Alejandro Nieto: "Aquí falsos somos la mayoría"

telecinco.es 25/02/2016 09:46

Lo de Alejandro no es quemar las naves sino incendiar su propio piso con él dentro. Ha despertado la fiera y no hay quien lo pare. Si sale esta noche lo tendrá Jordi calentito en la silla de entrevistar al expulsado. Si no sale es imposible de prever lo que hará. Su particular venganza puede ser espectacular, con el culo abrasado por llamas que prendió él mismo y el ánimo soliviantado por la traición de Carlos. Así lo ve él y ha necesitado esta situación para apuntar y disparar a todos lados. Lo hizo anoche hablando con Belén y Charlotte.

Alejandro empezó contando el momento en que conoció a Liz y de ahí fue a degüello a por todos. Con la bazuca en la mano y munición mojada, porque tampoco tiene tantas cosas en contra de tanta gente. “Aquí falsos somos la mayoría”, dijo en un momento a modo de confesión. También como acusación. Y es que Alejandro está en ese peligroso momento en que todo le da igual. Eso le convierte en un concursante extremadamente valioso. Un diamante capaz de rayarlo todo al tiempo que es extremadamente quebradizo. Alejandro ignora el peligro porque ahora mismo todo le da igual. No está para matices, solo ve bultos y sombras a los que disparar sin tregua alguna.

El grado de inocencia de Alejandro es sorprendente. Que esta madrugada haya podido confiar en Belén largando lo más grande sobre propios y extraños es muestra de ello. Tiene presente sus limitaciones al mismo tiempo que confía en sí mismo. Por eso repite de forma frecuente aquello de: “Yo no soy tonto”. Igual que el lema de una conocida cadena de tiendas. Ha cargado con el equipamiento de guerra por Carlos, aunque desde el jueves pasado desconfía de todos al haber sido nominado por la audiencia. De hecho, esta madrugada ha sido más hiriente con otros compañeros, especialmente Laura.

“Pasé de ella olímpicamente”, relata Alejandro y un poco más tarde dibuja el panorama de su relación con Laura: “Una niña que tiene novio, viene a despertarme, me pide caricias, hay miraditas… yo me doy cuenta rápido”. Luego habla de los afines a esta compañera: “Raquel la defiende, pero se está empezando a dar cuenta de cosas sobre ella”. Y valora el tema familiar de la concursante, que es lógico vea Alejandro desde el prisma de su amigo Javier. En otra de sus ráfagas indiscriminadas cuestionaba la lumbalgia que ha tenido a Raquel exenta de la última prueba. No era la primera vez que lo comentaba. “Si no puedes hacer la prueba por la lumbalgia tampoco puedes estar aquí cocinando”, decía Alejandro.

Con toda su inocencia, Alejandro le ha dado a Belén unas cuantas claves sobre las nominaciones. Gracias a eso sabe que Laura tiene intención de nominar a Rappel. También Sema, o al menos eso dice el míster. Belén, por su parte, quiere nominar directamente a Sema. Como decía ayer, una ventosidad puede costar una nominación directa. No olvidemos que esta confianza máxima de Alejandro con Belén llega un día después de que ella se posicionara en su contra, deseando que sea expulsado hoy. “Lo tuyo lo entendí, pero lo de Sema no”, decía esta madrugada Alejandro, sin explicar por qué. Le hubiera valido cualquiera, estoy seguro de que si Carlos se acerca a él anoche para tenderle la mano se hubiera desahogado con él. ¡Ays!

Ver a Alejandro como un desatado kamikaze es todo un espectáculo. Contenido durante mucho tiempo, ahora vemos al auténtico. Esto es Gran Hermano en estado puro, auténtica realidad televisada. Piense lo que quiera el lector, agradezco mucho la maniobra equivocada de Carlos con Alejandro. Le ha hecho el enorme favor de que podamos conocerle en su salsa, sin filtros y sin frenos.

“Tú no ves que el ‘nota’ ha liado unos espectáculos enormes, y luego habla como si nada”, decía Alejandro sobre Carlos. “Lo he tapado porque era mi amigo”, añadía. Luego hablaba de otros detalles y cómo a veces el presentador utiliza a sus compañeros. Y entonces me acordé de la primera semana de concurso, cuando Carlos pedía a Alejandro que comunicase a Rosa que debía irse de la cama al lado de la suya. A Alejandro le ha costado darse cuenta de algunas cosas.

