perdido algo. Al menos Meri lo conoció ayer, cosa que tenía a deseo. Ella era la única que no había estado allí, aunque le duró poco la alegría. El Club quedó cerrado temporalmente. Propongo que al terminar esta edición sea destruido y espero logremos borrarlo de nuestras memorias.

Una duda más: ¿Si gana Bea se llevará el premio completo o su parte proporcional desde su regreso? Recordemos que fue expulsada por la audiencia, por lo que se convertiría en la primera repescada en ganar el concurso. Cabría esperar que los dos menos votados esta semana fueran Rodri y Alain, el que anoche fuera verdugo de Adara. Pero como Gran Hermano es imprevisible no me atrevo a apostar por ello. No obstante, en mi final están Meri, Bea y Miguel, mucho más merecedores de llegar hasta ahí que los antes señalados. La historia de esta edición se parece a GH 11 en que aquella también fue una edición fantástica con una final horrorosa. Si gana Bea, como muchos piensan, será una especia de crossover entre GH 11 y GH 12. A esta otra edición se parecería en el perfil de la ganadora. Que el share nos pille confesados.

Moleskine del gato

¿Qué más puede salir mal? ¿Que Rodri pase un día entero sin tumbarse? ¿Qué resurja de sus cenizas la peluca de Miguel? En realidad, Miguel tiene un as en la manga. Un bisoñé, quise decir. No sé si recuerda el lector que tenía dos y solo quemó uno. Es un pillín, y le veo capaz de presentarse en la final de nuevo con tupé. Y otra pregunta más: ¿Tendré que devolver ahora todo el dinero que decían me había dado Telecinco por defender a Adara? En otros tiempos eran los familiares de concursantes quienes supuestamente se veían con este gato en oscuros bares para hacerme entrega de importantes coimas para hacer a un concursante ganador. Es que me parto y me mondo.

Lo bueno de que ayer saliera Adara es que se ponen en ridículo tantas acusaciones de tongo. He leído miles de comentarios acusando a Telecinco de tener un favorito. Absurda idea que demuestra un desconocimiento absoluto de cómo va la cosa. Trabajar o colaborar en esta casa y querer que ganase Adara te convertía en miembro de un ejército adiestrado para conseguir ese objetivo final. Como si no tuviera cada cual derecho a opinar lo que le venga en gana. Es siempre lo mismo, y cansa. Cansa mucho. También me alegro porque se rompe así una preocupante tendencia de que terminase ganando mi preferido, mejor dicho, preferida. Ya era hora. Tantos años ocurrió lo contrario que no he logrado acostumbrarme.

Eso sí, el próximo año acusaré a mi más odiado concursante de ser favorito de la cadena. A ver si así…