Es imposible detallar toda la conversación. Más de dos horas desenfrenadas. La madrugada en la que Alejandro perdió (solo a medias) la inocencia y no tuvo reparo en decir todo lo que no hubiera dicho si no estuviera pasando su peor momento desde que comenzó el encierro. Nominado por la audiencia, traicionado por Carlos y desposeído de la inmunidad por una decisión injusta e incomprensible del programa. Por cierto, ayer me apuntaban sobre esto otra irregularidad generada por la propia decisión de anular el privilegio de la inmunidad. Si una condición para superar la prueba era utilizar todas las apps al menos una vez y la que da la inmunidad está anulada no se han usado todas, por lo que no habrían superado la prueba.

Cualquier otra cosa que comente ahora queda pequeña al lado de la gran noche de Alejandro. Pero tengo que ir a otras cosas. En el Límite de este martes veíamos a Carlos preguntando a Rappel sobre su vida sentimental. No era la primera vez que el tema ha sido tratado en la casa. Recuerdo una pregunta de Liz sobre su sexualidad con la que me pareció ver incómodo a Rappel. Incómodo con toda lógica, he de decir. El propio Carlos ya habló con Rappel sobre ello comenzando en tono de broma. Fue durante una fiesta y Carlos vio que el adivino llevaba un pelo en las gafas. “¿Has estado con alguna rubia? ¿Te has comido a alguien? ¿Es tuyo?”, preguntaba Carlos. Rappel respondía: “Ha estado durmiendo aquí en mi hombro Lucía”.

Rappel seguía la conversación deshaciendo un entuerto. “Lo digo porque tu mujer te puede estar viendo”, decía Carlos. “¡Uy, no! Si yo llevo separado de mi mujer veintisiete años”, confesaba Rappel. Carlos le preguntaba entonces: “¿Y no has rehecho tu vida? ¿No tienes amigas?”. “Tengo amigas, pero pareja no. Puedo llevar pelos de rubia, morena o pelirroja. Me da igual”, contestaba Rappel. “¡Para que luego digan de la edad!", bromeó Carlos, y Rappel remataba la conversación confesando su tren de vida: “Yo soy muy cachondo. Salgo todas las noches en Madrid. Montones de amigos que me lo paso muy bien. No quiero complicaciones. Me gustan más… rollitos”.

He recordado esta conversación que ahora transcribo por esa otra charla, más breve, que mencionaba al principio. En este caso coincidía Rappel con Carlos en el jardín y preguntaba este: “Tú claro, como no tienes novia… no echas de menos a tu novia, ¿no?”. No sabría desentrañar el rostro de Rappel, si era más de ironía o desagrado. “¿O tienes? Ah, no quieres contestar a esa pregunta”, seguía diciendo Carlos, que seguramente recordaba en ese momento la conversación que acabo de relatar. Aunque posiblemente no lo recordaba con precisión, porque Carlos seguía así la conversación: “Pero no tienes el corazón ocupado”. “Hombre claro. Gracias a Dios, soy muy feliz”, respondía Rappel. “Lo llevas en secreto, porque nadie lo sabe, ¿no? ¿Llevas tiempo?”, preguntaba de nuevo Carlos. Rappel aparentaba estar incómodo de nuevo, pero parecía dispuesto a hablar por fin: “¡Puff! 30 años. 28… 29”. “Pero tú cuánto hace que te has separado”, insistía Carlos. “Pues eso, hace ahora… eso, 28 años. Me separé, me enamoré y sigo enamoradísimo”.

Resumía después Rappel su historia sentimental de esta manera: “Yo estuve casado 18 años, luego me separé, me divorcié, y la persona que ocupa mi corazón lleva conmigo... 28... hace 29 años”. “¿Conviviendo?”, pregunta Carlos. “Teniendo una relación muy bonita”, responde Rappel sin dar más explicaciones. Imagino yo que si llega a responder esta última pregunta igual da más pistas de las que le apetece dar, y está en su derecho de no hacerlo. También está en su derecho de contar una historia diferente cada día, si le place, pero eso no me quita a mí el gusto de hacerlo notar. Y es que entre estas dos conversaciones de Carlos y Rappel ha pasado aproximadamente un mes, y en ese tiempo ha cambiado bastante la versión.

Insisto en que es simple curiosidad. También influye que repare en esto que el día de ayer, salvado por Alejandro de madrugada, haya sido tan plano en la casa que no sea capaz de destacar absolutamente nada entre lo ocurrido, porque hablar de la extraña partida de cartas entre las 'visillo' y el propio Alejandro da pereza infinita. El caso es que hace un mes Rappel contaba que le gustan más los rollitos (más que las relaciones firmes, se supone) y dibuja su propia vida en trazos gruesos hablando de salidas nocturnas diarias, lo cual explica que hoy pueda llevar un pelo de rubia y mañana de pelirroja. La afirmación clave en aquella conversación fue esta que repito: “Tengo amigas, pero pareja no”.

Sin embargo, ahora Rappel cuenta que una persona ocupa su corazón desde hace casi tres décadas y con quien tiene una relación muy bonita. Hombre, no hay que ser muy astuto para ver que entre no haber rehecho su vida, que dijo entonces, y llevar tanto tiempo con una relación muy bonita hay todo un mundo. Ignoro si decía la verdad antes o ahora. Tampoco está obligado a hacerlo y puede que no responda a la realidad ninguna de las dos versiones. Sí confieso que en la primera le vi respondiendo sin mayor inconveniente mientras que ahora no parece encantado de compartir ciertos aspectos de su vida con Carlos. Y es que el presentador se ha convertido en su bestia negra, el gran enemigo a abatir. ¿Qué es eso de llamarle ‘míster Robin’? Me parto.

Casi toda la casa acompaña a Rappel en su sentimiento 'anticarlista', por así decirlo. No soy capaz de dilucidar por qué, pero el martes todos se revolvieron contra Carlos. Aprovechando su inesperado ataque a Alejandro, posiblemente interpretando que iba a verse aquí fuera como una traición, se formó consejo de guerra esa misma madrugada en el dormitorio de los pájaros. Todos contra Carlos de forma despiadada, lo cual contrasta del todo con algo dicho por el propio Rappel esa misma madrugada, un poco antes de ese aquelarre.

Decía Rappel que no pueden todos ir contra un concursante porque entonces la audiencia se pone del lado del débil. Se preguntará el lector la razón por la que siendo consciente de eso participaba Rappel en el aquelarre contra Carlos, siendo tal vez quien más leña echaba al fuego. Sucede que Rappel tiene el foco mal puesto, igual que le pasa a Alejandro. Ambos ven la realidad mirando un espejo que refleja su propia figura en primer plano. El resto de la realidad está detrás, más o menos desdibujada. Por eso Rappel piensa en él mismo cuando dice lo que dice. No cree que todos deban ir en su contra porque lo harán ganador. Carlos no entra en su plano de realidad. O solo lo hace para que lo puedan quemar en la pira. Virtualmente, claro está.

La expulsión de esta noche, tanto como las nominaciones posteriores, se me vuelve a antojar como importante. Que salga Rosa o Alejandro hará que estemos condenados a hundirnos en el aburrimiento que aporta la colaboradora de Sálvame o podamos disfrutar el dulce momento que pasa Alejandro, en plena combustión espontánea, con la metralleta calada entre los dientes y unas ganas tremendas de revancha. Esta vez, más que nunca antes en la historia de este programa, maldeciré a la audiencia si expulsan a Alejandro. Imposible que tengamos en esta edición una oportunidad de oro como esta para ver cómo culmina la evolución de este concursante, una de las más interesantes que he observado en mucho tiempo.

Solo por la frase que utilizo como título de este escrito Alejandro me parece ahora mismo un personaje fascinante, el más interesante dentro de esa casa. Déjenme que disfrute repitiéndola: “Aquí falsos somos la mayoría”. ¡Qué grande! Imposible resumir todo esto con tanta precisión como síntesis. Y es que el míster no es nada tonto, como él mismo repite, lo cual no es tampoco una buena señal. El martes era el único en interpretar que hubo sorpasso en los votos. También intuyó quiénes harían los otros alegatos después de ver a Javier contra Laura. ¿Y quieren echar ahora a Alejandro? ¿Precisamente ahora? Me pinchan y no lo siento.

Moleskine del gato

Esta noche tenemos una fiesta. Lo digo con todas las letras y abiertamente. Otra vez tengo ganas de Gran Hermano. Jordi González nos conducirá por una gala que vivirá una expulsión importante y las nominaciones que más expectación han generado en mucho tiempo. No me podrán decir que el menú es poco apetitoso.

El interés en torno a las nominaciones, que serán una vez más “a la cara”, es múltiple esta vez. ¿Irá la nominación directa de Belén a Sema por un pedo? ¿Laura y Carlos cumplirán su intención declarada de no nominarse? ¿Le dará puntos Laura a Rappel? ¿Y Sema? ¿El ‘clan del visillo’ irá a por Carlos y las ‘cuñis’? Puedo asegurar que no lo digo por hacer promoción de la gala, que no le hace falta alguna. Es que estas nominaciones se presentan muy interesantes. La casa puede arder esta noche. Y si eso sucede ya sabemos quién será el pirómano. Si no lo expulsan antes. En fin.